Las redes sociales se han convertido en un medio de comunicación que año tras año incorpora más personas a la red y permite comunicarse de forma inmediata con familiares y amigos a través de distintos países, tal como lo denominó Marshall McLuhan en 1989 como ‘Aldea Global’, años atrás de desatar todo ese furor digital que no deja ajeno a nadie, sin discriminación alguna de raza, sexo o estrato social.
Sin embargo, esta posibilidad ha traído un montón de consecuencias que se representan también sin discriminación y como un atropello constante al buen uso del idioma, tal como se ve a diario en whatsApp, Facebook, Instagram y Twitter, por solo mencionar las más descargadas del mercado en ‘Appstore’ y ‘playstore’.
Tengo que admitir que hago parte de esa generación que es odiada por los nacidos entre los 70 y 80 y casi que ignorada por quienes han visto la luz en el nuevo milenio. Alcancé a vivir sin computador, pero también tuve de esos que tenían un ‘morro’ gigante atrás, luego los de pantalla plana que parecen un cuadrito, pero también Smartphone, iPad, tablets y seguro hice parte de ese selecto grupo que platicó con sus amigos por Windows Live Messenger, poco después de que el correo electrónico era considerado una maravilla.
Con esa llegada del Messenger, llegaron los hoy conocidos como ‘emojis’ (emoticones para la época), que se escucha como si fuera hace mucho, y no, tan solo son quizás unos 10 u 11 años atrás en el tiempo, pero ahí fue donde empezó esa costumbre tétrica de recortar palabras, omitir letras, completar los mensajes con muñequitos y empezar a escribir de la manera más inexacta, lo cual no importaba desde que se entendiera.
Desde entonces, hemos tenido que soportar la última década con “Ola” (sin h) y no de mar, sino de saludo, con la ‘Q’ o la ‘K’ como diminutivos inventados de ‘qué’, sin saber si es ‘que’ o ‘qué’, peor aún, a veces usan un extraño y particular ‘Khé’ , que parece traído de otro lenguaje que no tiene nada que ver con el nuestro.
Así que pensando en eso, hace unos días me encontré con un ‘meme’ en Facebook, donde decía “Todos tenemos ese amigo que se la pasa corrigiéndonos la ortografía”, y sí, yo soy ese amigo –Así lo compartí en un estado de mi WhatsApp- , y recibí todo tipo de comentarios, que soy muy cansón con eso, que no hay que prestarle atención siempre a la ortografía, si finalmente se entiende el mensaje que se quiere dar, o simplemente “Jajaja”, reconociendo que hago eso siempre, pero bueno, ¡hasta me dieron las gracias!, y me felicitaron por esa labor.
Entonces en ese momento me puse a pensar que todos los días hay un montón de tendencias en la red, y claro que hay gente que escribe muy bien, otras que no tanto, pero si todos intentáramos respetar las mínimas reglas del lenguaje y eso se volviera tendencia, las mismas redes causarían que quienes por diferentes razones cometen errores de manera inocente, se contagien del buen uso de la palabra, y en Facebook, Twitter, Instagram y WhatsApp siguieran creando ‘memes’ y cadenas de buena o mala suerte –pero bien escritas- estaríamos contribuyendo un poco para la protección del buen uso del lenguaje y las generaciones futuras nos agradecerían de alguna manera, no tener que escribir ‘a la moda’ Ola sin h, sino que seamos todos los que habitamos la red quienes volvamos tendencia y la moda sea escribir bien en redes sociales.
