Desde hace años, Pijao Editores ha venido reconociendo a sus autores por la importancia y compromiso que han tenido en el desarrollo de nuestra casa editorial. No en vano, han sido ya destacados para nuestro comité editorial, Eduardo Santa, Eutiquio Leal, Héctor Sánchez, Benhur Sánchez, Carlos Orlando Pardo, William Ospina, Jorge Eliécer Pardo y Jorge Valencia Jaramillo. En este 2024, los seleccionados son el escritor de 'La lanza de Calarcá', Andrés Francel y el histórico, represetante de la primera generación, Hugo Ruiz, autor de 'Los días en blanco', a 10 años de la edición de su novela y 16 de su muerte. Estos dos personajes pijao del 2024, se han caracterizado por su calidad en la narrativa y el orgullo con el que han representado a Pijao Editores.
¿Quiénes son?
Andrés Francel
Andrés Francel, Ibagué, 1980. Posdoctor en Arte y Arquitectura (Universidad Central de Venezuela), Doctor en Historia (Universidad Nacional de Tres de Febrero, Argentina), Magister en Historia (Universidad Nacional de Tres de Febrero, Argentina), Arquitecto (Universidad de Ibagué), bachiller del Colegio Nacional de San Simón, educación primaria en el Nuevo Liceo. Profesor titular de la Universidad del Tolima. Director del programa de arquitectura (2017-2018), jefe del departamento de arquitectura y diseño (2019), Decano de la Facultad de Ciencias del Hábitat, Diseño e Infraestructura (2020-2024). Creador y director de la Maestría de Urbanismo (2020-2024). Creador y director de la Revista B33 Arquitectura y Urbanismo (2015), del Simposio Internacional en Arquitectura, Diseño y Urbanismo (2019), del Laboratorio de Prototipado Tridimensional (2022), el Laboratorio de Realidad Virtual (2023) y del Laboratorio de Estudios Urbanos (2024). Coordinador del Grupo de investigación en Historia, Arquitectura, Urbanismo y Diseño (desde 2014) y coordinador del semillero de investigación en Historia de la Arquitectura y el Urbanismo de Ibagué (desde 2015). Creador de las biciclases de historia de la arquitectura y el urbanismo (2014), productor de contenido audiovisual sobre historia de la arquitectura, el urbanismo y el diseño, miembro de la Academia de Historia del Tolima, de la Sociedad Colombiana de Arquitectos y guía oficial de los Bicipaseos Patrimoniales de la Fundación Entándem. Fue profesor de la Universidad de Ibagué (2012-2013), Universidad Antonio Nariño (2012-2013), Corporación Unificada Nacional de Educación Superior CUN (2007- 2012), investigador de la Escuela de Cadetes de Policía General Francisco de Paula Santander (2012), diseñador y constructor independiente. Cantante, guitarrista, compositor de 220 canciones, pintor, escultor, poeta y narrador.
60 publicaciones: 27 artículos científicos en revistas internacionales de alto impacto, 20 libros de investigación y creación y 13 ponencias. Ha recibido 30 premios y reconocimientos por sus labores como investigador y creador. Ha publicado Lala poems (2008), Historia Arquitectónica de la Escuela de Cadetes de Policía, General Francisco de Paula Santander, Bogotá D.C., 1937-2012 (2012), Cuatro décadas de arquitectura ibaguereña, 1904-1940 (2013),
Escritos atrevidos (2015), Belén: una mujer, un barrio, una historia. Ibagué 1920-1926 (2015), Filias: simpatías, aficiones y perversiones (2015), Historia y patrimonio de la periferia interior de Ibagué (2017), Las huellas de San Jorge. Territorio y patrimonio (2017), El plan urbanístico Ibagué Futuro 1935 (2017), Territorios cartográficos. Ibagué 1570-1934 (2019), Métodos de investigación formativa en historia de la arquitectura y el urbanismo (2020), Cinco momentos de arquitectura y urbanismo: El Banco de la República en Ibagué, 1925-1992 (2021), La lanza de Calarcá (2022, Pijao Editores), El diseñador de esferas (2022, Caza de libros), Arquigrafías de Ibagué (2023), Atlas urbano de Ibagué (2023), El parque centenario de Ibagué (2024). Además, ha participado como ilustrador en la publicación de La rosa de los vientos (2015), Tres chicos y una iguana (2015), Mi hija me regaló un fantasma (2015)
Hugo Ruíz Rojas
Cruzando los 65 años había ejercido el periodismo en prensa, radio y televisión y fueron bien surtidas sus reseñas, comentarios y críticas en diarios y revistas desde cuando comenzara en los diarios El Tiempo, El Espectador y El Siglo a partir de 1959. Durante esos 48 años fue incluido en antologías de cuento en el país, en España, en el Uruguay y en Alemania y muchas las conferencias dictadas en universidades, sus traducciones al francés o al italiano y decenas de libros leídos para editoriales en España, concretamente en Barcelona donde vivió pocos años.
De todos modos, ahí quedan para sobrevivirle honrosamente sus tres libros como el testimonio de quien se dedicó más a leer que a escribir, generando un lúcido volumen de ensayos, Textos para conciliar el sueño, un más que decoroso libro de cuentos, Un pequeño café al bajar la calle y su más que destacable novela 'Los días en blanco'. No han tenido buena parte de los colombianos la ocasión feliz de leerla y en cuya elaboración invirtió poco más de treinta años. Desde luego que tuvo varias interrupciones en el no despreciable período, pero por fortuna logró terminarla pocas semanas antes de morir. Se trata de una obra con una historia apasionante que vale la pena por la precisión en el lenguaje, la categoría sólida de los personajes y el manejo de los planos.
Su trabajo es prueba fehaciente de su talento como escritor y ensayista, hasta el punto de considerársele desde hace varias décadas como indispensable en el inventario de los autores que sucedieron a la generación de García Márquez. Ahí si existe un escritor de verdad y no de tantos que últimamente improvisan y publican detrás de prestigio y beneficios económicos pero con una irrisoria calidad. Lo claro, finalmente, es que se trata de un intelectual del cual podemos enorgullecernos, así muchos apenas recuerden su pasión por la cerveza persistente pero no su trabajo.
Evocamos el maravilloso e incancelable recuerdo de una larga hermandad compartida entre su disciplinado amor a los libros, la bohemia, los viajes y el trabajo a lo largo de cuatro décadas intensas. Y el malestar que no cesa, la nostalgia que crece y la evocación de su frase de alguien afirmando que morir es simplemente dejar de ser visto. Porque por lo demás sigue latente como si apenas una temporada lo fuéramos a tener lejos mientras que de la manera más inadvertida logremos alcanzarlo.
Pijao Editores