Cuando le preguntaban a Jaroslsv Seifert, Premio Nobel de Literatura 1984, por la poesía checa de su siglo solía decir que Vladimír Holan era el mejor. Y si se le pregunta a Clara Janés si estuvo enamorada de Holan, responde directamente y con una gran sonrisa: "Absolutamente". Y es que la relación del poeta checo y la poeta española no fue sólo una historia de amor literario, sino absoluto.
Así lo siente, y lo confiesa, Clara Janés, quien recuerda que a sus 30 años cayó en sus manos 'Una noche con Hamlet' y su lectura fue como un flecha y el comienzo de una dedicación que se enriquece ahora con la publicación de 'Profundidad de la noche' (Galaxia Gutenberg), un volumen de casi 800 páginas, que recoge una selección de su abundante poesía, algunas prosas, así como la versión íntegra de sus dos libros capitales: 'Dolor' y el largo poema 'Una noche con Hamlet'.
Hija de editores, Clara Janés Nadal estaba acostumbrada a vivir entre escritores, pero cuando leyó la poesía de Holan fue tal su estremecimiento, su impacto, su enamoramiento, que le pidió a Carlos Barral la dirección del poeta checo porque quería conocerlo. "No te va a recibir. No me ha recibido a mí, ni a Gallimard ni a otros editores internacionales", le dijo Barral. En aquel tiempo (años 70) el poeta vivía aislado del mundo, encerrado en su casa, exiliado en sí mismo, pero atento a lo que sucedía en Europa.
"Cuando descubrí a Holan me sentí muy cercana a su mundo. Era como si nos comunicáramos. En sus poemas, que siempre tienen pequeñas sorpresas, brilla la noche. Holan, al sumirse interiormente en las tinieblas, agudiza su visión. La noche es propicia a las pequeñas iluminaciones, a los fantasmas, y las palabras cobran otras posibilidades. Mi forma de escribir cambió desde entonces", dice esta escritora que a los tres años quiso ser astróloga.
Por eso se sintió tan deslumbrada por alguien que vivía en la noche, y no cejó en su empeño de conocerlo. Así que le escribió un poema, titulado 'Amor', y se lo envió. En algún momento su agente se lo tradujo y entregó, y a los dos años recibió una invitación de Holan para que fuese a visitarle a su casa.
"Estuvimos 3 horas y ni siquiera me miró, pero cuando salí de aquella casa me dije que no volvería a ella sin saber checo, y en París me dediqué diez horas al día a estudiar su idioma para poder hablar con él y conocer mejor sus libros". Aquel fue, sin duda, el comienzo de una larga relación más allá del tiempo y el espacio, ya que Vladimír Holan falleció en 1980, cinco años después de aquel primer y definitivo encuentro.
Desde entonces, Clara Janés, que es la décima mujer en la historia de la Academia de la Lengua, ha vivido dedicada a su poesía y a la de Vladimir Holan. Ha traducido y realizado ocho ediciones de diferentes libros del poeta checo, labor que se completa ahora con la gran antología 'Profundidad de la noche', que incluye más de 500 poemas, y aun así, no llega a un tercio de su prolífica producción.
En este volumen, según recuerda Clara Janés, hay poemas de todos sus libros, salvo del primero, 'Abanico en delirio', "que es realmente un delirio y que el propio poeta rechazó". La antología se inicia con 'Sin título', de 1939, cuando el autor ya empieza a encontrar su propia voz, y se incluyen también prosas de algunos libros importantes como 'Coluros' o 'Trapos, huesos y piel'. El apéndice recoge una breve muestra de sus seis primeros títulos, y muestran la evolución de una poesía que nació en el simbolismo y fue evolucionando hacia una visión global del ser.
Clara Janés publicó en el 2005 'La voz de Ofelia', un libro de memorias en el que evoca y recuerda sus encuentros con Vladimir Holan, una especie de contrapunto al libro 'Noche con Ofelia', del poeta checo, publicado en 1973 y que es como una premonición -y así lo siente la escritora- de lo que luego ocurriría entre Clara Janés y Vladimír Holan, autor para quien la poesía, dijo alguna vez, "es lo que queda cuando desaparecen las palabras".
Tomado de El Mundo (España)