Por Natalia Estafanía Botero
El Colombiano
Es concreto, por momentos algunas respuestas a esta entrevista —que amablemente dio por correo electrónico— se leen como un haiku, porque cada frase tiene una carga poética, sutil, un estilo por el que es conocido Takashi Hiraide.
Su primera novela, El gato que venía del cielo, publicada en 2014 por Alfaguara, ganó el Premio Kiyama Shohei. La historia es la de un gato que visita una casa que no era la suya, y con ella, este escritor japonés se convierte en toda una revelación. Como dijo Kenzaburo Oé, Premio Nobel de Literatura: “desde lo más profundo de la poesía, Hiraide crea una prosa nueva”.
¿De dónde surge en usted el sentimiento profundo por los gatos? ¿Qué le significan, qué les ha aprendido?
“Mi esposa y yo encontramos a Chibi, un gato muy particular, y esta ocurrencia cambió la dirección de nuestras vida. Esto fue un acto del destino y el gato se convirtió en nuestro cat fatale. Sí, esto ocurrió en la vida real”.
¿Por qué cree que para la humanidad el gato es uno de los animales más simbólicos?
“Los gatos saben cómo dominar la humanidad. Pero, ¿por qué lo saben? Los seres humanos no pueden conocer lo que ellos saben y ellos nunca hablarán con nosotros. Esta conexión es en sí misma simbólica, ¿no es así?”.
¿Piensa que su energía disminuye cuando un gato no lo mira?
“No, la energía viene a mí cuando miro a su espalda”.
¿Recuerda su primer gato? ¿Cómo ha logrado construir una relación con esos seres tan enigmáticos?
“Mi primer gato fue Belta. La encontré en una casa para turistas en Amsterdam en 1988. Escribí sobre ella en mi libro Postcards to Donald Evans. Belta tenía una habilidad especial de prever el itinerario de los invitados, cómo iban y venían. Chibi llegó a mi casa en Tokio justo después de encontrar a Belta. Fue como una ráfaga para mis sentidos”.
El escritor Gaston Bachelard dice que cuando la llama de una vela se apaga queda encendida en los ojos de un gato. ¿Piensa igual?
“También amo los libros de Bachelard. Él escribió un episodio acerca de Luis Vas de Camões, quien continuó escribiendo un poema después de que la vela se había terminado, bajo la mirada de los ojos de su gato. Bachelard dijo que la llama y los ojos de su gato ayudaron a la escritura del poeta en el microcosmos de su mesa. Sí, Chibi fue otra llama que me ayudó a escribir. O yo escribí su rostro por el destello de sus ojos”.
¿En su literatura tiene un objetivo más allá de contar una historia?
“Básicamente no soy un narrador. Voy cazando un rayo de luz que es lo que debe llamarse como poesía”.
¿Piensa en el lector cuando escribe?
“Sí, pero elijo e imagino uno o dos lectores especiales en cada ocasión. Ellos son escritores o artistas que respeto mucho”.
¿Cómo es su rutina de trabajo?
“Comienzo a escribir tarde y me salto mis entregas. Cada día estoy retrasado, pero consigo adelantar, inconscientemente. Esto significa que utilizó la ´fuerza de emergencia´ cada vez”.
¿Es consciente del momento en el que decide convertirse en un escritor?
“Cuando tenía 14 años, estaba fascinado por la historia de las matemáticas, especialmente sobre el descubrimiento de la geometría no euclidiana y escribí un pasaje en homenaje a Lobachevsky y Bolyai. Quería convertirme en un matemático como ellos, pero mi profesor leyó mi texto en la clase y lo alabó a tal punto de indicar que era un buen poema. Nunca me di cuenta de que había escrito un poema, pero reconocí esta área por primera vez. En ese punto todo cambió y mis calificaciones en matemáticas se fueron en picada”.
¿Qué tanto lo ha influenciado a usted como escritor la cultura occidental?
“Natural y profundamente. Ha habido una cantidad de traducciones desde finales del siglo 19”.
¿Cómo se diferencian en usted el ser del poeta, el del narrador y el del ensayista? ¿Cómo se nutren entre sí estos géneros?
“Me gusta ser capaz de realizar por lo menos dos tipos de escritura al mismo tiempo para un trabajo. En esta novela yo soy el narrador y a veces un ensayista simultáneamente. Estos experimentos están hechos por mí como poeta”.
¿Tiene alguna obsesión al escribir?
“Una de mis obsesiones es la impresión, que incluye el papel, la tipografía, la fuente, etc. La impresión es tan importante como el diseño para mí. Tengo un proyecto llamado Book Archit, en el que se investiga sobre la historia del libro como arte y publicamos nuevos estilos de libros”.
¿Cuál es el rol de los intelectuales en el mundo contemporáneo?
“Me gustaría evitar la palabra rol aunque yo debería ser un intelectual por lo menos en la tarea de escribir para componer el nuevo mundo”.
¿Qué es la memoria para usted?
“El lugar donde puedo encontrar muchas existencias especialmente las de los muertos ilustres”.
¿Qué es el tiempo para usted?
“La idea de que allí puedo encontrar muchos espacios, especialmente el espacio para la Nada”