Por Fernando Torres Salazar
Letralia
— ¿Qué es el Tren de los Poetas y cuáles son sus fundamentos?
—Realmente es un tren imaginario, existe únicamente durante el trayecto de los poetas que viajan en cualquier medio de transporte para llegar a la ciudad y compartir las literaturas del mundo, por eso el tren es un símbolo poético, un paradigma para el ensueño. Y los fundamentos siempre han sido universalizar la poesía, la dimensión creativa de la humanidad, a todos los ámbitos de la sociedad. Los orígenes del proyecto radican en Castilla-La Mancha, territorio quijotesco; el proyecto fue fundado en 2013 como un homenaje a los poetas hispanoamericanos que cruzaron en tren el bando republicano durante la guerra civil española en una muestra de solidaridad internacional. El Tren de los Poetas es el mismo que llevó a Pablo Neruda, César Vallejo y tantos más, aunque ahora transporta hasta la ciudad de Durango en México a escritores de todo el mundo; el sueño continúa en el corazón mismo del país que acogió fraternalmente a todos los refugiados de la república española. Por eso mismo el Tren de los Poetas es un hito cultural con vocación de futuro.
— ¿Cuáles serían las repercusiones culturales y sociales de los vínculos actuales entre México y España?
—En este año 2017 se cumple el cuadragésimo aniversario del restablecimiento de las relaciones entre México y España, es importante destacarlo debido a que los gobiernos van a su ritmo y las sociedades de ambas orillas habitan un mismo pálpito, hay un vínculo muy especial entre México y los distintos pueblos del Estado español que hay que seguir profundizando; en arte y literatura los puentes de conexión resultan de enorme trascendencia y todavía hay mucho que hacer para superar la distancia oceánica. Sólo cabe pensar en la embajada mexicana en Madrid, es un espacio con galerías de arte y la biblioteca del centenario de Octavio Paz, ningún país tiene nada que se parezca en toda Europa. Y me lastima especialmente que por ejemplo a día de hoy el legado de poetas como Luis Cernuda, Pedro Garfias o Emilio Prados permanezcan en un limbo, prácticamente desconocidas sus tumbas, tan ajenos a lo que sucede en Madrid. Y otros desajustes impropios para la altura de estos tiempos, donde exponentes de la generación abstracta mexicana como Manuel Felguérez o uno de los últimos muralistas, Guillermo Ceniceros, sean poco divulgados en España, teniendo un parentesco generacional indiscutible con otros pintores del mismo género en la otra orilla.
— ¿Por qué considera importante el testimonio de los poetas como visión alternativa en el contexto social e histórico en que vivimos?
—En plena globalización neoliberal la poesía representa un bastión de resistencia cultural para la defensa del derecho universal a la vida, a la pluralidad lingüística de las naciones y a la igualdad total más allá de toda frontera impuesta. La literatura es biografía, vida que se escribe, escritura de lo que está vivo, las identidades de los pueblos y las experiencias individuales y colectivas sobre el mundo, los entornos de las ciudades, la naturaleza, el amor. Cada voz poética es una mirada singular, transferencia simbólica al común de los mortales de todo aquello bello y justo que nace de la creación literaria, ese duende del que habló García Lorca, el ángel de la jiribilla de Lezama Lima. En el Tren de los Poetas hemos conocido el testimonio de autores como Abdul Hadi Sadoun, de Irak, o Rayen Kvyeh, de la nación mapuche, que aspiran a todo, y poetas de tantos otros lugares que representan una cartografía fundamental del sentir poético de la humanidad.
— ¿Cuáles son los criterios usados para que participen los poetas a este proyecto?
—Cada poeta tiene su propio registro literario, siempre consideramos la variedad y el pluralismo como vectores enriquecedores, debido a los recursos racionales y equilibrados de los presupuestos económicos siempre se aspira a que los poetas estén cerca o de paso para que no resulte excesivo el gasto, apostamos por un modelo de gestión alejado de los capitales privados y que siempre las inversiones culturales repercutan en la sociedad plenamente, que la poesía llegue a nuevos públicos, fomentando la lectura en lugares deprimidos socialmente, intensificando las actividades en bibliotecas y centros educativos. Todos los poetas del mundo son bienvenidos, y los esfuerzos para que todo esto funcione siempre han sido a favor de una cultura participativa, el cambio social y el desarrollo comunitario. La poesía, los poetas, sus libros suman un valor inconmensurable a la vida social que no entra en las cotizaciones de la bolsa ni en los debates parlamentarios. La poesía es humanidad que se levanta y camina.
—Además del papel de los poetas, ¿existen otras actividades que acompañen al Tren de los Poetas?
—Desde una perspectiva cultural el Tren de los Poetas siempre se nutre de un abanico de actividades complementarias que acompañan a los poetas en sus estadías: ciclos de cine, muestras de libros, exposiciones de arte. En este primer semestre del proyecto en México hemos inaugurado una colección de libros bajo el nombre de “Nuestra América” en la Biblioteca Pública del Estado de Durango; comenzamos a desarrollar las líneas de trabajo para hacer itinerante el programa de visitas a otros estados de la república con la presencia de autores nacionales y latinoamericanos, además de la próxima aparición del sello editorial del Tren de los Poetas a escala transfronteriza, hispanohablante. Y por supuesto la plantación simbólica de los árboles de la poesía en homenaje a escritores de todas las lenguas y geografías.
— ¿Cuál es la visión de la mexicanidad desde el exterior?
—México ha sido un lugar paradigmático para la ensoñación del extranjero, aquellos escritores de otras latitudes que miraban a México con la atracción de aquello distinta, exótica y fascinante, no han sido pocos los poetas y artistas que hicieron de México su lugar de preferencia para la creación. La mexicanidad sigue siendo una identidad dinámica, plural y atrayente, a pesar de los problemas estructurales que asolan, dificultan y pervierten la calidad de vida de las mayorías y los derechos democráticos de cada rincón de la república, el mayor patrimonio del país es la cultura, el potencial inmenso de las nuevas generaciones y el legado de las culturas indígenas, México por eso es el lugar ideal para un tren de poetas, para continuar avivando la utopía de un mundo mejor, para seguir construyendo puentes de paz entre los pueblos de la Tierra.