Por Sofía Miramontes
Revista Gatopardo
Samuel J. Simmons, doctor en literatura inglesa y embajador global de The Balvenie, ha dedicado gran parte de su vida a este destilado de grano. Sumergido entre los libros durante su doctorado en Edimburgo, encontró en el whisky un momento de libertad, de paz, de minutos de conversación con alguien que no fuera su asesor. “Estás solo en una biblioteca, eres uno de las cinco personas en el mundo en realmente conocer tu tema… es algo muy solitario. Así que el whisky era algo social; te vuelves, instantáneamente, parte de una comunidad más grande que el mundo académico”.
Así como él encontró en el whisky un momento de libertad, muchos otros lo hicieron en el pasado. Durante la prohibición del alcohol en Estados Unidos, mujeres y hombres se sentaron en las mismas mesas para tomarse un vaso del elixir marrón. Por primera vez, no importaba el género, porque la idea era compartirlo. Una especie de emancipación primaria para las mujeres en una época llena de restricciones.
Para el especialista de The Balvenie, esta bebida está más allá de las marcas. De hecho, para él “la mayor marca del whisky es ‘whisky’” y no un nombre o una destilería en particular, pues entre todas se ayudan a crear los productos que desean. Para él, el whisky se trata de libertad y comunidad –como lo cuenta la historia–, transportadas a través de un producto hecho con mucha experiencia.
Desde 1892, The Balvenie ha elaborado un whisky que ahora, es de tradición. Se trata de una destilería de familia –como le llama Simmons–, ubicada en el corazón de Dufftown, en Escocia. En su proceso de producción de whisky hay cinco etapas a las que llaman “The Five Rare Crafts” por lo poco comunes que son.
Además, por su vida académica, Simmons ha encontrado que esta bebida es un gran elemento en las narraciones de autores escoceses de los años veinte. “Debido a que es muy expresivo, a sus múltiples capas de significados, es muy adecuado para el uso literario”, explica, “es una muy buena herramienta para mostrar el carácter del personaje”.
Del whisky se puede hablar de sus años, del grano del que proviene, del proceso de añejamiento, si es malteado, si es una mezcla. También se puede hablar de su historia y de las experiencias que las personas han tenido con un whisky en mano.
Desde hace 500 años el mundo tiene el placer de conocer este destilado de grano y la historia ha comprobado cómo, además de sus cualidades sensoriales, el whisky es una vía para crear comunidad y representar la libertad. The Balvenie es una destilería orgullosa de su tradición y sus productos, pero también del factor humano que envuelve esta bebida.