Por Revista Arcadia
En 1973 Andrés Caicedo se fue a Estados Unidos. Estaba decidido en vender sus guiones de cine en Hollywood. Quería llevárselos a Roger Corman, un director que admiraba profundamente. Si no lo lograba, estaba dispuesto a dárselos a quien estuviera interesado. Viajó primero a Houston, donde vivía su hermana Rosario, para pedirle que se los tradujera. Ella aceptó, a pesar de que estaba recién llegada al país y sentía que no dominaba el idioma. Luego partió a Los Ángeles, buscando una oportunidad que le permitiera dejar atrás a Cali, una ciudad que lo aprisionaba.
Menos de un mes después de viajar a California, Andrés Caicedo le escribió una carta a su hermana Rosario, quien estaba en ese momento en Colombia, que revela su desilusión, su precaria situación y su eterno amor por el cine. Unos dos meses más tarde, el escritor estaba de vuelta en Cali. A continuación publicamos en su totalidad la carta, que había aparecido ya, aunque de manera fragmentada, en Mi cuerpo es una celda el escritor Alberto Fuguet. Rosario Caicedo la describe como una “clave para entender a Andrés".
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Los Ángeles, 23 de julio 1973
Querida Rosario:
Esta carta no contiene, desafortunadamente, la noticia que tú esperas. El productor Joel B. Michaels me devolvió el guion con esta nota:
“Dear Andrés: Thank you for letting me see your script. I tried very hard to read it, but in its present condition (grammar, spelling and format) I found it very difficult to grasp its content. I hope you will accept, as a suggestion, that you review the script with a writer who is more familiar with idiomatic English and the conventional screenplay form. Thank you again. I wish you the very best of luck. Sincerely, etc.”
Mi guion difiere de “the conventional screenplay form” en que el nombre del que habla está separado del parlamento en esta forma:
COLIN - Tal cosa.
En lugar de estar así, la correcta:
COLIN
Tal cosa.
Para separar.
Yo soy escritor de teatro. Utilice el guion. El productor ni siquiera lo terminó de leer. He puesto avisos en la UCLA de que escritor colombiano necesita un spanish-english writer to translate a screenplay, pero no he recibido ninguna noticia, y todos los estudiantes mexicanos de la escuela de cine están en su país, de vacaciones. Me han dado la dirección de un cubano, que trabaja en un teatro, pero no lo he podido encontrar. No tengo un sitio fijo donde estar. En la Universidad no me pueden dar una visa por un curso de extensión, un curso de inglés, por ejemplo. Tengo que estar matriculado como alumno regular. Me dijeron espere: aquí tenemos el prospecto de un centro que da visas: era uno del ELS. He pasado los dos últimos días y noches con pánico. También he sido consciente de que fue una especie de locura pretender vender un guion sin tener yo idea de cómo se escribe en inglés, y temo que ahora esa locura esté ahora contaminando todo mi comportamiento. Mi visa dura un mes más. Naturalmente, no quiero que me deporten ni que me encarcelen. Solo espero los 50 dólares de Luis para volar a Houston (¿él cómo fue que me mandó los dólares? Tampoco me ha llegado la carta que me escribió Ramiro, ¿en qué me la mandaste?) y allá ver cómo cojo un barco a Colombia. Me quedan 70 dólares. Diles a mis papás que me manden algún dinero (¿recibieron mi carta? Cuando la escribí aún no sabía de lo de la visa y cómo pretender pagar 800 dólares por dos meses y medio de estudio en una universidad), que ya encontré en Colombia la manera de pagarles. Averigua, si puedes, cuanto puede valer un viaje en barco.
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Perdona por el tachón. No tiene importancia. Ya te lo diré si te alcanzo a ver. ¿A dónde me mandó Luis la moneda, a Houston o a la dirección de Billy Cocker? Si la mandó a Los Ángeles entonces la espero. Si la ha mandado a Houston ¿cómo hago? Si no es posible que me llegue rápido entonces que mi papá me preste los 50 dólares (qué tal papá, aquí tu hijo en apuros, siempre buscando la manera de estar en alguna parte en calma. ¿Hasta dónde tiene que buscar un hombre? Digo, para sentirse que está donde pertenece), ya se los pagaré en Cali, es seguro. Sí Rosarito, estoy tratando de salir de la maraña de mi fantasía. Fue una fantasía todo esto, así como es el cine. Lástima, porque hay una oportunidad de ver, aquí, ¡unas películas! No creas, que mi interés por el cine va a decrecer por esto, ni mucho menos. Supongo que no me moveré mucho por un tiempo, y cuando digo moverme, es en un sentido estricto: no moverme. No te vayas a alarmar. Si ya has hablado con Luis sobre la traducción de La sombra sobre Innsmouth dile que pare si ya ha empezado algún trabajo, porque no va a ver tiempo. No lo vayas a alarmar tampoco a él por lo de los dólares. Envíale mis saludos y que pronto nos veremos en Cali, supongo. O creo que le escribiré. ¿Cómo te ha ido en Cali? ¿No es cierto que está un poco cambiado? Pueda ser que estando otra vez allá encuentre mi camino, para usar unas palabras bien cursis, como la canción que cierra The Searchers de John Ford. La frase de mi papá también está copiada de esa canción. Supongo que no tendré problemas para estar unos días en el apartamento en Houston. Ya hablaré con Alice y con Gonzalo para ver si me pueden ayudar en algo, como transportarme al puerto o recogerme en el aeropuerto. esta es una ciudad, claro, fabulosa, en el sentido que uno ve gente de todas las razas y tantos jóvenes bellos. Pero es un espectáculo deprimente los parques los domingos, parques más bien áridos y sucios, en donde no juegan y hacen el picnic nada más que chicanos y otros extranjeros. Supongo que podré visitar esta ciudad unos años más tarde, en una posición más segura.
Saludes a mi mamá. He recorrido mi pasado a una velocidad tan extraordinaria en los últimos dos días que estoy agotado. Cuando hablo de mi pasado quiero decir mi madre, naturalmente. A una velocidad y a una intensidad que me alarma.
Bueno Rosarito. Ni modo. Las oportunidades de conocimiento son múltiples. El mundo está organizado de una manera que las hace un poquito inaccesibles. He visto unas películas de gángsters extraordinarias. En Body and Soul de Robert Rossen hay este parlamento: “El mundo no es sino una cuestión de adición y sustracción. Todo lo demás no es sino conversación”.
Te quiere mucho,
Andrés