Por Pilar Bonet
Especial para El País (ES)
El escritor ruso Daniil Granin falleció en San Petersburgo en la noche del 4 de julio a los 98 años. Combatiente contra los invasores nazis en diversos frentes del noroeste de la URSS, Granin pasó a la historia de la narrativa sobre los sufrimientos de la población civil de la URSS por su obra Blokadnáya Kniga (El libro del cerco), que escribió junto al bielorruso Alés Adamóvich, con los recuerdos y diarios de víctimas del cerco nazi a Leningrado (hoy San Petersburgo) durante 900 días a partir de septiembre de 1941.
Prohibido inicialmente, el libro, en su primera parte, se publicó, censurado, en 1977 en la revista literaria Novii Mir, y solo en 1984 se editó una versión más completa de esta obra que cambió la narrativa oficial triunfalista y superficial por el relato humano coral de muertos y sobrevivientes, sin ahorrar la descripción del hambre y las experiencias de canibalismo. La técnica documental de Blokadnáya Kniga tuvo gran influencia sobre la escritora bielorrusa Svetlana Alexíevich, la Nobel de Literatura de 2016, que reconoce a Granin y Adamóvich como sus maestros.
Granin (cuyo apellido real era German) nació en un pueblo de la provincia de Kursk, en la parte occidental de Rusia, pero su vida y su obra están indisolublemente unidas a San Petersburgo, ciudad de la que llegó a ser un símbolo por encarnar toda su memoria histórica y sus tragedias en el siglo XX, comenta el historiador peterburgués Daniil Kotsiubinski. Granin "coincidía con la ciudad" incluso en su misma "apariencia reservada", su "estilo irreprochable", su "aguda sensibilidad" y el "orgullo de un condenado", afirma Kotsiubinski. Su libro sobre el cerco, señala el historiador, "cambió el sentido de la memoria, de lo falso heroico-triunfal al dolor verdadero".
Granin estudió una carrera técnica en Leningrado y trabajó como ingeniero en la fábrica Kírov de esta localidad, de donde se marchó al frente en 1941. Tras concluir la guerra como jefe de una unidad de tanques pesados, pasó a trabajar en una compañía de electricidad y luego en un instituto de investigación científica. A partir de los años cincuenta hizo carrera como escritor y como dirigente de la Unión de Escritores de Leningrado. De 1989 a 1991 fue diputado del Congreso de los Diputados Populares de la URSS, el superparlamento creado por el líder reformista Mijáil Gorbachov, en el que tuvieron escaños otros escritores como Evgueni Evtuchenko, Alés Adamóvich o Vasili Bykov.
Entre sus obras destaca Después de la boda (1959), Al encuentro de la tormenta (1965), Esta extraña vida (1974), El cuadro (1979), El bisonte (1987), Mi teniente (2012). Galardonado con las más altas distinciones de la URSS y de Rusia, la última que recibió fue el premio nacional de Rusia por su contribución humanística, que le fue entregado a principios del pasado junio por el presidente Vladímir Putin en San Petersburgo. Granin se opuso a la entrega de la catedral de San Isaac de San Petersburgo a la Iglesia ortodoxa rusa y, en los años noventa, fue partidario de dar la independencia a la república caucásica de Chechenia y también de que San Petersburgo tuviera un estatus especial de independencia dentro de Rusia. En 2014, habló sobre el cerco de Leningrado ante los diputados del Bundestag (el parlamento alemán) en Berlín en presencia de la canciller Angela Merkel.