Por John Saldarriaga
El Colombiano
Ser rebelde, tener pensamiento propio, leer cada que el tiempo le daba, cultivar inquietudes intelectuales, comprometerse con la defensa de los derechos humanos.
Estas son algunas de las características de María Cano, la Flor del Trabajo, como la llamaban los obreros, mencionadas en infinitivo. En esas características ahondó Beatriz Helena Robledo para escribir la biografía novelada María Cano. La virgen roja, que publicó la colección Debate, de Penguin Random House.
La escritora, nacida en Manizales, es autora de los libros Antología del relato infantil colombiano; Antología de poesía juvenil colombiana; Rafael Pombo, la vida de un poeta; Un día de aventuras; y Mi primer libro de poesía colombiana. Como se ve, viene, más que nada, de una trayectoria en literatura infantil y juvenil. Por tanto, esta biografía de María Cano constituye un salto mortal en su camino literario.
Qué es lo que más le gusta de la vida de su personaje: su poesía, su activismo político, su vida personal?
“Creo que lo que más me gusta es su capacidad de entregarse con toda su alma, ponía toda su pasión a lo que hacía. María fue una mujer muy auténtica y genuina. Lo que hizo lo hizo siempre por convicción. Esto es un gran valor para una mujer en una época y en una sociedad en que las mujeres fueron educadas para agradar. En ella nunca hubo simulación, intenciones ocultas, nada parecido. Ni siquiera cuando entró de lleno en ese terreno tan escabroso y turbio que es la política partidista. María fue poeta cuando sintió la necesidad de serlo; fue líder cultural cuando sintió el impulso de amenizar una tertulia literaria o de leer a los obreros en la biblioteca pública; hizo trabajo social cuando conoció de primera mano la miseria y la situación de pobreza y hacinamiento en que vivían muchos obreros; fue militante socialista, activista de masas cuando se metió de lleno al trabajo político. María fue una auténtica mujer revolucionaria, en el sentido pleno del término”.
¿Cómo llegó al personaje de María Cano?
“Me acerqué con curiosidad, pues quería indagar más sobre esa mujer menudita que logró mover masas enteras y que fundó, junto con un grupo de hombres, el partido Socialista Revolucionario de Colombia, en una época en que las mujeres tenían muchas limitaciones para entrar a la vida pública”.
Dice que se dio “algunas licencias poéticas para poder recrear el ambiente y la época” de María Cano. Cuéntenos alguna de ellas...
“Como lectora me gustan las biografías que median entre la historia y la creación literaria. Este juego me da certeza de estar frente a un personaje que existió realmente, pero a la vez me permite imaginar asuntos de su vida que están más allá de la mera documentación (...). Usé recursos de la ficción como, por ejemplo, el tono narrativo para contar su historia como se cuenta un cuento; o por ejemplo, las libertades que se da el narrador en la novela cuando entra en la interioridad del personaje, en sus sentimientos, en su conciencia; o la percepción de un dato de la realidad pero dado a través de la mirada específica de un personaje, en fin, todos estos recursos los combiné con los datos que me daba la historiografía”.
¿Recurrió a fuentes orales?
“Hablé con algunas personas que la conocieron personalmente, por ejemplo, Tila Uribe, la hija de Tomás Uribe Márquez, primo de María y personaje central de esta historia, quien la conoció de niña y la tuvo muy cerca”.