Por El Universal (Ve)
Luis Melgar, quien fue asignado a la segunda jefatura de la embajada de España en Guinea Ecuatorial en 2013, publicó un relato diferente y ameno de su experiencia de tres años en esa nación. Es el libro Los blancos estáis locos del sello editorial Península.
En un país de personajes entrañables, y donde abunda lo que el autor describe como "surrealismo mágico", le toca enfrentarse al frenético ritmo del país centroafricano y a sus costumbres.
En su primer destino diplomático, que fue el Cairo, ya el autor mandaba mails a familiares y amigos contando sus aventuras. Al llegar a Guinea rescató esa costumbre con lo que tituló Perlas de África, que más tarde se convertiría en el libro. Pasó a ser lo que llama un "buscador de perlas" porque se dio a la tarea de buscar la aventura para convertirla en literatura. "Cuando íbamos a algún acto especial, yo iba pensando cómo lo iba a contar", dice.
"Desde España y desde Venezuela, cuando uno piensa en África tiene la imagen romántica que viene de las películas, y resulta que ese continente está en pleno desarrollo industrial porque en muchos países han descubierto petróleo. El gobierno ahora tiene mucho dinero, y está invirtiendo en todo tipo de infraestructura", explica Melgar.
Para el escritor, lo más sorprendente de Guinea fue el contraste entre costumbres muy similares, por tratarse de una antigua colonia española, y otras muy distintas. "En Guinea comen churros y paella. Los guineanos siguen las series de televisión españolas, las novelas venezolanas, saben todo de nosotros. Es muy familiar, pero por otro lado es muy diferente, porque hay una cultura africana que está en todas partes. Me sorprendieron la magia, la hechicería, la poligamia, algunas de las cosas que comen, como cocodrilos o serpientes", cuenta.
El choque cultural fue constante: "Cuando pensaba que ya estaba en sitios familiares, salía algo completamente diferente que te hacía volver a sentirte desubicado".
Yolanda, la protagonista del libro y su guía durante su estancia de tres años, dijo por primera vez la frase que le da el título cuando conoció a Luis y a su pareja, Pablo. "A cada costumbre nuestra ella decía: 'Los blancos estáis locos'", recuerda. "Fue vernos a los occidentales desde los ojos de los africanos y ver que nos preocupamos por cosas sin importancia", agrega Melgar.
Su siguiente destino diplomático fue Venezuela, del que también escribirá. "Si Guinea fue una universidad, esto es el máster. Aquí las aventuras nunca terminan", expresa.