Por Yhonatan Loaiza Grisales Foto Cortesía del artista y Constantino Castelblanco
El Tiempo
El ataúd era Colombia. Lo cargaban un obispo, un paramilitar, un político y un guerrillero. Era una obra de teatro callejero que prácticamente se burlaba de los paramilitares en su cara, los mismos que se peleaban el poder en Granada, Meta, a finales de la década de 1980.
El cerebro de esa atrevida presentación fue el poeta Federico Taborda, Sibius, uno de los principales representantes del hipismo en Colombia e integrante del grupo de rock Génesis.
a vida y la obra de este artista se recuerda en el montaje 'Calor a las cinco en punto de la tarde', dirigida por César Badillo, que hace parte del ciclo Mirada paralela de La Maldita Vanidad en honor al poeta Federico García Lorca.
Badillo cuenta que quería encontrar una relación entre Colombia y Lorca (quien fue fusilado en 1936, en Granada, durante la Guerra Civil Española). Así fue como emergieron tanto Sibius como Julio Daniel Chaparro, poeta y periodista de El Espectador asesinado en Segovia, Antioquia, mientras preparaba una historia sobre una sangrienta masacre paramilitar en ese lugar.
A partir de las improvisaciones propias de la creación colectiva nació una pieza que se mueve entre los terrenos de la crónica y el teatro. “Es una especie de drama en canto. Tiene mucha poesía, es como una peña de esas de los 70, una forma de celebración de la vida”, cuenta ‘Coco’ Badillo.
Amor y paz
Uno de los grandes amigos de 'Sibius' fue el escritor australiano de origen irlandés Joe Broderick, quien lo conoció mientras vivía en un monasterio en Usme, donde estaba escribiendo su biografía sobre Camilo Torres. “Era un hippie, se puede decir, pero de verdad, no de pose. Fue un hombre que vivió plenamente ese sentimiento de desprendimiento de las cosas terrenales”, cuenta Broderick.
'Sibius', quien era totalmente pacifista, además de tocar la batería y escribir algunas canciones de Génesis, creó una poesía que Broderick define como contestataria, a veces con fuerte contenido social. Después de esta etapa, y gracias a su trabajo con el Sena, el artista llegó a trabajar al Meta.
“Recuerdo que cuando viajó, como su nombre era Federico, como iba a Granada y era poeta, yo le regalé de despedida un libro de Federico García Lorca, que fue muerto en la Granada española. Nunca imaginé que Sibius iba a ser asesinado en esta otra Granada”, dice Broderick.
El escritor añade que luego de la representación con el ataúd, 'Sibius' recibió una metafórica amenaza en un bar del pueblo. Un hombre se le acercó y le preguntó: “A usted le gusta mirar los toros desde la barrera, ¿no?”.
– ¿Por qué me dice eso?, respondió 'Sibius'.
–Porque le advierto que se le acabaron los burladeros, dijo el hombre.
A pesar de las advertencias de Broderick sobre un posible atentado, 'Sibius' siguió viviendo en Granada, donde finalmente fue asesinado y, según cuentan, su cuerpo fue recogido en el mismo ataúd que representó a Colombia.
Poeta y periodista
Julio Daniel Chaparro fue asesinado junto al fotógrafo Jorge Torres el 24 de abril de 1991. Su hijo, Daniel, desde Barcelona, recuerda que su padre apenas tenía 29 años y aquel crimen dejó, entre otras dolorosas consecuencias, la imposibilidad de que madurara su obra.
“Nos quedamos desafortunadamente en un terreno de desconocer hasta dónde podía llegar Julio Daniel Chaparro como poeta, y eso es lamentable para el país, para la región, para todos”, dice.
Chaparro cuenta que cuando Badillo le contó sobre el proyecto, le pareció muy valiosa la conexión que planteó entre García Lorca y su padre.
“La poesía es un género literario marginal, porque no se difunde, porque no circula mucho. (Mi padre) era un poeta de Villavicencio, de provincia, y buena parte de su poesía sigue siendo inédita, mucho más para los jóvenes. Eso le da más valor a lo que se hace ahora con la obra del teatro”, asegura el historiador.
Chaparro cuenta que para reencontrarse con la figura de su padre acudió a sus obras, a lo que nació de su pluma. “Su crónica periodística era muy bien lograda y se nutría mucho de su poesía, era un diálogo permanente. También su poesía tomaba prestadas muchas cosas del periodismo”, finaliza.