Por Mireya Castañeda
Diario Granma (Cu)
A la muerte de Ernesto Che Guevara, hace ahora 50 años, ilustres poetas, cubanos, latinoamericanos y europeos dedicaron dolorosas y hermosas páginas.
La relación de voces descollantes de la lengua española que escribieron extraordinarios poemas al Che incluye, entre muchos cubanos, a Nicolás Guillén (Che comandante), Eliseo Diego (Donde nunca jamás se lo imaginan), Mirta Aguirre (Canción antigua al Che Guevara), José Lezama Lima (Ernesto Guevara, comandante nuestro), Miguel Barnet (Che), Fina García Marruz (En la muerte de Ernesto Che Guevara), Ángel Augier (Che vivo), Samuel Feijóo (Che), Félix Pita Rodríguez (Cantata del guerrillero heroico), Cintio Vitier (Ante el retrato de Guevara yacente).
Admirados y premiados intelectuales de otros países se sumaron a esa suerte de cantata al Che, dígase, Julio Cortázar (Yo tuve un hermano), León Felipe (El gran relincho), Vicente Aleixandre (Funeral por Che Guevara), Gabriel Celaya (Yo estoy con el Che, ¿y usted?), Gonzalo Rojas (El Comandante), Mario Benedetti (Consternados, rabiosos), Idea Vilariño (Poema), René Depestre (Cantata de octubre a la vida y la muerte del Comandante Ernesto Che Guevara), Juan Gelman (Conversaciones), Pablo Neruda (Tristeza en la muerte de un Héroe) y José Saramago (Breve meditación sobre un retrato de Che Guevara).
Apenas les ofrecemos en estas páginas una mínima muestra de las composiciones, y solo algunos fragmentos de ellas, dedicadas al Che, comenzando por el electrizante poema Che Comandante de Nicolás Guillén (1902 – 1989) y que el poeta mismo leyera en la velada solemne del 18 de octubre de 1967 en la Plaza de la Revolución José Martí, en La Habana.
Los primeros versos fueron proféticos. Hace ahora veinte años sus restos fueron descubiertos donde los habían tratado de ocultar y trasladados a Cuba:
No porque hayas caído tu luz es menos alta.
Un caballo de fuego
sostiene tu escultura guerrillera
entre el viento y las nubes de la Sierra.
No por callado eres silencio.
Y no porque te quemen,
porque te disimulen bajo tierra,
porque te escondan
en cementerio, bosques, páramos,
van a impedir que te encontremos
Che Comandante, amigo
Uno de los más singulares poemas fue escrito por la también cubana Mirta Aguirre (1912-1980): Canción antigua al Che Guevara. No es muy extenso, pero solo incluimos los versos finales:
¿Dónde estás, caballero de gloria,
caballero entre tantos primero?
Hecho saga en la muerte que muero;
Hecho historia, señora, hecho historia
Eliseo Diego (1920-1994), Premio Internacional de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo 1993, escribió a la muerte del Che el poema Donde nunca jamás se lo imaginan, del cual citamos unos versos:
Hoy nos dicen
Que estás muerto de veras, que te tienen
Al fin donde querían
Se equivocan
Más que nosotros figurándose
Que eres un torso de absoluto mármol
Quieto en la historia, donde todos
Puedan hallarte.
Cuando tú
No fuiste nunca sino el fuego,
Sino la luz, el aire,
Sino la libertad americana
Soplando donde quiere, donde nunca
Jamás se lo imaginan, Che Guevara
Miguel Barnet (1940) en su poema Che concede:
No es que yo quiera darte
pluma por pistola
pero el poeta eres tú.
Mientras, José Lezama Lima (1910-1976) en su extenso Ernesto Guevara, comandante nuestro escribe:
«Ceñido por la última prueba, piedra pelada de los comienzos para oír las inauguraciones del verbo, la muerte lo fue a buscar…Hombre de todos los comienzos, de la última, del quedarse con una sola muerte, de particularizarse con la muerte, piedra sobre piedra, piedra creciendo el fuego».
El Premio Nobel de Literatura 1977, el español Vicente Aleixandre (1898-1984), poeta de la Generación del 27, hizo desde su exilio el Funeral por Che Guevara:
¿Quién
mueve
las sombras
no verdes?
El viento
se enciende.
La luna
es mas roja,
la noche
famosa
sin luz ya
se asoma.
La mirada
es última.
Los ojos son bellos.
La cara,
silencio.
Dormido
resbala
por el agua
clara.
Rumbo a la mar
ancha.
¡Cómo es ancha y larga...!
Pablo Neruda (Chile 1904-1973) Premio Nobel de Literatura 1971, conoció a Che después del triunfo revolucionario de 1959. Ante su asesinato en Bolivia, incluyó la elegía Tristeza en la muerte de un héroe en su libro Fin de mundo. Solo unos de sus versos:
Los que vivimos esta historia, esta muerte y resurrección de nuestra esperanza enlutada,
los que escogimos el combate y vimos crecer las banderas, supimos que los más callados
fueron nuestros únicos héroes y que después de las victorias llegaron los vociferantes
llena la boca de jactancia y de proezas salivares.
El pueblo movió la cabeza:
y volvió el héroe a su silencio.
Pero el silencio se enlutó hasta ahogarnos en el luto cuando moría en las montañas
el fuego ilustre de Guevara.
Un tercer Nobel de Literatura, el de 1998, el portugués José Saramago (1922-2010) tituló su homenaje Breve meditación sobre un retrato de Che Guevara donde concluye:
Che Guevara, si tal se puede decir, ya existía antes de haber nacido, Che Guevara, si tal se puede afirmar, continuó existiendo después de haber muerto. Porque Che Guevara es sólo el otro nombre de lo que hay de más justo y digno en el espíritu humano. Lo que tantas veces vive adormecido dentro de nosotros. Lo que debemos despertar para conocer y conocernos, para agregar el paso humilde de cada uno al camino de todos.
***
Julio Cortázar (1914-1984) el argentino de Rayuela escribió:
«Yo tuve un hermano».
No nos vimos nunca
pero no importaba.
Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.
***
Y el uruguayo Mario Benedetti (1920-2009) dijo:
«Consternados, rabiosos»
Así estamos.
Aunque esta muerte sea uno de los absurdos previsibles.
Da vergüenza…
Teclear las tres letras mundiales de tu nombre en la rígida máquina que nunca, nunca, estuvo con la cinta tan pálida.
Estás muerto, estás vivo, estás cayendo, estás nube, estás lluvia, estás estrella.
Donde estés, si es que estás, si estás llegando, será una pena que no exista Dios, pero habrá otros, claro que habrá otros, dignos de recibirte, comandante.
***
El dramaturgo español Alfonso Sastre (1926-) advirtió en su poema:
«Nada de llantos»…
…banderas desplegadas,
yanquis a casa (y ¡pumba!), gritos
de cólera rabiosa, intestinas, y aquí guerra,
Señor, y después Gloria.
¡Compañero, ha muerto Che Guevara!
***
A medio siglo de la despedida de Ernesto Guevara, los poetas aún cantan al Che.