Por Daniel Gigena
La Nación (Ar)
Para participar de la novena edición del Filba, el nieto de un rey africano visita Buenos Aires durante esta semana. El nombre completo de Leye Adenle (1975) es idéntico al de su abuelo soberano: Oba Adeleye Samuel Adenle I. Vive en Londres, donde escribió su primera novela, Highlife, recién editada en la Argentina por el sello Metalúcida. La familia de Adenle lo considera la reencarnación de aquel rey de la ciudad de Osogbo, pero en Europa él sólo ejerció uno de los atributos de su abuelo, que escribía historias en lengua yoruba. Él lo hizo en inglés. Además de un personaje carismático, Adenle es la nueva revelación del thriller social y étnico, que transita un paisaje narrativo poco frecuentado por los lectores occidentales.
Su novela, que narra el aciago mundo de la red de trata de personas en Lagos, mereció en Francia el premio Marianne. "Soy feliz cuando la gente disfruta de mi trabajo -comenta-. Ganar premios es realmente una cuestión de lotería. Tuve suerte, la próxima vez alguien más tendrá suerte. Estoy agradecido al universo por favorecerme. Mi verdadera alegría es que los lectores lean y disfruten." Sarcástica y de alto impacto, la historia de Highlife presenta a personajes de distintos ámbitos sociales con códigos propios, entre ellos, el de una lengua privada. En Nigeria hay más de doscientos cincuenta idiomas hablados entre los doscientos millones de habitantes, y la novela atraviesa esa complejidad.
"La historia surgió de una conversación entre mi madre, dos de mis hermanos y yo -cuenta Adenle-. Cuando estamos juntos, tenemos largos debates sobre una amplia gama de temas. Esa vez, algo llevó la charla a la cuestión de los cadáveres desnudos de mujeres abandonados en la vía pública. Una imagen que es, tristemente, muy frecuente en la Nigeria de hoy." El autor confiesa que allí se piensa que esas víctimas son prostitutas y que esas muertes están vinculadas a rituales de magia negra. Highlife desarticula las creencias y formula hipótesis más terrenales y siniestras.
Convocado a un encuentro literario que tendrá como argumento central el de la violencia contemporánea, Adenle reflexiona sobre los asesinatos de mujeres. "No se debe permitir que la violencia contra las mujeres se convierta en un tema tabú que barremos bajo la alfombra -remarca-. Hay que enfrentarlo, exponerlo y desafiarlo." No obstante, señala que fue el tema el que lo eligió a él. "La historia vino a mí como una serendipia. Una vez que la tuve, todo lo que podía hacer era sentarme y ver la historia cobrar forma", dice.
La responsable de editar al escritor africano en la Argentina fue una mujer. "Hace un par de años leí un artículo sobre la literatura nigeriana actual y pensé que sería interesante traer al rioplatense literatura de allí -cuenta a LA NACION Sandra Buenaventura-. Cuando este autor me llega a través de una editora extranjera, leí inmediatamente y ya desde las primeras páginas sabía que quería esta novela para Metalúcida." Buenaventura se doctoró en Letras en París y allí leyó a varios autores africanos, sobre todo senegaleses. "También vi mucho cine de la blaxploitation, que es un tema que la novela aborda." En otoño, Metalúcida publicará una novela de la autora nigeriana Sarah Ladipo Manyika (1968), Like a Mule Bringing Ice Cream to the Sun, finalista del premio Goldsmiths en 2016.
Highlife no sólo es una historia de sangre y padecimientos sino, sobre todo, la narración dramática de una redención, vivida a través de rituales. "Las tradiciones africanas se encuentran en el jazz, el hip-hop, la música y la danza de todo el mundo -indica Adenle-. No hay tradiciones africanas que escapen a ninguna parte de la superficie del planeta. Soy una suma total de cada experiencia que he tenido. Directa o indirectamente, mis muchas tradiciones acumuladas están presentes en todo mi trabajo."
Hoy, en un recorrido con texto por las salas del Malba, y el domingo, en un panel que se preguntará en la Biblioteca Nacional "¿Cuáles son los caminos contemporáneos a través de los cuales la literatura puede hoy interrogarse sobre la violencia global?", el escritor nigeriano participará por partida doble del Filba en el Malba. "Mis cuentos son un homenaje a mi dios absoluto de la forma, Jorge Luis Borges -agrega-. No puedo poner adecuadamente en palabras lo que significa para mí estar visitando su tierra natal. Es como una peregrinación. Una de las más importantes para mí." ¿Qué hará una vez que pise tierra sagrada borgeana, además de debatir con colegas? "Me encanta el vino tinto -dice a propósito de su primera visita a Buenos Aires-. Hubo un período de mi vida en que el malbec argentino era mi bebida favorita absoluta en el mundo." Habrá que descorchar, entonces, y brindar por la primera novela de un escritor con sangre real en las venas, que ya se encuentra en las librerías porteñas.