Revista Pijao
‘La escena perfecta’ de Darío Ortiz
‘La escena perfecta’ de Darío Ortiz

Aunque en más de una ocasión se ha dicho que la pintura del tolimense Darío Ortiz corresponde al realismo, pues sus obras parecen una reproducción fiel de la realidad, la verdad es que se trata de ficciones que surgen en su cabeza.

El artista, quien expone la muestra ‘La escena perfecta’ en el Museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en Ciudad de México –hasta el 10 de agosto–, realiza una representación en la cual utiliza la mimesis para captar la atención del espectador.

“Decía Aristóteles que en la poética, la función imitativa es esencial para representar la acción humana y la acción humana es mi único tema”, comenta Ortiz.

Esas 39 pinturas, que en su mayoría son óleos, recrean escenas a partir de temáticas elegidas, en las que logra amalgamar y poner en completa armonía diversos elementos que no tienen relación alguna entre ellos.

Todas las obras pertenecen a colecciones privadas mexicanas que fueron elaboradas en los años 90 y a comienzos de este siglo, en tanto que las más recientes las pintó en España.

Esta es la quinta muestra individual que presenta en México y la primera que expone en su capital, y se siente orgulloso de que haya ocurrido en un museo que en alguna ocasión presentó el trabajo de Andy Warhol, Francis Alÿs y Francisco Toledo.

Temas como los desnudos, la religión, la pintura en sí misma y una mezcla entre lo antiguo y lo moderno aparecen en esta exhibición.

Pero en su trabajo, desde hace muchos años, el diálogo de nuestro tiempo con el arte del pasado ha sido una constante, en donde apela a íconos de antes que sobreviven en la memoria colectiva.

También reescribe relatos antiguos que siente que se repiten en la contemporaneidad en momentos y situaciones diametralmente opuestos.

“Creo metáforas o señalo arquetipos con temas clásicos para hablar del presente, de mi entorno personal, de lo que me ha tocado vivir y de nuestro tiempo vertiginoso” añade.

El artista tolimense, quien nunca estudió arte y tampoco fue a una academia de pintura, considera que “no es fácil haberse asumido contracorriente y poder hacer carrera en este medio voraz cuando en todas partes denigran a los artistas que hemos elegido la pintura”.

Con información del periódico El Tiempo


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