Revista Pijao
“La épica es un camino poco andado”
“La épica es un camino poco andado”

Por Carlos Reyes   Foto Fernando Ponzetto

El País (Uy)

Nacido en Maldonado, en 1979, se perfila como uno de los creadores destacados de su generación. Valentín Trujillo publicó este año Real de Azúa. Una biografía intelectual, que acaba de ganar el premio Bartolomé Hidalgo, en la categoría Testimonios, memorias y biografías. Y por otro lado está lanzando su novela ¡Cómanse la ropa!, que el año pasado recibió el Premio Onetti, que otorga la Intendencia de Montevideo. Dos buenos pretextos para hablar con este agudo escritor y periodista.

-Este año está siendo muy fructífero para vos: ¿qué planes de futuro tenés, te gustaría escribir sobre algún otro gran intelectual uruguayo?

-Bueno, todavía hay un terreno muy grande, virgen, en el campo de las biografías. Si te ponés a pensar los principales intelectuales uruguayos no tienen biografía. Ni siquiera José Enrique Rodó: hay un ensayo breve de Mario Benedetti, del año 61 creo. Y no mucho más que eso. Y después el libro de Fernando Loustaunau, Diario de un demócrata moribundo, que es ficción, sobre sus últimos días en Sicilia. Y digo Rodó pero también pasa con Vaz Ferreira, con Emir Rodríguez Monegal, Ángel Rama, Arturo Ardao, Alberto Zum Felde. Los grandes intelectuales uruguayos están ahí durmiendo, como en sarcófagos, esperando que alguien escriba de ellos.

-Real de Azúa. Una biografía intelectual, además de biográfico es ensayístico. ¿Sentís que lo atraviesa una tesis?

-Sí, quizá no es tan explícito. Obviamente yo no estoy usando de Real de Azúa como un escudo para esconderme y decir cosas por detrás. El que lee el libro se da cuenta que es la historia de Real de Azúa. Pero inevitablemente hay un segundo plano. Es un libro que habla sobre el Uruguay de hoy: a nivel intelectual, político, sociológico, y también literario. En última instancia, no fue una elección fortuita la de Real de Azúa. Él tiene muchas cosas para decirle al Uruguay de hoy. Sus posturas (porque no se puede hablar de una única postura) mantienen una lucidez y un filo, que todavía corta hoy.

-Este año también estás lanzando una novela...

-Sí, una novela histórica, que se desarrolla en Perú, en 1823, en plenas guerras de independencia. El protagonista es el Coronel Brandzen -el de la calle Brandzen-, un personaje histórico que me fascinó. Él fue un oficial de caballería de Napoleón, que llegó a pelear en Waterloo, y luego de una serie de episodios, Bernardino Rivadavia lo invita a venir a luchar a América. Y se enrola con San Martín, que justo está para cruzar los Andes. Pelea en toda la campaña de Chile, que es muy compleja, porque en el medio están los araucanos, que pelearon con los españoles. Y luego de liberar Chile, y luego siguen, a ver qué más queda. Es como si fuera una gira, es como una banda de rock pero que va a los líos. Y van a Perú, donde Brandzen participa de dos campañas. Allí les salen mal las cosas, no tienen qué comer. De hecho, ¡Cómanse la ropa!, el título de la novela, es una orden que dan, de comerse la ropa porque no tenían que comer. Iban a masticar el uniforme. Pero el 80 % del libro es ficción.

-O sea que tiene ribetes épicos...

-Sí, es un retrato durísimo de una época épica, pero no épica gloriosa, sino trágica. Y el hecho creo que es un aporte a la literatura uruguaya actual, que particularmente no se interesa mucho por la épica. Al contrario, creo que las principales influencias literarias del Uruguay hace que todo sea chiquito, las anécdotas sean mínimas. Tenemos todos la escuela onettiana, de la tragedia personal. La vida como algo espantoso pero arrinconado en un apartamento. La grisura de Montevideo. Sé que es un poco reduccionista este planteo así. Pero esta novela es algo distinto, capaz que tiene su contacto más en Tomás de Mattos. La épica es un camino poco andado, por lo menos por la gente de mi generación.

-¿El libro ya está en librerías?

-Bueno, eso es toda una historia. El libro debería estar en librerías. Está editado por la Intendencia de Montevideo, y tuvo una última corrección, que la imprenta no tomó en cuenta. Y salió con algunos errores, como repeticiones de palabras. Hubo una primera partida impresa, de 200 ejemplares más o menos, que salió con errores, comas que no van, palabras repetidas. Y van a sacar esta especie de segunda edición, entre comillas. Pero bueno, los tiempos municipales a veces se trastocan.


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