Revista Pijao
John Berger, modos de mirarse
John Berger, modos de mirarse

Por Alberto Gordo   Foto Begoña Rivas

El Cultural (Es)

Los editores de Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos (Nórdica) cuentan que el autor de los textos, John Berger (Londres, 1926-París, 2017), y la encargada de ilustrarlos, Leticia Ruifernández (Madrid, 1976), fueron amigos durante casi veinte años. Explica Ruifernández que conoció a Berger en Madrid, en 2000, a la salida de la presentación de King, una historia de la calle. Se acercó a darle un dibujo y pocos días después recibió una carta en la que el autor de Modos de ver se lo agradecía. Así comenzó una amistad que duró hasta la muerte de Berger. Ruifernández destaca la manera como el autor de G. “hacía desaparecer las jerarquías”. “Le gustaba estar con la gente, escuchar sus historias”, recuerda la ilustradora, que concluye con una frase robada a la hija de Berger, Katya: “John cuando habla es como una fuente, cuando escucha, es como un pozo”.

Y nuestros rostros... es uno de los libros más personales del inglés. Una indagación en algunos de los temas que le interesaron siempre: el amor, la ausencia, el desarraigo. El escritor va aquí de Van Gogh a Rembrandt, de Marx a Spengler y entretanto vuelve la mirada hacia sí mismo.

Habla de la historia y de la idea de progreso -de ideas que exploró en aquellas películas realizadas junto a Alain Tanner-, de la naturaleza de las revoluciones. Habla sobre el tiempo: “En realidad, siempre estamos entre dos tiempos: el del cuerpo y el de la conciencia -escribe-. De ahí la distinción que hacen todas las culturas entre el cuerpo y el alma. El alma es lo primero y, sobre todo, el escenario de otro tiempo”. Y sobre la muerte: “Los muertos son la imaginación de los vivos”.

El libro fue publicado por primera vez en español en 1999 por la editorial H. Blume, aunque esta nueva edición trae muchos cambios. Además de las ilustraciones, está el sentido prólogo de Manuel Rivas y una nueva traducción de Pilar Vázquez, cuya experiencia con otros libros de Berger se destila en este trabajo. Además, los poemas están todos en versión bilingüe.

“Este libro es de algún modo un resumen de su obra -explica Ruizfernández, que participará en el homenaje que los amigos de Berger le harán al escritor el 15 de septiembre en el Círculo de Bellas Artes de Madrid-. Trata todos los temas que se desarrollarán en otros libros (desde la mirada hasta la emigración) pero todos hilados por el amor. Creo que fue escrito con el grado de cercanía de alguien que escribe mientras acaricia”.

¿Por qué nos fascinan ciertas imágenes estáticas de un cuadro? ¿Cómo vive el tiempo el narrador en relación con sus personajes? Las preguntas que se hace Berger saltan una y otra vez de las artes plásticas a la literatura. Su propio desempeño literario le lleva a interrogarse sobre los géneros: “Los poemas no se parecen a los cuentos, ni tan siquiera cuando son narrativos. Todos los cuentos tratan de batallas, de un tipo o de otro, que terminan en victoria y derrota”. Para Berger, premio Booker en 1972, los poemas son la forma de expresión más pura, aquella con la que el lenguaje recoge mejor la experiencia. Pero si de lenguaje está también hecho el informe anual de una empresa multinacional, se pregunta, ¿cómo diferenciar entonces el poema? Berger, poeta después de todo -aunque comenzara de pintor-, aventura una respuesta: “El poeta sitúa el lenguaje fuera del alcance del tiempo; o, más exactamente, el poeta se aproxima al lenguaje como si fuera un lugar, un punto de encuentro en donde el tiempo no tiene finalidad, en donde el propio tiempo queda absorbido y dominado”.

El arte de la amistad

La relación de Ruifernández con este libro es especial, dice, pues tiene que ver con el deslumbramiento de una primera lectura: “Ningún libro de Berger me ha hablado como éste”. El autor murió sin verlo terminado. Ilustrar esta miscelánea “no fue sencillo”, cuenta la ilustradora. “Decidí acompañar los poemas con acuarelas para ofrecer un lugar de reposo dentro del libro, como un banco donde sentarse a esperar que los poemas se posen. Además acompaño cada uno de los apartados de imágenes en tinta china en blanco y negro, de elementos de la naturaleza que responden al contenido de los textos”. Los originales se expondrán en la librería Panta Rhei de Madrid entre el 13 y el 26 de septiembre.

Poemas extraídos del libro Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos

Mi corazón nació desnudo

y fue envuelto en canciones de cuna.

Más tarde sólo llevó

poemas por ropa.

A modo de camisa

cubrían mi espalda

los poemas que había leído.

Así viví durante medio siglo

hasta que nos encontramos y no hubo necesidad de palabras.

Por la camisa colgada en el respaldo de la silla

sé esta noche

cuántos años

de aprender de memoria

te he esperado.

El cantante pueder ser inocente

la canción nunca. Con los ojos al instante

abiertos al mundo

y el corazón al desnudo

la canción es fresca

la canción acaba de nacer.

Sólo cuando se acalla

por rutina recuperan los que la escuchan

la inocencia de su edad.


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