Texto y foto de Teresa M. Peces
zendalibros.com
Hace ahora 10 años, dos jóvenes doctorandos, desencantados con su labor académica, decidieron poner en marcha un sueño: fundar una editorial. Lo que en un principio, desde su inexperiencia, parecía imposible, fue tomando forma y en abril de 2008 se publicó Pasar el invierno, de Olivier Adam, primer título de Errata naturae.
Con su actitud intrépida Rubén Hernández e Irene Antón han conseguido mantener a flote, en tiempos de crisis, una pequeña editorial, independiente, con una línea filosófica muy definida y que pretende, ante todo, marcar huella en el lector. Como un error de la naturaleza, Errata naturae, pretende incluir en su catálogo todo aquello que se sale de las líneas de grandes ventas editoriales, lo diferente, lo reflexivo, lo cambiante… Curiosidad y Calidad son sus máximas que le han merecido el reconocimiento de todos los agentes del mundo del libro, no sólo en España, sino en otros países con gran trayectoria editorial.
En una cafetería cultural del centro de Madrid, Irene Antón nos recuerda cómo fueron los duros principios, nos explica el desarrollo de la editorial y, desde su humildad y su timidez, pero con gran seguridad, nos da las pautas del éxito que ha llevado a esta editorial a descubrir a grandes autores y ser una de las de mayor prestigio en el entorno de la edición independiente.
– ¿Cómo ha sido vuestra trayectoria? Errata naturae se lanzó en 2008 y en breve vais a cumplir 10 años.
– Sí, los primeros libros se publicaron a principios de abril de 2008. Era un momento de crisis para mi socio Rubén Hernández y yo. Ambos acabábamos de terminar la carrera, estábamos haciendo la tesis y nos sentimos un poco desmotivados, con pocas ganas de seguir haciendo la tesis, nos apasionaba el tema que estábamos trabajando pero no veíamos futuro profesional. La idea fue de Rubén, que propuso montar una editorial, aunque ya teníamos la idea en mente desde hace tiempo pero nunca hasta ese momento lo vimos como una opción real. Finalmente dimos todo lo que teníamos, tanto material como personalmente, por sacar la editorial adelante, nos pusimos a trabajar muy en serio, en un principio muy despacio viendo si el proyecto era posible y después ya pusimos el acelerador y todo salió adelante.
– Todo vuestro conocimiento está puesto al servicio de la editorial porque en ella se refleja la Filosofía y la Estética.
– Sí, yo había estudiado Filosofía y Rubén Historia del Arte pero desarrollando la rama de Estética, y todo se refleja en los libros que hacemos. Hemos sido también muy lectores de narrativa por lo que en la editorial también hay una línea muy importante de este género.
– Érais dos jóvenes sin experiencia, que os lanzábais a una aventura, y lo hicísteis a lo grande, con ocho colecciones, una gran apuesta.
– Sí, eso fue un poco de locura, y un error de principiantes porque veíamos que todos los libros que íbamos a hacer tenían temáticas muy distintas, por eso el nombre de Errata naturae porque es una editorial que siendo tan pequeña abarcaba muchas cosas y la “errata naturae” es el error de la naturaleza, veíamos que todas las editoriales que nos servían de referencia tenían una línea única, aunque abarcaran algún proyecto concreto diferente, pero en general eran bastante lineales y lo nuestro era totalmente heterogéneo: teníamos narrativa, cine, crítica, filosofía…, al ritmo que publicamos, siete u ocho libros al año, no te da tiempo a alimentarlas a todas y te vas dando cuenta de que te centras más en tres o cuatro que son las que vas alimentando a lo largo del año, unificando criterios. No hemos dejado de publicar pero lo hemos concentrado en esas cuatro colecciones.
– ¿Cuáles son esas cuatro grandes colecciones?
– Tenemos una colección verde que es “La muchacha de dos cabezas” que está desde el arranque de la editorial, en su inicio era más para pensamiento político, filosofía, y ahora es de ensayo en general, de temáticas diversas, luego nació otra a posteriori que se llama, de hecho, “Fuera de colección” y se encarga de cultura popular; empezó con un libro sobre Los Soprano, un libro sobre las series y su análisis sociológico, y empezaron a salir muchas buenas series que alimentaron esta colección. Se ha extendido al cómic, al cine…, es un acercamiento filosófico a la cultura popular. Luego hay una colección que se llama el “Pasaje de los panoramas”, una colección de narrativa pero que no es solo ficción, son testimonios, biografías…, el transcurrir del siglo XX, sobre todo. Me interesa mucho el periodo de entreguerras porque me parece que es muy similar a lo que vivimos en la actualidad. También tiene un foco importante en las escritoras, me interesa sacar a la luz muchos nombres de autoras muy importantes en sus países de origen, Gran Bretaña, Noruega, pero desconocidas por el público en España. También tenemos una colección de Filosofía para niños, importada de Francia, cuya labor está siendo muy importante, sobre todo a nivel escolar y, por último, está otra colección: “Libros Salvajes” que nació a partir de las obras de Thoreau, del que acaba de celebrarse el 200 aniversario de su nacimiento. Para Rubén fue muy importante la lectura de las obras de pensamiento de este autor durante su paso por la Universidad, recuperamos Cartas a un buscador de sí mismo y luego una nueva traducción de Walden y a partir de ahí otras muchas obras que eran inéditas o se habían publicado de forma diseminada. Con la filosofía del acercamiento a la naturaleza, hemos creado esta colección cuya intención es crearnos preocupación para proteger nuestro entorno natural. Estamos traduciendo y trayendo libros de lo que en el mundo anglosajón se conoce como nature wrinting y que tiene mucha tradición allí. Damos mucha importancia a esta colección porque es una preocupación real que tenemos todo el equipo de Errata naturae.
– De hecho, habéis creado en España una tendencia con ello ¿no?
– Efectivamente es un interés que hemos ido trabajando con nosotros mismos, personalmente, y que vemos que a la gente también le interesa mucho. Estamos recuperando autores en esta línea y también, incluso para niños.
– ¿Cuál es la clave para que una editorial tan chiquitita y montada desde la inexperiencia llegue al “Top Ten” del reconocimiento editorial?
– (Risas) Bueno, yo no diría tanto, no sabría establecer una escala, lo que nosotros sabemos es que somos personas muy curiosas y muy activas, con muchas ganas de descubrir, no solo Rubén y yo, sino que las otras dos personas que se han ido incorporando al equipo han aportado todo lo que tienen dentro de sí para dar el empuje a la editorial. Es una dedicación plena y eso se nota. En unos casos es suerte, en otros olfato y en otros esa curiosidad que nos mueve y nos movía cuando hacíamos la tesis, eres un investigador que vas tirando de un hilo y lees a un autor, ese te lleva a otro y así vas creando un universo que al final es en lo que consiste un buen catálogo, algo que dialoga entre sí, autores que mantienen relaciones, a veces no cordiales sino tensas que generan un debate interesante que te acompaña en tu crecimiento personal.
– ¿Cómo llegáis a esos autores desconocidos, olfato, interés por lo que se publica allende fronteras?
– Es más eso, el hecho de que tanto Rubén como yo hemos estudiado fuera, París, Berlín y Roma, hace que conozcas mejor el entorno editorial, nos vamos manteniendo al día de lo que hacen otras editoriales no necesariamente más grandes, aunque tenemos admiración por Gallimard y Suhrkamp, pero muchas veces son editoriales pequeñas, que también se dedican a buscar joyas y cosas más desconocidas y poco a poco vas ampliando tu campo. Hacer conexiones con estas editoriales te va poniendo en contacto con otras similares y te va abriendo el terreno a autores nuevos que a su vez te llevan a otros. Es más, casi, una cuestión de autor a autor. También tenemos una colaboración muy importante con nuestros propios traductores que te van realizando interesantes propuestas. Es más una búsqueda desde nosotros hacia afuera porque cuando me interesa un autor hay que hacer una verdadera búsqueda hasta que descubres quién gestiona los derechos de esas obras. A veces cuesta mucho.
– Para esa ardua labor, ¿utilizáis, en algún momento, portales de gestión de derechos?
– Bueno, se utilizan todos los recursos posibles. Hay que meterse en la web e investigar, o a veces funciona buscar a través de los créditos de libros publicados en otros países. Los agentes hacen todo lo que pueden, pero en ocasiones es difícil porque no siempre están actualizados los listados de representados y cada vez es una búsqueda más complicada.
– ¿Cómo crees que se os podría ayudar en esa labor? ¿Podría algún organismo centralizar esa labor para favorecer vuestras búsquedas?
– No lo sé, quizá, en nuestra experiencia como nuestros intereses son tan amplios, tendría que ser una red tan inmensa que es casi inabarcable. Ahora, por ejemplo, estaba buscando a una autora irlandesa, y he contactado con dos agentes que me han dicho que sí, que durante años la han llevado, pero ya no y finalmente hablé con un organismo oficial irlandés que me ha ayudado a averiguar quiénes son los herederos de la obra. Es muy complicado. Aunque hay que reconocer que en la mayoría de los países siempre hay algún organismo cultural que está interesado en que se edite la obra de algún autor de su país y siempre encuentran la manera de ayudarte a encontrar su gestor de derechos.
– ¿Recibís apoyo y logística a través de las instituciones del Libro?
– Francamente, no nos ocupamos de ellas, no tenemos tiempo para saber las herramientas que ofrecen, y sé que eso es problema nuestro. Pertenecemos al Gremio pero no participamos mucho de sus actividades y propuestas, por ejemplo, al LIBER no vamos, acudimos como visitantes pero no con presencia de stand.
– ¿Vais a otras ferias, realmente son importantes para hacer negocio?
– No sé cómo lo gestionarán en otras editoriales pero para mí, por ejemplo, que me encargo de la producción y los derechos, no puedo irme 6 días durante el mes de octubre a una feria. Realmente no tengo tiempo. La vez que hemos ido a Fráncfort fue antes de montar la editorial; he ido al Salón del Libro de París, a través de la Asociación de editores franceses, pero yo creo que para nosotros no es tan fundamental, yo no voy a entrar en subasta, nos quedamos siempre en los márgenes y esa gestión de derechos se puede realizar en cualquier época del año, lo que sí que es importante en las ferias es el establecimiento de lazos personales que luego sí facilitan el trabajo.
– ¿Qué libros se te han quedado en el tintero?
– Hay algunos títulos que tenía muchas ganas de publicar y ha venido una editorial más grande y se los ha llevado, eso es inevitable, cuando uno es independiente sabe que eso puede ocurrir, no puedes sentirte frustrado por ello porque entonces estarías toda la vida frustrado.
– ¿Cuál ha sido vuestra mayor satisfacción o vuestro mayor logro a nivel editorial?
– ¡Uf!, muchas cosas, la verdad, pero en concreto y lo más reciente es la edición de Walden, de Thoreau, con motivo del 200 aniversario del nacimiento del autor. Es un nombre que ya asocian a la editorial y eso es muy satisfactorio. También estamos muy contentos del trabajo de coedición que estamos haciendo con Periférica, porque empezamos con Tú no eres como otras madres, que se consideró el libro mejor editado por la Asociación de Editores de Madrid, y eso fue una gran satisfacción. Aunque de cada una de las colecciones siempre se podría destacar algún logro importante.
– Siempre editáis autores extranjeros. ¿Es difícil encontrar autores españoles que encajen en el perfil de vuestra editorial?
– No, pero nuestra filosofía, desde el principio y por la formación previa recibida, siempre nos lleva a eso, seguro que si una editorial se propone hacer lo mismo con autores españoles, los encuentra, sin duda. A nosotros nos llegan miles y miles de propuestas de gente que está muy despistada, y otros que sí que saben en qué consiste nuestra línea editorial. Sí que hemos publicado Diario, de Laura Freixas, del que ahora saldrá el segundo tomo. Y también hemos publicado la primera novela de una autora y otro autor español con pequeñas piezas narrativas, pero no es en lo que estamos especializados. Tendemos más a buscar fuera.
– Como editora, ¿qué es lo que te gustaría que encontraran los lectores en Errata naturae?
– Espero que encuentren la satisfacción y la curiosidad, que encuentren calidad por encima de todo, que encuentren algo que les mueva a actuar y ver la cosas de diferente manera, que cada libro les provoque un cambio. Que con la colección de “Libros salvajes” se consiga una empatía mayor con la naturaleza. Me gustaría que los libros que editamos provoquen un debate civil y provoquen un pequeño, o gran cambio, en la sociedad.
– ¿Cómo se siente Errata naturae tratada por la red comercial del libro en España? ¿Se hace lo suficiente por el pequeño editor?
– Yo pienso que sí; entiendo que el librero siempre está forzado por ciertas maquinarias que están ahí, que llevan muchos años y que en ocasiones les llenan la tienda de libros que no quieren. Sin embargo, nosotros siempre hemos recibido un total apoyo, tanto de los libreros como de la prensa cultural. Cuando salimos, se empezaron a publicar artículos sobre nosotros y nuestros libros que nos dio una gran visibilidad, sin haberlo planeado. No conocíamos a nadie y eso nos dio un gran empuje.
– Tenéis más de 28.000 seguidores en Twitter, es una gran labor. ¿La presencia y el éxito en las redes sociales se traduce también en mayores ventas de libros?
– Es muy complicado ver realmente ventas a través de la web, a no ser que tú seas un genio digital y sepas manejarlo realmente bien, o sepas hacer una lectura de todo el ámbito digital. A lo que sí ha ayudado mucho es que haya una mayor empatía con el proyecto. Tú pones algo y en seguida hay un “me gusta” o se comparte, es gente a la que le gusta lo que haces. Incluso hay gente que te propone libros, es una simpatía hacia el proyecto que solo se consigue a través de las RRSS. Te comunicas con alguien que sabes que te lee.
– He visto que tenéis venta directa a través de la web, ¿funcionan las ventas a través de ese canal?
– Bueno, es una cosa pequeña. Empezamos con ello porque no tenemos distribuidores en todos los países latinoamericanos y sí es práctico para esos envíos. Es un servicio más que podemos dar a los lectores. También tenemos lectores en pueblos pequeños de España cuya librería más cercana a lo mejor no tiene nuestros libros. Es un servicio añadido que ofrecemos a nuestros lectores. No es un gran volumen de negocio.
– Pero también estáis en Amazon. ¿Se vende mucho a través de esta plataforma?
– Esto lo lleva directamente nuestro distribuidor, pero digamos que sí, que es un buen cliente.
– Errata naturae no hace libro digital, solo en papel, sin embargo, me gustaría conocer vuestra opinión sobre la evolución del libro.
– No editamos en digital porque es una complicación más que no sabemos realmente si va a merecer la pena. Ya vamos muy al límite con nuestra escasa infraestructura, por lo que implicarnos en el ámbito digital ya suponía un sobreesfuerzo. Si las grandes no han llegado a tener un control sobre este tema con todos los estudios de mercado que hacen y con todas sus posibilidades, nosotros lo que decidimos fue ser cautos, esperar a ver cómo evolucionaba el mercado, y lo que vemos es que realmente no es tanto. Tenemos hechos ebooks pero que no se han comercializado, estamos a la espera de ver de qué manera se puede manejar el área digital. Hay quien nos pregunta por archivos digitales, pero no son tantos.
– ¿Cómo es vuestro público en general?
– Pues hay de todo, la verdad. En la Feria del Libro de Madrid, que es cuando vemos a los lectores cara a cara, vemos que hay de todas las edades y géneros. En general son buenos lectores y curiosos, que tienen ganas de descubrir.
– ¿Cuál es el libro que habéis vendido más?
– Tú no eres como otras madres, sin ninguna duda. Es un libro que realizamos en coedición con Periférica y que nos ha dado muchas alegrías. Ha roto todos los esquemas.
– ¿Cuál es vuestro balance en estos años?
Es muy positivo, los primeros años fueron durísimos, ahora lo recordamos como anécdota, pero estuvimos mucho tiempo sin poder cobrar nada por nuestro trabajo. Hubo momentos realmente difíciles. Nuestros sueldos, cuando los hay, son como un muelle, en función de la situación de la empresa. Pero ahora creo que estamos en un buen momento, ya estamos realmente haciendo lo que nos apetece hacer. Se nota que estamos disfrutando con nuestro trabajo. No hemos hecho nada que no quisiéramos hacer. Estamos contentos.
– Habéis sido editores intrépidos
-Sí es posible que pueda definirse así.
-¿Y ahora cómo se presenta el futuro?
– (Risas) No sé, no tengo ni idea. Me gusta pensar que esto va a durar mucho tiempo, pero mejor lo voy viendo poco a poco. Me gusta mucho, mucho, lo que hago, me dejo la piel trabajando y me gustaría que esto siguiera siendo así, aunque trabajando menos horas de las que trabajo ahora (risas).
– ¿Cómo te gustaría que se recordara a Errata naturae? ¿Con qué palabra te gustaría que os identificaran?
¡Uf!, ¡qué complicado!. Tal vez intrépido no está mal elegido. Nos gustaría que nos relacionaran con: descubrimiento, calidad, aventura, compromiso, sobre todo DESCUBRIMIENTO y CALIDAD.