Por Victoria Dannemann
"Mi poesía es aire: hay que leerla respirantemente”, escribió el poeta chileno Gonzalo Rojas (1916-2011). La antología bilingüe de su obra, recién lanzada en Alemania, rescata muy bien ese espíritu. Con el título Atemübung (Ejercicio de respiración), reúne 70 poemas en español y alemán, escritos entre 1940 y 2009, que dan cuenta del universo de uno de los grandes autores hispanoamericanos del siglo XX.
Esta publicación de la editorial Schwarzdruck, con ilustraciones del artista chileno Roberto Matta, coincide con las celebraciones por el centenario del nacimiento del poeta. Estuvo a cargo del traductor alemán Reiner Kornberger, quien lo conoció personalmente y ha trabajado su obra desde hace varios años.
Durante la presentación realizada en el Instituto Cervantes de Berlín, se reunieron familiares y estudiosos de su obra. "Él fue un hombre de su tiempo, un testigo del siglo XX en casi toda su longitud", destaca su hijo mayor, el Dr. Rodrigo Rojas Mackenzie, quien reside en Alemania. "No sólo su vida cubre este siglo casi entero, sino que fue un hombre participativo de su tiempo, que tomó posición en cada episodio nacional de Chile y también en los internacionales que le tocó vivir", señala Fabienne Bradu.
La ensayista, traductora y escritora franco-mexicana es una de las mayores expertas en la obra de Gonzalo Rojas. Es autora, entre otros libros, de la más completa biografía del poeta chileno, "El volcán y el sosiego", publicada el año pasado. La investigadora participó en la presentación de la antología, la cual se realizó en cooperación con la Fundación Gonzalo Rojas, la embajada chilena y el Instituto Cervantes, y con el apoyo del Instituto Iberoamericano de Berlín.
"Fue creador de una obra portentosa, muy singular en las letras de habla hispana, que brilla quizás más afuera que dentro de su país”, indica la investigadora. Rojas fue de los más altos galardones: el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1992), el Premio Nacional de Literatura de Chile (1992), el Premio Octavio Paz de México (1998) y el Premio Cervantes de España (2003), entre otras distinciones.
Autor de los libros La miseria del hombre, Contra la muerte y Del relámpago, entre muchos otros, en su obra se distinguen diversas vertientes, como la amorosa-erótica, la política-social y la numinosa, sagrada o misteriosa.
Huellas en Alemania
Por distintas circunstancias, el poeta mantuvo un vínculo permanente con Alemania. Desde sus años de escolar, cuando un maestro alemán lo introdujo en los clásicos, luego con la lectura de escritores germanos, en su trabajo como profesor en un colegio alemán y en sus diferentes estadías en el país europeo.
"Estuvo un tiempo no muy largo pero importante aquí en Alemania. En los días difíciles de Chile, él pasó la primera parte del exilio en la ciudad de Rostock”, relata su hijo Rodrigo Rojas. Ese tiempo retrata muy bien la postura crítica que caracterizaba al autor.
"El primer desencanto grande lo vivió en Alemania. El Gobierno de la RDA fue muy cálido y generoso, pero él padeció lo que era el sistema soviético. Le habían dado una cátedra con el título de profesor, que en Alemania es muy importante, pero no registraban alumnos a su clase por desconfianza hacia su pensamiento crítico hacia varios lados, y porque incluía en sus cursos a escritores que no eran bien vistos por el régimen, como Borges u Octavio Paz", relata Fabienne Bradu.
"Esa situación lo molestó. Él habría podido seguir así y escribir su obra mientras le pagaban un excelente sueldo, pero nunca le gustó aprovecharse de las situaciones. Tampoco le gustó la atmósfera de vigilancia y delación, no sólo con respecto a la Alemania Democrática, sino con el exilio chileno allí radicado", agrega.
Algunos de sus escritos le trajeron problemas, como su poema "Domicilio en el Báltico”, que "le valió un juicio por parte de los chilenos exiliados, que lo acusaron de renegar del ideal socialista", agrega Bradu. Pero estas experiencias no impidieron que regresara a Alemania en varias oportunidades: invitado para hacer lectura de su poesía en universidades, a participar en encuentros con intelectuales y también a Berlín con una beca del servicio de intercambio alemán, DAAD. Además viajaba por motivos personales, pues parte de su familia reside en Alemania.
Unión entre vida y obra
Su relación con Cuba, donde era encargado de negocios al momento del golpe militar chileno, fue quizás más ambigua. "Por un lado siempre fue muy agradecido con el acogimiento y la solidaridad del Gobierno cubano, pero al mismo tiempo tuvo una posición crítica frente al régimen. En esa oscilación se debatió hasta el final de su vida", comenta Fabienne Bradu.
Como testigo de su época conoció guerras, dictaduras y revoluciones. Su vida estuvo llena de episodios apasionantes, destaca su biógrafa. "En Gonzalo Rojas hay una unión entre su obra y su vida. Son escasos los intelectuales y los artistas que viven como piensan, escriben y crean. Son ejemplos que pueden inspirar conductas de más dignidad en nuestros tiempos tan horrendos de corrupción y de mentira".
La autora es también especialista en Octavio Paz, con quien trabajó en la revista Vuelta, fundada por el premio Nobel mexicano y que acogió los escritos de Rojas cuando éste estaba prohibido en Chile. Fue precisamente el chileno quien ganó la primera edición del Premio de Poesía y Ensayo Octavio Paz, en 1998, y llegó a recibirlo justo el día en que Paz falleció. Ese encuentro marcó el inicio de una amistad con Bradu: "De ahí nació una relación muy especial, lo traduje al francés, edité su obra poética y prosística cuando en Chile estaba prohibido publicarlo, escribí dos libros sobre él y lo entrevisté mucho para esa futura biografía que realicé después de su muerte".
Tras recibir el premio Cervantes, el mayor galardón de las letras hispanas, la biblioteca del Instituto Cervantes de Bremen fue bautizada con su nombre. Un signo más de su presencia en Alemania, donde hoy una completa edición bilingüe celebra a uno de los grandes de la lírica hispana.
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Con información de la DW