Por Marta Ailouti
El Cultural (ES)
Licenciado en filosofía por la Universidad de Barcelona, Francesc Bellart (Barcelona, 1984) trabaja actualmente como lector profesional en una editorial. El editor indiscreto es su primera novela, un domestic noir, un thriller sin detectives, que mezcla dosis de intriga con humor, protagonizado por una mujer embarazada en reposo absoluto y su marido, un editor cuya empresa atraviesa un mal momento. Ambos se verán envueltos, algo intencionadamente, en una trama de intriga y enredos después de que los nuevos y sospechosos vecinos, Sara y Juan, se instalen en el piso de al lado.
Pregunta.- ¿Cómo se da el paso de lector profesional a escritor? ¿Fue fácil?
Respuesta.- Llevo escribiendo toda la vida. Cuentos, proyectos de novela... Trabajar como lector en una editorial me ha ayudado enormemente. Al fin y al cabo, me paso el día analizando lo que funciona y lo que no funciona en un libro; luego es cuestión de aplicar lo que he aprendido a mis propios proyectos. De lo que se trata es de que la gente se lo pase bien leyendo.
P.- ¿Es usted su peor crítico?
R.- No. Creo que soy un crítico bastante justo. Veo defectos y virtudes en el libro. Hay cosas que ahora cambiaría, pero prefiero concentrarme en escribir una nueva novela.
P.- El editor indiscreto es su primera publicación, ¿está satisfecho con el resultado?
R.- He intentado hacer un libro sencillo y efectivo -con pocos personajes, una trama clara, acotada a un espacio de tiempo relativamente corto- y estoy contento con el resultado. A la gente parece que le gusta, que al final es lo que cuenta. Ahora estoy intentando hacer una novela más ambiciosa.
P.- ¿Cómo surgió la idea? ¿Le costó mucho escribirla?
R.- No surgió de golpe. Mi mujer estaba embarazada, y de ahí vino la premisa inicial. Luego fui dándole vueltas, añadiendo elementos, cambiando esto o lo otro, hasta que tuve toda la trama definida. En redactar el libro tardé un año: de diciembre de 2015 a diciembre de 2016. Un año durante el cual tuve a mi segundo hijo, me compré un piso, hice la mudanza... Escribía cuando podía: por la noche, los fines de semana...
P.- Su novela es una mezcla entre suspense doméstico y comedia, ¿diría que tiene el equilibrio perfecto o pesa más el humor o el misterio?
R.- La idea era buscar un equilibrio. El esqueleto, la trama, es de novela de misterio. Si lees la sinopsis no hay nada que te haga sospechar que se trata también de una comedia. El humor viene después, en el tono en el que se cuenta la historia, en el contraste entre los dos protagonistas, en el desarrollo de algunos episodios.
P.- ¿Por qué eligió este género y ese tono en particular?
R.- Me gustan las novelas de misterio y me gusta que me hagan reír, es lo que más valoro en un libro o en una película. El editor indiscreto está muy inspirado en algunas películas de Woody Allen, que también suele combinar el misterio con la comedia: Misterioso asesinato en Manhattan, La maldición del escorpión de jade, Scoop. Una vez intenté escribir una novela negra pura y dura y me salió un bodrio infumable. En el humor es donde me desenvuelvo mejor como escritor.
P.- En cierto modo, su historia recuerda un poco a La ventana indiscreta, de Alfred Hitchcock, o a Misterioso asesinato en Mahattan, de Woody Allen, como acaba de mencionar, ¿cuáles son sus referentes literarios?
R.- Sí, esas dos películas son las principales fuentes de inspiración de la novela, especialmente Misterioso asesinato en Manhattan. Soy un lector ecléctico, siempre estoy leyendo cinco o seis libros a la vez y poco tienen que ver uno con el otro. Me gustan sobre todo los escritores que me hacen reír, da igual el género o la época: Montaigne, Stevenson, Dostoievski, Bertrand Russell, Steve Toltz. Una parte del todo de Steve Toltz es mi libro de cabecera, nunca dejo de leerlo, cuando lo acabo lo vuelvo a empezar, en bucle. Es el libro más divertido del mundo.
P.- Uno de sus personajes, Iván, es un escritor que se ha cansado de escribir bestsellers y cuya crisis de identidad le lleva a intentar escribir una novela de más calidad. ¿Se siente más identificado con el escritor o con Cristian, el protagonista de la novela, que es el editor?
R.- No me siento muy identificado con ninguno de los dos. Supongo que ambos tendrán cosas de mí, pero no me tomé como referencia para diseñarlos. En todo caso sería un punto medio entre ambos.
P.- ¿Es un editor "indiscreto"?
R.- No. Soy una persona muy discreta. Si se cometiese un asesinato en el piso de al lado sería el último en enterarse.
P.- ¿Cómo son su pareja de protagonistas, Cristian y Míriam?
R.- Cristian es un tipo divertido, un poco cobarde, siempre le da rodeos a cualquier tema, es incapaz de enfrentarse a los problemas de cara. En este sentido es todo lo contrario a Míriam, que es una mujer de ideas claras, sin miedo, que siempre va de frente. En este contraste entre ambos es donde reside buena parte de la gracia de la novela. Es de donde surgen la mayoría de las escenas cómicas. La química que hay entre los dos es lo que funciona mejor del libro.
P.- ¿Qué destacaría de su novela?
R.-Que es muy entretenida. Engancha desde el principio y no afloja en ningún momento, siempre quieres seguir leyendo. Es una novela convencional pero que se lee como algo original, diferente.
P.- ¿Cuáles son sus próximos proyectos? ¿Seguirá con el domestic noir o no le importaría cambiar de registro?
R.- Estoy escribiendo una novela de juicios, que es también un thriller. Un whodunnit, más bien. Hay un asesinato, un hombre acusado injustamente, un abogado que tiene que descubrir la verdad. El tono es bastante distinto; tiene una pizca de humor, pero solo una pizca. Es un libro bastante más largo y complejo, me llevará tiempo terminarlo.