Los discos de este hombre nacido en Dolores, Tolima, el 11 de abril de 1946, son diferentes. Son una mezcla de poesía y música, pues su voz sentida recita y a veces canta estrofas de poemas suyos que relatan historias de la vida cotidiana llenas de amor, de ternura y de esperanza que se confunden con los melódicos acordes formando piezas originales y sentidas.
Esa diferencia y originalidad, fueron detectadas por los directivos de la disquera Sony, quienes decidieron prestarle atención a un casette que un día les presentó Fabio con la esperanza de ser llevado al acetato. Al poco tiempo salió al mercado Palabras de amor, esa idea alocada y diferente, y gustó al público, tanto así que al año siguiente, en 1995, aparece Pinceladas de amor, y uno de sus temas fue un suceso en las principales emisoras de música romántica.
Su tercer trabajo se tituló Evidencias del amor y apareció en 1996. Su barba blanca y su imagen franca y bonachona empiezan a ser reconocidas por los colombianos y en especial por los niños, que se aprenden sus canciones y tratan de imitar su manera de modular la voz. A la par con los discos, ha realizado una serie de videos con sus temas musicales que se han presentado en varios especiales de la televisión colombiana.
Sus discos son el resultado de una producción consciente y minuciosa, en la que él mismo escoge y dirige la música que acompaña sus letras, pues sabe cuál es el tono o el matiz adecuado para cada una de sus palabras ya que de ello depende el que refleje o no el sentimiento de la melodía, algunas veces tierna, otras nostálgica, o con una gran fuerza interpretativa.
Aunque es un trabajo de equipo, él tiene toda la concepción del tema, que pasa fácilmente del pasillo a la milonga o al tango. Sus temas reflejan una gran sensibilidad que ha sido adquirida con los años y a través de su continua lucha, que ha llevado desde muy pequeño, con la vida.
Hijo de Rafaela Polanco, se fue a vivir a los 10 años a Bogotá, en La Perseverancia, uno de los barrios más populares de la ciudad, y compartió con su abuela una pequeña casa. En medio de la pobreza le inculcaron valores como el amor al trabajo y el deseo de ser útil a la sociedad que le sirvieron para convertirse, no con pocos percances, en el exitoso músico y hombre de negocios que hoy es.
Desde muy pequeño le gustaron los negocios. Fue vendedor callejero, pregonero de juguetes, cadenas que no se oxidan y cigarrillos en la carrera séptima de Bogotá, así como dependiente en almacenes de ropa.
Conoció joven la vida bohemia, las largas tertulias que terminaban al amanecer. Se dejó llevar por ese ambiente nocturno. Un día, después de haber quedado desempleado, gracias a un aviso en el periódico, decidió entrar al Seminario de los Santos Apóstoles donde estuvo dos años. Allí se encontró con la literatura, con la poesía; escribió varias obras de teatro y empezó a hacer sus primeros poemas, conoció otros valores, pero por su carácter rebelde decidió no continuar el tercer año.
Desubicado, debido al cambio tan radical que había dado a su vida, decidió regresar a la calle a vender cigarrillos y con las ganancias de este negocio se pagó un curso de locución para sacar su licencia. Trabajó en la emisora Mariana donde manejó consolas viejas hasta que le dieron la oportunidad de dar la hora, algo que lo hizo sentirse realizado. Desde el campanario de una iglesia en el centro de Bogotá, donde quedaban los estudios, presentó algunos programas y logró buenos contactos entre los promotores de las casas disqueras. Después de retirarse de esta emisora entró a Discos Orbe como vendedor, hasta el momento de independizarse.
Esta labor de vendedor de discos la comparte con su trabajo como compositor, y en los momentos libres hace canciones para artistas como Cielo de América, Los gigantes del vallenato, que le grabaron la canción Pensando en ti y Los querendones del vallenato quienes intercalaron unos versos suyos en un homenaje a Juancho Rois.
Fabio Polanco comparte su amor por la música y la poesía con todas las personas que llegan a su oficina. En la actualidad está dedicado a escribir cuentos, pues tiene una gran imaginación y la capacidad de transmitir los más profundos sentimientos del ser humano. Viaja de vez en cuando a su Tolima para llenar su espíritu de tardes soleadas y con olor a campo y tierra mojada. Sabe que debe vivir cada momento y que cada persona, cada calle, cada lágrima, cada sonrisa que ve, vive y siente, pueden ser un motivo de inspiración para uno de sus poemas.
Una de sus composiciones, La huida, fue grabada por Ana y Jaime y dio título a uno de los trabajos discográficos del legendario dúo colombiano.
Ha demostrado ser un compositor prolífico, pues en los últimos años su producción ha sido amplia y de alta calidad. En el año 1998 salió al mercado el CDInventé un mundo de paz con 17 composiciones suyas, en el 2001 el CD Versos de protesta y amor con 25 composiciones suyas interpretadas por diferentes cantantes como Viviana, Lucho Ortiz y el dueto Manantial, en el 2002 Luis Caviedes en su disco Serenata Iberoamericana grabó su canción Declaración de amor.
En el 2000 participó en el 27 festival de la canción inédita en Villavicencio y fue finalista con el tema Los sobrevivientes.
La ternura, la serenidad y la madurez son sus principales virtudes y el resultado de una vida llena de cambios radicales, de batallas diarias, en las que siempre ha salido vencedor. Hoy se siente feliz y realizado con su música y piensa que es una buena manera de llegar a la gente y transmitir sus sueños y esperanzas a través de estos poemas cantados que son el reflejo de su propia vida.