Por Alberto Medina López
El Espectador
El beso de la mujer araña, del argentino Manuel Puig, es la historia de dos presos que comparten celda. Luis Alberto Molina es homosexual y purga una pena de ocho años por corrupción de menores. Valentín Arregui es un preso político en espera de juicio.
La historia transcurre en un gran diálogo que sólo encuentra reposo en los puntos suspensivos del sueño o del delirio. Los presos se cuentan las películas que han visto y entre una y otra hablan de sus vidas. A Valentín le dan comida envenenada y Molina atiende sus dolencias, lo protege del frío, se desprende de lo poco que tiene y hasta sirve de escribiente de una carta que Valentín dicta para su novia pero nunca envía porque prefiere destruirla.
“… no te veo en la imaginación más que a vos (…) vas a pensar en mí… y te vas a pasar la mano por tu cuerpo que tan bien recuerdo… (…) y vas a pensar que es mi mano (…) porque sería como tocarte yo mismo porque algo de mí te quedó adentro tuyo, ¿verdad?, como a mí también me quedó dentro de la nariz tu perfumito...”.
Molina es presionado por sus carceleros para sacarle información a Valentín con tal de dar con sus amigos subversivos. Le ofrecen a cambio la libertad condicional. Días tras día y noche tras noche, los presos estrechan los lazos del afecto hasta que tienen intimidad sin besos. “Cada vez me convenzo más de que el sexo es la inocencia misma”, dice Valentín cuando Molina le pregunta si está arrepentido de lo que han hecho.
Molina no aporta datos al director de la prisión, pero, a pesar de no cooperar, deciden dejarlo en libertad condicional para hacerle seguimientos e interceptaciones. Antes de salir se consuma el beso que Molina le pide y Valentín le da. “Vos sos la mujer araña, que atrapa a los hombres en su tela”.
Molina se compromete a enviar un mensaje cifrado desde un teléfono público y muere acribillado en la calle. Valentín también encuentra la muerte bajo la tortura del régimen.
La novela, publicada en 1976 y cuyas últimas líneas fueron escritas por el autor desde el exilio, fue prohibida por la dictadura. Homosexualismo y confrontación política son dos bombas que estallan al tiempo en El beso de la mujer araña.
Puig estructura su historia con diálogos, prontuarios, informes oficiales y pies de página en los que cita estudios reales y ficcionales sobre la homosexualidad. La novela, que los militares jamás lograron poner en los hornos del olvido, se convirtió en la letra de una rebelión por la libertad de ser y de pensar.