Revista Pijao
El presente como historia
El presente como historia

Inicia el libro con una célebre frase de Ortega y lo cierra con una reflexión suya: El desarrollo de la sociedad no es lineal y siempre podrán aparecer nuevos elementos que modifiquen su rumbo. Hubo una generación que, con éxito o sin él, luchó por resolver los problemas de su tiempo. Las próximas resolverán los nuevos interrogantes.

Las Memorias de Tirado Mejía son, fundamentalmente, un testimonio. El de una vida que se incrusta en la historia nacional no solo como deponente de muchos y muy destacados acontecimientos, sino como protagonista de ellos. Tirado sabe que la historia es compleja y que su interpretación no es fácil empresa. Menos aun cuando se trata de una sociedad que no siempre maneja su propio devenir, sino que a veces parecería que es manejada por él.

“El presente como historia” recoge las memorias de un hombre de ideas y de acción que hizo de su trabajo un compromiso para inocular en la conciencia del país la necesidad de pensar; de avanzar hacia el desenvolvimiento de un pensamiento crítico en relación con la historia y con las ciencias sociales. En ese propósito se movió la vida de Álvaro Tirado Mejía como intelectual, como investigador, como docente.

Conocí a Álvaro por allá en los años setenta, cuando había regresado de sus estudios en París. Era profesor de la Universidad Nacional en Medellín y yo fungía como concejal de Ibagué. En algún momento reunimos un grupo de jóvenes de varias disciplinas y publicamos un libro titulado “El nuevo pensamiento colombiano”. Además de Álvaro, allí escribieron entre otros, Ernesto Guhl, Lisandro Duque, Álvaro Medina, Darío Ruiz, María Elvira Iriarte y quien escribe estas líneas. Dibujó la portada Mariana Varela, pero no pude tener el libro a mano para escribir esta nota.

Tirado vivió diversos momentos cenitales que afloran de su pluma transparente, sobria y fácil, en múltiples páginas de su libro. Subrayo uno que me parece definitivo en su vida académica y en la historia del país: Su protagonismo intelectual en el proceso de surgimiento de la “Nueva Historia”. Si bien figuras como Nieto Arteta y Ospina Vázquez, Liévano Aguirre y Jaramillo Uribe, Gerardo Molina y Antonio García son precursores del cambio, Álvaro Tirado Mejía consolidó la ruptura necesaria para reinterpretar una ciencia que venía siendo leída desde una suerte de “cultura patriótica”, que novelaba candorosamente los hechos y dividía a sus protagonistas entre buenos y malos. Así no es la realidad.

Como lo recuerda el propio autor, la denominación de Nueva Historia se extendió a partir de un libro de Darío Jaramillo así titulado. Pero arraigó con la publicación de la “Nueva Historia de Colombia”, editada por Planeta bajo la dirección de Tirado y con la asesoría de Jorge Orlando Melo y Jesús Antonio Bejarano. Más allá de la aceptación general de que fue objeto su obra, encontró el rechazo de algunos personajes que percibieron la historia económica y social, según lo expresa el mismo Álvaro, como un “asunto de los comunistas”. Ya no es así por fortuna. De allí se desprende un sabio mensaje del libro: Lo que en el pasado es herejía, en el futuro suele ser ortodoxia.

AUGUSTO TRUJILLO MUÑOZ

Columna en El Nuevo Día


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