Por Álex Vicente Foto Eric Feferberg / AFP
El País (Es)
El escritor Éric Vuillard se ha alzado este lunes con el premio Goncourt, el más importante de las letras francesas, por L’ordre du jour (El orden del día), donde relata el ascenso de Hitler y los primeros días de los nazis en el poder. No figuraba como favorito en las quinielas, pero el jurado presidido por el crítico literario Bernard Pivot lo escogió por encima de los otros tres finalistas: Yannick Haenel (Tiens ferme ta couronne), Véronique Olmi (Bakhita) y Alice Zeniter (L’art de predre). Nacido en Lyon hace 49 años, Vuillard se consagra con su octava novela, un relato histórico que Tusquets publicará en castellano durante la primavera de 2018.
El relato arranca en 1933. Hitler, que acaba de convertirse en canciller alemán, convoca a 24 dirigentes de empresas como Opel o Siemens, para pedirles que financien la campaña del nacionalsocialismo de cara a las legislativas. Todos ellos obedecen, pensando en espantar a los comunistas y beneficiarse de una nueva era de prosperidad económica. Vuillard acompaña la descripción histórica de los hechos con un comentario crítico de los mismos, que nadie intentó detener por inexplicable que parezca hoy. También subraya los peligrosos mecanismos del olvido. Esas mismas empresas, escribe el autor, siguen fabricando “nuestros coches, nuestras lavadoras y nuestros productos de limpieza”. Más tarde, el libro va avanzando hacia 1938 y la llamada Anschluss, la anexión de Austria por parte de la Alemania nazi en 1938, a las puertas del inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Mezclando la historia en mayúsculas con anécdotas de aspecto banal protagonizadas por anónimos, Vuillard reconstruye los primeros días del Tercer Reich en un relato breve pero intenso –solo 160 páginas, en las que no parece sobrar nada–, para el que se documentó a partir de imágenes de archivo y películas de propaganda, escritos que dejaron los nazis y transcripciones de los juicios de Núremberg. “La historia siempre es otra manera de observar el presente. Por supuesto, el mundo de hoy es radicalmente distinto del de los años 30. Y, sin embargo, las coordenadas se parecen. Somos testigos de un ascenso de la autoridad y del racismo, y también de la fuerte influencia de las finanzas y de un empeoramiento de las desigualdades”, ha explicado Vuillard a Le Figaro. “Con este libro, he querido seguir el desarrollo de los términos medios, las palabras razonables, las negociaciones entre personas responsables que permitieron que se instalara el fascismo”.
Admirador de Tolstoi, Zola y Sartre, el escritor francés suele reinterpretar en sus relatos este tipo de capítulos históricos, intentando descubrir en ellos aristas desconocidas. Por ejemplo, en Conquistadors se refería a la colonización en Perú y en Congo hacía lo propio con la que tuvo lugar en el continente africano. En La Bataille d’Occident se centró en la Primera Guerra Mundial y, en el reciente 14 juillet, hizo lo mismo respecto a la Revolución Francesa. Su mayor éxito hasta la fecha en Francia sigue siendo Tristesse de la terre, donde reexaminaba la figura de Buffalo Bill usándolo como símbolo de la incipiente sociedad del espectáculo.
Vuillard también ha firmado dos películas como cineasta: L’homme qui marche y Mateo Falcone, inspirada en un cuento de Mérimée. Fue un fichaje de la actual ministra francesa de Cultura, Françoise Nyssen, que hasta mayo dirigía la prestigiosa editorial Actes Sud. L’ordre du jour fue lanzado con una primera edición de 25.000 ejemplares, que debería multiplicarse por diez o hasta por veinte gracias al Goncourt.
Mientras tanto, el premio Renaudot, que suele ser entregado solo unos segundos después, fue para otra obra de temática hitleriana: La disparition de Josef Mengele, de Olivier Guez, que reconstituye la historia del jefe de los médicos de Auschwitz.