Por El Espectador
A pesar de lo que hacen las autoridades, la trata de personas no se detiene. Entre 2012 y 2014, el 57% de las víctimas en América del sur fueron utilizadas para explotación sexual, sobre todo en países como Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay, de acuerdo con el informe anual de la Oficina de la ONU contra la droga y el delito (Unodc). De acuerdo con el informe 2017 del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre trata de personas, el Ministerio del Interior colombiano indica que las autoridades en el 2016 identificaron 68 víctimas de las cuales 47 fueron explotadas sexualmente mientras que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar identificó 46 casos de niñas y niños, un caso más que en 2015. Esto es una muestra de la vigencia del problema y la urgencia de reforzar campañas de prevención y aumentar la cooperación para luchar contra este crimen transnacional.
En este contexto Taller de Edición Rocca acaba de publicar Princesas en Ámsterdam, la primera novela del ganador del Concurso Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá, Manuel José Rincón Domínguez. Es la historia de una colombiana, una dominicana y una tailandesa víctimas de las redes de trata de personas, donde la solidaridad y el amor les ayudan a sobrellevar el mundo de la prostitución. Tiene como escenarios a Bogotá, Bangkok, Santo Domingo, Madrid y Ámsterdam –sus calles, el Distrito Rojo, las cabinas y la casa de Ana Frank–. Aborda las vidas de una colombiana que huye de la violencia de Trujillo (Valle); una tailandesa vendida a las mafias de trata de personas y una dominicana que participa en una red que envía compatriotas a Holanda. Tres mujeres con pasados y culturas diferentes y su lucha por continuar con sus vidas en medio de las redes de prostitución, el tercer negocio más lucrativo del mundo después de la venta de drogas y armas.
“Colombia es aún un país de origen, destino y tránsito de hombres, mujeres y niños sometidos a tráfico sexual y con poblaciones en alto riesgo de caer en estas redes. Por ejemplo la población víctima del conflicto e incluso indígenas y personas en condición de pobreza donde actúan grupos criminales armados. No hay que olvidar que el tráfico sexual ocurre dentro del país y atraviesa fronteras. Se calcula que el 10% de las víctimas de trata son llevadas al exterior, de manera que es un tema que amerita que se siga contando y en mi caso, desde lo literario", puntualiza Rincón.
Narrada con un estilo directo y una estructura que poco a poco va mostrando cómo cada uno de los personajes termina atrapado en estas redes, reivindica la mirada femenina del mundo y el valor de las historias y la memoria frente a la violencia que viven las protagonistas de la novela. También, cómo la solidaridad entre ellas les permite sobrellevar la vida ante un futuro incierto pero donde aún existe la esperanza de libertad. “No es un mundo para nada fácil, pero ellas luchan a su manera contra esas formas de violencia. Se refugian en la amistad o en historias que se inventan o conocen, como la de Ana Frank, para salir adelante. Creo que la novela plantea la situación de la trata de personas, la soledad que viven las víctimas y la necesidad de luchar más contra este crimen, pero sobre todo, busco una mirada más humana frente a ellas”, dice el autor, quien también ha publicado Cuentos y pasiones del cielo y Una daga en Alexanderplatz, libro ganador del Concurso Nacional de Cuento – Ciudad de Bogotá 2006.
Entre líneas, la novela muestra la vulnerabilidad de las víctimas de la violencia, la desigualdad social y la facilidad con que pueden caer en redes de trata de personas, también la necesidad de mejorar la atención de las víctimas, la capacitación de funcionarios y encargados de abordar el tema o judicializarlo, la necesidad de aumentar los sistemas de información para combatir eficazmente la trata de personas y seguir trabajando el tema ante una opinión pública aún distante al respecto. El libro atrapa y evoca sentimientos en el lector desde la primera línea y lo acerca a otra cara de la realidad, tres historias desgarradoras, pero que apelan a lo esencial del ser humano: sueños, ilusiones, frustraciones. Así, la determinación de las protagonistas por luchar, por reivindicarse frente a la vida, logran remover el mundo de quien las lee. La novela invita a ver la trata de personas con otros ojos sin dejar por fuera la necesidad de luchar contra este fenómeno.