Por Fernando Navarro
Revista V (Es)
Combatir el espectáculo con espectáculo. 23 años después de quemar un millón de libras y haber desaparecido del mapa en la cúspide del éxito, como un acto simbólico de rechazo a la fama y a la industria discográfica, el dúo The KLF, pioneros en la música electrónica británica, ha vuelto a la arena con el mensaje intacto. Esto es, hacer mucho ruido, sin importar tanto las nueces. Lo hicieron en la noche del 23 de agosto a las 00.23 horas en Liverpool, una ciudad que, a tenor de cómo estaba la calle Bold, pareciera que esperaba la resurrección de los Beatles. Centenares de fans, decenas de curiosos y cámaras de televisión se agolpaban en la puerta de la librería News from Nowhere, donde acudieron Bill Drummond y Jimmy Cauty, cabezas pensantes de The KLF, como si la moratoria de sus 23 años evaporados no hubiese pasado por ellos ni por nadie.
Acudieron con la misma premisa que siempre guió su carrera desde que comenzó, a mediados de los ochenta: no hay forma más eficaz de hacer frente al sistema que siendo más original e imprevisible que el propio sistema. De esta manera, llegaron conduciendo una camioneta antigua de helados de la que salía un hipnótico carrusel sonoro. Despertaron el aplauso y los vítores del personal. “Sois unos putos genios”, gritó Michael, un hombre de 45 años que no le costaba recordar cómo estos tipos le hacían bailar en los clubes con sus canciones sampleadas, cogiendo fragmentos musicales de ABBA, Beatles y lo que se pusiese a tiro. Más allá del ruido, las canciones siempre fueron las nueces de este grupo que tuvo varios nombres. Nueces de valor, que se convirtieron en auténticos éxitos de las pistas de baile, como ese trabajo que, bajo el nombre de The JAMs, exploraba en el incipiente universo de los samplers llamado 1987 (What the Fuck Is Going On?) o ese otro titulado The White Room, que en 1992 les llevaría al reconocimiento mundial por sus atmósferas dance.
Otras nueces
En Liverpool ahora las nueces son otras. Tienen forma de libro. Su esperado regreso está vinculado a la publicación de la novela 2023, que se puso a la venta precisamente en la noche del 23 de agosto en Reino Unido. “La gente les ama”, afirma Lee Brackstone, el editor de Faber & Faber, la editorial británica que publica la novela. Fueron ellos quienes se pusieron en contacto con él por su olfato literario. Le ofrecieron una historia “que aporta esperanza, una distopía para explicar el mundo y por eso les hace aún más grandes”, señala Brackstone. Lo mismo piensa Julián Viñuales, de Malpaso, la editorial que publicará el libro en España el 28 de agosto con la traducción del escritor Javier Calvo. “Es una apuesta literaria y artística. No me lo he planteado nunca por su valor musical. La propia riqueza del texto trasciende lo musical”, reconoce el editor español. Firmado por The Justified Ancients of Mu Mu —el primer nombre que tuvo el dúo—, el libro, cuyo título y desarrollo interno es un guiño a George Orwell, presenta un mundo distópico dominado por cinco corporaciones mundiales capaces de comprar países. Gigantes empresariales asociados a los actuales Youtube, Facebook o Google que marcan el devenir de las sociedades occidentales sumidas en el espectáculo mediático y las interconexiones de internet. Es un mundo distinto del nuestro, pero no muy distinto ni, tal vez, lejano.
La publicación de la novela abre tres días de jornadas en distintos puntos de Liverpool —naves industriales, iglesias, galerías de arte— dedicadas al universo del grupo, que bebe por igual de la parte más absurda del humor británico, el situacianismo que pone a prueba las normas y las conductas del sistema y el discordianismo, la filosofía vital sacada del libro Illuminatus!, escrito por Robert Anton, que entiende que lo único que gobierna nuestras vidas es el caos. Tras haber agotado en minutos entradas por valor de 100 libras (108 euros), cerca de 400 fans participan en estas jornadas, que cuentan con conferencias y sesiones musicales.
La expectación era inmensa ante el regreso de los tipos que en 1994 quemaron un millón de libras y lo grabaron. Los mismos que ahora publican una novela, que ya se vende a buen ritmo gracias en parte al ruido mediático generado. Combatir el espectáculo con más espectáculo. Tal vez, en la era de la posverdad, todo lo que simboliza The KLF sea el mejor de los chistes posibles.
La provocación como arte
The KLF, que dijeron que habían regalado su primer disco de oro a una prostituta, anunciaron que se retiraban en 1992 en la ceremonia de los premios Brit. Ese día subieron al escenario con el grupo de post-punk Extreme Noise Terror y salieron con ametralladoras disparando munición de fogueo al público.
Antes pidieron a la organización que les dejase llevar un elefante o, al menos, que permitiese que uno de ellos se amputase una mano en directo. En 1994 confiscaron todos sus discos y quemaron un millón de libras en un acto sin precedentes.