Revista Pijao
Cuando Manuel Puig conoció a Carmencita
Cuando Manuel Puig conoció a Carmencita

Por Walter Lezacano   Foto Lucía Merle

Clarín (Ar)

El almanaque marca 1940. La ciudad es General Villegas, provincia de Buenos Aires. El personaje es Manuel Puig, de apenas siete años y a quien llamaban "Coco" en la intimidad, y le dice a su nueva amiga, Carmen Acuña, algo que es toda una declaración de principios con aliento a futuro: "El cine es la vida real, Carmencita, y todo lo demás es mentira. ¡La vida es una gran mentira!". Parece el germen de todo lo que vino después en la maravillosa obra de Puig. Estas palabras de Coco estaban en el diario -quince cuadernos- de Carmen Acuña, que relata cincuenta años de amistad y al que tuvo acceso el periodista, historiador y escritor radicado en Mar del Plata Carlos Balmaceda. De ese descubrimiento surgió la novela –una ficción, sí, pero con un gran porcentaje de verdad- Contigo a la distancia. Manuel Puig en los diarios íntimos de Carmencita .

En el libro conocemos desde una voz testigo y lejana algunos aspectos de la vida de Puig: escenas de diálogos sobre cine y las estrellas de Hollywood, imágenes de momentos vividos juntos y retratos íntimos y con cierto vuelo poético de personajes secundarios como el padre y la madre de Puig. Por ejemplo: “A María Elena, la mamá de Coco, le gustaba que le dijeran Male. Era una mujer fuerte en un mundo de hombres machistas. Una tempestad no la habría volteado fácilmente, y un tigre furioso no la habría asustado.” Dice Carmencita en la novela: "El Coco que yo conocí era distinto al Manuel Puig que aparecía entrevistados en los diarios y revistas. En algunas vidas fue un hombre feliz, en otras no tanto, y en algunas estaba triste y desolado".

Contigo a la distancia nació por el vínculo estrecho que Balmaceda tuvo con Carmencita, la protagonista de la novela: era la abuela de su esposa. Desde que la conoció, hace 18 años, siempre charlaron mucho. Realmente vivió una vida de novela, dice Balmaceda. “Ella se reía cuando yo le decía que iba a escribir la historia de su vida. Pero recién pude hacerlo cuando falleció. Tardé mucho en encontrar el tono de la novela”, cuenta el autor.

Lo primero que hizo fue una nota larga con estilo de crónica biográfica. También escribió una obra teatral que ahora adapta con Mauricio Dayub porque hay una propuesta de producción para montarla. Hasta que se decidió por la novela: “Pensé en un clima narrativo y en un lenguaje que transmitiera ternura y calidez, pero también desconcierto y angustia durante los momentos dramáticos que vivieron tanto Carmencita como Manuel Puig en un país como el nuestro, construido a los sobresaltos. También quise hablar del modo en que el arte atraviesa nuestros sentimientos y emociones y nos ayuda a conjurar los demonios que nos abruman.”

Dice Carmencita en la pagina 13 sobre su relación con Puig, que duró casi medio siglo: "Nos escribíamos seguido. A veces dos o tres cartas por mes, aunque hubo épocas en que sólo nos mandábamos alguna que otra carta cada tanto. No te olvides que fueron muchos años de amistad y en todo ese tiempo nos pasaron muchas cosas. En general eran cartas de una sola hoja, raras veces un poco más”. Este tipo de cercanía epistolar lleva a pensar en esa obra de Puig que es Querida Familia, dos tomos de cartas publicados por editorial Entropía. Allí el autor le cuenta a su familia toda su vida y también cómo fue su paso –y fracaso- por la industria del cine y que terminó convirtiéndolo en escritor. Contigo a la distancia permite acceder a esa evolución de Puig desde otro lugar, otra lente. Escribe Carmencita en la página 47: “1943. Retrato de Coco. 'Sos un genio', te dije una vez que me leíste una obra de teatro que habías escrito. Tenías diez años, pero eras un hombre de mil rostros: asustado, desconfiado, cínico, mordaz, divertido, afectuoso, generoso. Un brujo que practicaba magia blanca. Me contabas tus sueños y pesadillas, y una tarde me dijiste afligido: 'De noche me persiguen arañas gigantes con ojos de fuego; durante el día me persiguen los lobos que merodean por las calles'”.

Balmaceda quiso contar la historia de Carmencita y del hilo de amistad que la unió con Manuel Puig a lo largo del tiempo y de las distancias que los separaron. Y fue más allá: “Lo que significó ese vínculo mientras ambos sufrían por la intolerancia, marginación y persecuciones de una sociedad golpeada por prejuicios políticos, sexuales e ideológicos.” Le cuenta este Puig ficcional a Carmencita: “¿Te cuento un secreto?: El último invierno que pasé en el colegio llegó un alumno nuevo. Apenas lo vi pensé que podríamos congeniar. No era una hiena y mucho menos un lobo, y le gustaban las novelas de los Premio Nobel tanto como a mí. Al principio charlábamos de libros, pero más que nada de películas, porque no me gusta hablar mucho de literatura. Después comenzamos a confiarnos nuestros sueños […] y tuve unas ganas irrefrenables de abrazarlo. Me leyó la mirada. Fue la primera vez que me besaron así. A los pocos meses terminaron las clases, y nos separamos con un largo abrazo. Jamás volví a verlo.”

Este es un texto que se escribe para desarrollar tensiones entre la realidad y la ficción, la biografía y la imaginación, la historia y la fantasía. “Se busca saber cuánto de la novela es cierto, cuánto se ajusta a la realidad. Me gusta trabajar con el cruce de verdades y mentiras ficcionales que constituyen una novela”, dice Balmaceda. En 1979, Puig le escribe a Carmencita: “Querida Carmencita: ¡Al fin terminé mi nueva novela! La titulé Pubis angelical. ¿Qué te parece el título? No te cuento la historia para que leas el libro. Cuando escribía me dormía con cientos de preguntas en la cabeza, pero durante los sueños aparecían las respuestas, y también mis contradicciones más profundas. Eran imágenes confusas que debía descifrar yo mismo, para que mis propios espectros saltaran de mi inconsciente, y cayeran lentamente en las páginas que escribía. Quería contar una obsesión mía, y que a la vez fuera la obsesión de mucha gente. Pero debía encontrar mi propia voz para que me oyeran, en medio de tanto barullo. Una voz única, muy íntima y personal, que brotara desde lo más hondo de mi alma.” Con el tiempo de nuestro lado podemos decir que Puig, con quien podemos renovar nuestro amor y vínculo en esta novela, logró esto que se proponía y se volvió un escritor que traspasó el siglo XX para seguir siendo relevante en este siglo.


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