Revista Pijao
Cuando los personajes de ficción literaria nos habitan
Cuando los personajes de ficción literaria nos habitan

Asombrosa experiencia, esta de encontrarnos a muchos de los personajes creados por grandes literatos, habitando, no solo nuestra mente, si no haciendo presencia, física, concreta, en calles, parques, plazas y senderos de ciudades, bien sea del origen natal de sus creadores, bien en otros lugares geográficos.

 Es algo así, como salirse de la fantasía, esto de haber sido re-creado el personaje en esculturas: de bronce, o piedra, o mármol; y alcanzar a ser protagonistas, no solo en los libros, en letras de molde, sino también, en obras escultóricas, de tamaño real.  A veces enormes… o pequeñitas; pero con existencia propia, fuera de la  imaginación de su creador literario.

Y, lo más llamativo, que lugareños nos aseguren de ser su existencia absolutamente real; tanto, que el autor literario pasa a segundo plano, o inclusive, a la inexistencia.

Visitando la ciudad de Londres, es usual dentro del recorrido turístico, el ser conducidos a la  221b Baker Street, lugar de habitación de Sherlock Holmes,  donde hay todo un museo del detective famoso. No nos nombran al autor, Sir Arthur Conan Doyle. Se da por sentada la existencia real del personaje.  De Sherlock Holmes, según dato consultado  en Google, existen 55 esculturas alrededor del mundo. Hasta en Moscú hay una de ellas. De su autor … creo que tres.

 Y qué decir de los españoles al ir por La Mancha. Nos hablan del Quijote como persona independiente de su autor; el cual,  generalmente, entre  propios y extraños, ni se conoce. Nos llevan a la Ruidera, nos conducen a la Cueva de Montesinos. Nos “muestran” hasta su bacía, con tal convicción, que alcanzan a despertar sentimientos enternecedores, cuando no humorísticos, o hasta de identificación y afinidad.  De igual modo relatan las impertinencias de Sancho y su lugar de quehaceres, como algo absolutamente real. En Madrid, en la Plaza de España, sí se exalta a Cervantes, en el gran monumento; mas se le brinda mayor  realce a Don Quijote y su escudero, quizás más próximos al conocimiento y mucho más cercanos, no solo en altura escultórica, si no, inclusive a  la existencia misma de todos nosotros emotivos visitantes.

Sin salirnos de España, en Salamanca, es visita obligada el Parque de Calixto y Melibea. ¡Genial! De un romanticismo absoluto.

Y,  Don Juan Tenorio, es habitante perpetuo, muchas veces encarnado en varones actuales; para gracia misma de Zorrilla.

 

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En Verona, nos llevan al balcón de encuentros amorosos de Romeo y Julieta; para nada nombran a Shakespeare. Solo  en Stratford-upon-Avon, lugar de su nacimiento, en Reino Unido, nos encontramos con el autor, junto con  varios de sus personajes: Hamlet; Lady Macbeth; Falstaff.

Alrededor del mundo,  nos encontramos con personajes literarios a quienes se rinde más culto, que a sus creadores. En Estados Unidos, hace años, y con réplica del barco, hacíamos el recorrido de Hukleberry Finn y Tom Sawyer, por el Mississippi. Bella experiencia.

Y la  Pequeña Sirena de Copenhague, símbolo de la ciudad, es tan famosa que ir a Dinamarca y no  visitarla, causa total reproche. Pero se olvida, por lo que regular, a su creador literario: Hans Christian Andersen .

En Rumania, el Conde Drácula es connatural al país. En Transilvania,  cuna del sádico personaje histórico, se le  rinde homenaje con estatuas a Vlad III “El empalador”, nacido en 1413; quien al parecer inspiró a  Bram Stoker, para crear su legendario Drácula (Diablo). Su Drácula es  protagonista de excepción, en películas de terror. Habitante ya, no solo en parques, si no en cuentos, comics, disfraces. Además de ser  el  visitante sempiterno del imaginario colectivo. ¿Conocen alguna celebración de Halloween,  en la que no aparezca el reconocido Vampiro?

En ésta misma línea encontramos a Frankenstein. Personaje que goza de múltiples representaciones. Sigue caminando aún  por todos los senderos reales e imaginarios. Para los niños de todas las épocas, ha sido,  y es,  del todo familiar. Constituye incluso parte de las pertenencias de muchos,  en su stock de   juguetes; y fabricado en diferentes materiales. Lo que no saben muchos de esos niños; y, menos aún, sus padres; es que Frankenstein, fue el doctor que creó la creatura monstruosa, en la novela gótica.  Al inmortal doctor Victor Frankenstein, se  le ignora por completo. Pero su nombre se adjudica a su creación, en la distorsión popular.  Lo que sí  resulta del todo imperdonable, es que no se exalte a la autora: Mary Shelley. Una joven inglesa del siglo diecinueve, quien en reunión de escritores,  estimulada por Lord Byron, en apuesta para escribir cada uno una historia de terror, lograra crear en una noche tan inmortal personaje. Ella, Mary Shelley fue la ganadora, aventajando a sus contrincantes, todos de renombre intelectual.

 En nuestro terruño colombiano contamos con la Hacienda de nuestra “Maria”, en el Valle del Cauca. Jorge Isaacs, poco aparece en memoria de algunos.

En mi práctica psicológica aplico Tests de Inteligencia, en los cuales    están incluidas preguntas de “cultura general”.  Una de ellas es –Autor de la María … pocos adolescentes logran acertar ( igual cosa acontece con los adultos). Otra pregunta, es la del Autor de Fausto.  Se quedan en Babia; mas sí conocen la referencia a Mefistófeles … personaje que acompaña nuestro existir. Tanto es así, que es fuente de inspiración perenne. Nos   encontramos con su personificación en todos los ámbitos; ya no solo escultóricos, que siguen siendo muchos, sino también teatrales y de factura mágica adscrita al mal.

 Robinson Crusoe  y muchos otros personajes literarios, bien de mera ficción, bien reales sobre los que se ha elaborado la ficción, perpetuando su existencia, gozan de esculturas que salen a nuestro encuentro; o a las cuales intencionalmente dirigimos nuestros pasos en viajes programados. Todo esto  brinda a nuestro imaginario, alegrías maravillosas, reafirmando la débil línea divisoria entre la fantasía y la realidad objetiva-concreta.

Somos mitad sueño, mitad vigilia. La creación literaria, decía Freud, es el “sueño diurno” y la poesía constituye la “fantasía”.

LOA A LOS ESCRITORES, quienes brindan al existir mental, horizontes sin límite. Enriquecen nuestro mundo interior, y hacen de nuestro espectro cognitivo, terreno propicio para albergar personajes que nos acompañan a lo largo de nuestras vidas.

Personajes que de alguna manera son modelo de todas  las virtudes, falencias y hasta aberraciones; bondad y crueldad; vicisitudes y logros; tragedias, frustraciones  y hazañas. Amores y desamores. Encarnan la condición humana, en el espectro pluridimensional de su esencia; y,  reflejan en espejo, el drama propio   de nosotros seres tan finitos y tan limitados; ayudándonos a comprender nuestros temores y   angustias; como también  nuestras ansias de  placer y gozo.

Muchos de esos personajes, han sido nuestros maestros en el arte de la vida. Otelo, símbolo de los celos. Hamlet, el pensador perpetuo. Don Quijote de la Mancha, el genial idealista, quien nos muestra en forma asombrosa diversas verdades. Sancho Panza, el pragmático, de discurso aparentemente simple, que sorprende por aleccionador. Madame Bovary,  “soñadora ilusa”. Raskolnicov “el perturbado”. Papá Goriot, el avaro. Mister Scroosh, el amargado solitario, egoísta y  despiadado… La lista no tiene fin.  Cada cual tendrá los suyos.

Estos temas, son apenas estímulos, para que mis lectores, escriban acerca de sus preferidos, a la luz de sus propias lecturas y vivencias.

Interesante  recibir propuestas en relación con el tema, lo cual  enriquecerá   enormemente  nuestros conocimientos literarios, a más de   ayudarnos a   recordar lo ya olvidado.

A trabajar

 

RUTH AGUILAR QUIJANO

Especial Pijao Editores


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