No pasó inadvertida la celebración de los doscientos años del nacimiento de Charles Baudelaire, el inmenso poeta que al decir de calificados críticos literarios es la figura más grande de la poesía francesa. Medios de comunicación de todo el mundo aprovecharon esta efeméride para hablar sobre la obra del autor de Las flores del mal. Todo porque el poeta, nacido en París el 9 de abril de 1821, marcó un quiebre en la forma de escribir poesía. Aunque se dice que fue en su época opacado por Víctor Hugo, muchos analistas señalan que en poesía fue superior al creador de Los miserables, y que influyó notoriamente en el perfeccionamiento de la obra de sus contemporáneos Paul Verlaine, Arthur Rimbaud y Stéphane Mallarmé. Estos escanciaron, sin duda alguna, en su lenguaje pleno de simbolismos.
Huérfano de padre a los cinco años de edad, Charles Baudelaire le abrió el camino a la poesía moderna. Para un joven que a la edad de veinte años ya había leído a escritores como Honorato de Balzac, Alejandro Dumas, Francois de Chateaubriand y Lord Byron no le fue difícil encontrarle un ritmo nuevo a su creación poética, una manera más clara de expresar sus preocupaciones existenciales, un tono preciso para decir lo que quería de la sociedad francesa, sin acomodarse a los requerimientos estéticos en boga. Como escribió William Ospina, el padre del simbolismo francés “se alzó en rebelión contra la hipocresía de su tiempo, contra la sordidez de la vida, contra el utilitarismo mezquino y los viejos sobornos de la virtud simulada y de la caridad oportunista”.
Las flores del mal, el libro que le daría el reconocimiento a Charles Baudelaire como poeta excelso y, al mismo tiempo, como hombre de libertinajes condenados hasta entonces por la pacata sociedad francesa, fue publicado el 15 de junio de 1857 por la editorial Auguste Poulet-Malassis. Una vez en las librerías, con un tiraje reducido, el libro empezó a causar escándalo por los temas que el poeta manejaba, que fueron considerados escandalosos por el Gobierno francés. Tanto, que fue catalogado como un poemario que iba contra los principios de la religión y la moral. Su publicación le causó a Baudelaire problemas con la justicia. Para asumir su defensa, contrató un abogado. Fue condenado a pagar una multa de trescientos francos, y obligado a excluir del libro seis poemas considerados inmorales.
¿Por qué trascendió tanto la obra poética de Charles Baudelaire? Los estudiosos coinciden en que fue un poeta que se atrevió a decir cosas que nunca antes nadie se había atrevido a decirlas. Para hacerlo, hizo uso de un lenguaje poético moderno, donde rompe con el tradicionalismo romántico que caracterizaba a quienes para esa época eran las grandes figuras literarias de Francia. La fuerza oceánica de su voz hace énfasis en los pecados naturales del hombre, expresando en un lenguaje magistral su rechazo a esa sociedad que lo condenó por su vida disipada, por su desenfreno pasional con mujeres de dudosa reputación y por su entrega a vicios que lo llevaron a situaciones difíciles. Baudelaire levantó su voz contra una sociedad hipócrita y decadente que no entendió su forma de vivir.
En un ensayo publicado en este diario, Harold Alvarado Tenorio dice que para Baudelaire “la belleza, que tiene existencia propia, es un fenómeno terrible y sin vida que hace del poeta un siervo encadenado a su ídolo”. Agrega que la belleza “tiene una mirada infernal y divina y el poeta queda atado a ella ignorando si proviene del cielo, el infierno o ambos”. Es casi lo mismo que explica Octavio Paz en un ensayo publicado en 1956 cuando dice que la poesía “resuelve todos los conflictos objetivos y el hombre adquiere al fin conciencia de ser algo más que tránsito”. En Charles Baudelaire, esa belleza está en esos poemas que hablan de su incomprensión, como cuando canta en el poema El enemigo: “Mi juventud fue una tenebrosa tormenta / atravesada aquí y allá por brillantes soles”.
¿Por qué se dice que Baudelaire, una de las más grandes glorias literarias de Francia, llevó una vida miserable? Sus biógrafos se detienen en aspectos relevantes de su vida para afirmarlo. Uno de ellos, su pasión por el alcohol y por el opio. Pero también porque le gustaba frecuentar ambientes sórdidos, donde compartía con prostitutas y gente de los bajos fondos. Además, porque estuvo internado en clínicas y sanatorios para que le hicieran tratamientos de recuperación. Sin embargo, este hombre que murió el 31 de agosto de 1867, a la edad de 56 años, dejó para la posteridad una obra deslumbrante. Las flores del mal, libro por el cual recibió el nombre de poeta maldito, que contiene una poesía perturbadora, hizo que Gustave Flaubert lo llamara “el Dante de la modernidad”.
Tomado deJosé Miguel Alzate
El Tiempo