Por El País (Uy) Foto F. Flores
El escritor dice que el primer encuentro fue clave: a primera vista se deshizo del estereotipo que uno puede tener armado en la cabeza si le proponen narrar las andanzas de un anciano que fue ladrón, estafador, contrabandista y narcotraficante durante 40 años. Que pasó más de una década preso en Uruguay, Argentina, Brasil y Suecia. Que huyó de algunas cárceles. Que casi muere a manos de sicarios. "Si lo ves es un abuelo, culto, educado, nunca un tipo rudo y hostil como me supuse. Tiene 70 años, lleva una vida austera y tranquila, te llama la atención cuando te enterás que por esas manos pasaron millones de dólares", cuenta Mauricio Rodríguez, periodista y escritor de seis libros de no ficción, incluyendo éste, Una vida en el pretil.
El libro se lee como una sorprendente sucesión de anécdotas, tantas que el propio escritor no pudo llevar la cuenta: "Antes de publicarlo me puse a contarlas y cuando pasé las 100 dejé de hacerlo. Es un caso extremo de cómo la realidad a veces supera a la ficción", dice.
La única condición que el autor no logró disuadir fue la de no revelar su nombre verdadero. En su lugar, el protagonista eligió el de Manuel Canosa, "es una conjunción que tiene que ver con personas que fueron importantes para él durante esa época dura", explica Rodríguez.
Es que si Canosa se desbocara quedarían enchastradas las reputaciones de algunos deportistas, políticos y personajes adinerados que, 20 años atrás, compartían fiestas, vicios y hacían negocios turbios, muy turbios, de los más oscuros del país, con él. "Mucha gente me dice que lo que le llama la atención de este libro es cómo se desarma eso de que en Uruguay nunca pasa nada. Acá queda demostrado que pasa de todo, sí, y desde hace 40 años", opina Rodríguez.
La de este bandido puede ser tomada como una historia autobiográfica y tremendamente excéntrica y divertida —hay una catarata de recuerdos de huidas infantiles, engaños juveniles y peleas adultas con finales insospechados— o como una crónica del bajo mundo de Montevideo y Maldonado y sus personajes. También es la relación inseparable de un hijo con un padre admirado, que lo adentra desde que es pequeño en el mundo de las apuestas y que luego llegarán a ser socios de estafas y narcotráfico.
Pero, ¿por qué querría un hombre que arrastra tantos malos recuerdos narrarlos para que queden plasmados en el tiempo? "A mí de él me atrajo que es un personaje seductor en todo momento, y Canosa me contó su vida porque lo perturba el cambio de códigos en la delincuencia que hay hoy. Él, de esta manera, quiere mandar un mensaje".