Así, con esa frase contundente, comienza uno de los videos promocionales del mega proyecto Arena del Río que se construirá próximamente en Barranquilla. Una estructura multifuncional para eventos, espectáculos y partidos de fútbol, con graderías para 55 mil espectadores, techo y suelo retráctil, centro de convenciones, hotel cinco estrellas, museo y demás exquisiteces que al parecer lo hacen único en su tipo en América Latina. Un lujo de proyecto que dará 9 mil empleos directos y moverá chorros de inversión extranjera y dinero fresco para la ciudad. Arena del Río sería el cuarto estadio de la ciudad y el noveno Museo.
Ahora que las Achiras son huilenses por denominación de origen y el Festival Nacional del Bambuco ha cambiado a un nombre muy similar al Festival Nacional del Folclor, no sería raro que Barranquilla se quedara con esa frase de “Ciudad Musical” de la que sacan tanto pecho los paisanos y que por la que hacen tan poco. Seguramente algunos se preguntan cómo podría la Ciudad de Shakira, el Carnaval, Chelito de Castro, Maía y cuna de las canciones del Joe Arroyo disputarle a Ibagué el famoso título que ya disputa Valledupar con su ritmo internacionalizado y hasta Medellín con su pléyade de reguetoneros y cuna de Juanes y muchos más. Pero la respuesta se encuentra sin duda en esos vídeos promocionales de la Arena del Río en las que hablan de las virtudes musicales de Barranquilla y cuyo escenario para magnos eventos comienzan a construir en marzo.
¿Contra eso qué tenemos nosotros? Dos instituciones, el Conservatorio del Tolima y el Conservatorio de Ibagué, con disputas entre sí; dos vetustos y anticuados escenarios, la Sala Alberto Castilla y el Teatro Tolima, a años luz de las posibilidades de un auditorio moderno; y el lánguido apoyo a los eventos que han logrado sobrevivir con el pasar de los años, cada vez en situaciones más precarias. A los más de 400 millones de dólares que van a invertir en el Arena del Río, los gobiernos locales anteponen un dinero en infraestructura que no alcanza ni para tapar las goteras de escenarios tan mínimos como el pequeño auditorio del Museo de Arte del Tolima o para aires acondicionados, o baños decorosos y 15 millones de pesos para la música dividido en tres de los cacareados Estímulos Artísticos y Culturales.
¿Dónde hay un enfoque en la ciudad para la creatividad? ¿A qué artistas están ayudando a proyectar nacional o internacionalmente? ¿Cuál evento de talla internacional realizaba la Capital Musical? ¿Dónde esta el estudio de producción o el apoyo a una industria musical local? ¡En ninguna parte! Comenzando con que mientras el enfoque educativo siga promoviendo intérpretes y no creadores seguiremos teniendo más mariachis que Shakiras o Bernardos Rojas. El futuro de la música jamás estará en la repetición eterna de los mismos bambucos y san juaneros.
DARÍO ORTIZ
Tomado de El Nuevo Día