Por David Marcial Pérez Foto Héctor Guerrero
El País (Es)
Antonio Ortuño (Guadalajara, 1976) ha dicho más de una vez sobre sí mismo que habiendo nacido en la tierra de Rulfo es difícil pertenecer al club de Ibargüengoitia, como trazando una línea entre dos escuelas mexicanas −la del silencio y la muerte; y la de la ironía y la sátira− y como justificando esa transición hacia su última obra, La vaga ambición, un libro de relatos sobre la vida de un escritor. “Además, estoy de acuerdo con Ibargüengoitia cuando decía que todas las ideas buenas de sus obras de teatro le llegaban cuando recibía el cheque de la editorial con el anticipo”, dijo este miércoles durante la presentación del libro en casa, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).
Un libro de “humor corrosivo, intimidad exacta, inteligencia certera y lenguaje preciso”, como lo definió durante la presentación el escritor Emiliano Monge, donde se pone a examen “ese universo putrefacto que componen los escritores, críticos, editores, los encargados de prensa, los periodistas y los lectores”, mientras que por debajo, añadió Monge, “corre silencioso pero latiendo con potencia todo eso otro que siempre ocultan los rostros y que en el fondo no es otra cosa que la vida, la infancia, los quiebros que trae consigo la violencia, la ilusión, el trance de encontrar un destino, la edad adulta y el destierro”.
Ortuño explicó que “llevaba tiempo queriendo armar un libro de relatos con un hilo común y a la vez dando vueltas a como escribir sobre escribir”. El resultado han sido seis cuentos protagonizados por Antonio Murray -trasunto del propio autor-, vecino de Guadalajara y esforzado superviviente en la selva literaria mexicana, que la han valido el espaldarazo en España del premio especializado en relato Ribera del Duero.
Escapando del reclamo publicitario de una de las etiquetas de moda, la auto ficción, Ortuño lanzó un aviso a sus futuros lectores: “lo que no quería era caer en esos vomitivos, aburridísimos y condescendientes textos sobre la escritura en los que un autor heráldicamente cita todo lo que ha leído en su puerca vida o a veces incluso lo que leyó su ex esposa y le platicaba a él en la intimidad”.
Contra toda solemnidad, el autor jalisciense de otros ásperos títulos como El cortador de cabezas o Recursos humanos, añadió que su objetivo fue “encontrar una mejor forma de construir un discurso sobre la literatura. Mi relación con la meta literatura o con el post-rock, es como con el post-guacamole, porque llegarán a ponerle nombre a esa otra cosa que no sea guacamole y que además vea con condescendencia al guacamole”.
Además de la ironía, el sarcasmo y el dramatismo, la escritora Fernanda Melchor destacó “el control formal tan preciso sobre el ritmo de la historia y los elementos narrativos. Cada cuento funciona como un engranaje y se llega casi por acumulación a una novela. Por estratos vamos conociendo al niño narrador, al padre, a la madre, los hijos, el primo Carlos. Nos cuentas una vida que es tuya pero que la vez no es tuya, es de todos”.
Título: ‘La vaga ambición’
Autor: Antonio Ortuño.
Editorial: Páginas de Espuma (2017).
Formato: eBook y tapa blanda (120 páginas).