Revista Pijao
Jorge Volpi gana el premio Alfaguara
Jorge Volpi gana el premio Alfaguara

La novela sirve para muchas cosas. Una de ellas, para evadirse de la realidad. Pero también, cuando esta se muestra esquiva, caótica o llena de fugas, para ordenarla. Al buscar ese camino, cuando los hechos se encuentran envueltos en un laberinto, no necesita si quiera de la ficción. Por eso, Jorge Volpi (Ciudad de México, 1968) ha escogido un caso plagado de sombras: el que afectó en 2005 a Israel Vallarte y Florence Cassez, entonces pareja sentimental, acusados de secuestro en México, para contarlo en Una novela criminal, que se ha alzado con el XXI Premio Alfaguara.

Volpi trata de ordenar los hechos que sacudieron México y provocaron un incidente diplomático entre los gobiernos de Felipe Calderón y el de Nicolas Sarkozy con una “novela sin ficción”. Las presiones de Sarkozy condujeron a la liberación de Florence Cassez [tras ocho años de prisión] pero eso no impidió que Israel Vallarta lleve 11 años en la cárcel sin sentencia de primera en instancia”, explicó desde México a este periódico el reputado escritor, autor de novelas como En busca de Klingsor (Seix Barral).

El escritor mexicano sigue en su novela premiada por el grupo editorial Penguin Random House con 175.000 dólares (140.400 euros) y una escultura de Martín Chirino, la arriesgada vía que hoy exploran autores como Javier Cercas (Anatomía de un instante) o Emmanuel Carrère (El adversario), a quienes reivindicó nada más darse a conocer el fallo en Madrid, y con anterioridad Truman Capote (A sangre fría) o Norman Mailer (La canción del verdugo). “Utilizan los recursos y los medios de narrar propios de la novela tradicional para contar hechos ciertos, y el margen de la imaginación consiste a veces en llenar esos intersticios que no quedan claros”, señaló. Pero a diferencia de Capote o Mailer, quienes “confiaban en sus sistemas judiciales", el mexicano ha afirmado que su "gran desafío" ha sido, justamente, que no se podía creer nada del suyo.

Mentiras

Y en esa técnica entra un intento de aclarar mediante interrogantes. “Las conclusiones, en esta novela sin ficción, las debe sacar el lector”, apuntó Volpi, colaborador de EL PAÍS. O la conciencia de lo que no funciona, caso de la justicia en México, según el también autor de Las elegidas (Alfaguara). “En este caso, no del todo aclarado, la función de las instituciones fue dar una apariencia de que se estaban resolviendo los hechos, pero con mentiras. La autoridad trató de ocultar lo que debía haber esclarecido. Sobre este caso se reveló que la policía había organizado un montaje televisivo para capturarlos”.

Tres años estuvo el escritor documentándose, leyendo las 10.000 páginas del expediente para elaborar su novela, cuya narración arranca en 2005. Desde entonces, “México, lamentablemente, ha cambiado mucho. En aquellos momentos, la mayor preocupación de seguridad eran los secuestros, pero, un año después, Calderón lanzó la guerra contra el narco. Esto ha llevado a lo largo de estos 12 años a una situación en la que tenemos cientos de miles de muertos, de desaparecidos, en unas cifras propias de una guerra civil. Ha sido un cambio terrible”.

Y a pesar “de este escenario político y social tan desasosegante”, continuó su reflexión en conversación telefónica con este diario, “es sorprendente que haya tantas generaciones en activo, en las artes visuales, en la literatura y ahora principalmente en el cine, conviviendo con proyectos distintos en un ambiente cultural enormemente rico, frente a un ambiente social y político tan terrible”.

Fernando Savater, presidente del mismo, leyó el acta: “Rompiendo con todas las convenciones del género, el autor coloca al lector y a la realidad frente a frente, sin intermediarios. En esta historia, el narrador es tan solo el ojo que se pasea sobre los hechos y los ordena. Su mirada es la pregunta, aquí no hay respuestas, sólo la perplejidad de lo real".

Le acompañaron en el escenario para la lectura del fallo los demás miembros del jurado: los escritores Mathias Enard y Sergio del Molino, la cineasta peruana Claudia Llosa, el librero mexicano Emilio Achar y la editora del sello, Pilar Reyes.

Fue una entrega adelantada con respecto a años anteriores. Pero quedará fijada así. Será a partir de esta edición el último miércoles de enero. Con tiempo suficiente, según Núria Cabutí, directora general de Penguin Random House, “el autor llegue con la novela a las ferias del libro latinoamericanas y españolas”.

En esta convocatoria al Alfaguara se recibieron 580 manuscritos, de los que 261 fueron remitidos desde España, 88 desde Argentina, 62 desde México, 69 desde Colombia, 45 desde Estados Unidos, 21 desde Chile, 22 desde Perú y 12 desde Uruguay.

El Crack

Diplomático, escritor, mitómano, gestor cultural, Jorge Volpi es uno de los máximos exponentes de la renovación del panorama literario mexicano de las últimas dos décadas. Forma parte junto a Ignacio Padilla, Pedro Ángel Palou o Eloy Urroz de la llamada generación del Crack. Nacidos entre 1961 y 1968, los años de la gran onomatopeya literaria, el Boom, su obra ha ampliado y enriquecido la tradición latinoamericana con vectores más cosmopolitas y contemporáneos.

“Se enfrentaron a la grisura del postboom –precisa Mario Bellatin, escritor mexicano y coetáneo de Volpi– que seguía intentando emular aquella formula exitosa. Fueron los primeros que como grupo clamaron por una libertad, por el factor sorpresa. Más que marcar un camino determinado, tiraron una bomba para que todos los caminos fueran válidos”

El dialogo en sus tramas narrativas con otras disciplinas como la historia, la economía, la psicología, o la introducción de personajes históricos en sus novelas –como en El fin de la locura (2003) o la celebrada En busca de Klingsor (1999)–­ son algunas de las constantes del universo del escritor mexicano, autor de mas de una veintena de títulos entre novelas, cuentos y ensayos.

Licenciado en Derecho y doctor en Filología Hispánica, Volpi ha compaginado su labor literaria con una carrera como funcionario. Agregado cultural en Paris, fue durante cuatro años director del Festival Internacional Cervantino. Desde el año pasado, está al frente del área de difusión cultural de la UNAM, la mayor universidad de América Latina.

(Tomado de El Pais)


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