Revista Pijao
Fabio Morales y su Alto del crimen
Fabio Morales y su Alto del crimen

En El Alto del Crimen, los textos de Fabio Morales, que son en esencia curiosas y divertidas instantáneas alrededor de las minucias de un país que ya desaparecieron en mucho, reconstruyen con gracia y con humor, no por ello exentos de dramatismo, la suma de paisajes humanos que conforman el panorama de una familia sobreviviendo en un pequeño pueblo que parece estacionarse en el tiempo. Y es sobre esa rutina en la mitad de la pobreza, la violencia y el marginamiento, como los protagonistas irrumpen con sus aventuras y las desventuras no solo de ellos, sino con la mirada espía recorriendo la de sus gentes de todas las edades. Con un lenguaje lejos de las afectaciones y de la retórica, sin dejar de tener muchas veces destellos poéticos, Fabio Morales logra, como buen pintor que es, una acuarela intensamente manejada con la destreza de un maestro de la narrativa. No puede uno con este volumen sino evocar al gran escritor Sherwood Anderson en su famoso libro Whinesburg Ohio. Este mundo ingenioso donde la picaresca tiene su escenario natural, pero donde resucitan las desigualdades y una desolación de fondo frente a los sucesivos fracasos que producen la miseria, tiene aquí un aire atrevido y más que audaz para representar con la atmósfera que logra un interesante aporte a la narrativa colombiana. Es que frente al festival de técnicas en donde el texto se complica a nombre de la posmodernidad, Morales hace alarde de la sencillez y la riqueza de la sobriedad. Este mundo ingenioso donde la picaresca tiene su escenario natural, pero donde resucitan las desigualdades y una desolación de fondo frente a los sucesivos fracasos que producen la miseria, tiene aquí un aire atrevido y más que audaz para representar con la atmósfera que logra un interesante aporte a la narrativa colombiana. Es que frente al festival de técnicas en donde el texto se complica a nombre de la posmodernidad, Morales hace alarde de la sencillez y la riqueza de la sobriedad. Este mundo ingenioso donde la picaresca tiene su escenario natural, pero donde resucitan las desigualdades y una desolación de fondo frente a los sucesivos fracasos que producen la miseria, tiene aquí un aire atrevido y más que audaz para representar con la atmósfera que logra un interesante aporte a la narrativa colombiana. Es que frente al festival de técnicas en donde el texto se complica a nombre de la posmodernidad, Morales hace alarde de la sencillez y la riqueza de la sobriedad.

Perfil de Fabio Morales R.

Para el joven lector contemporáneo, muchas de las escenas recreadas por el autor tolimense podrían parecer arrancadas de una imaginación febril. No. Se trata de una memoria privilegiada que va construyendo, ladrillo a ladrillo, todo un mural en el que sin esfuerzos se retrata una generación de provincia que nace, crece y se reproduce en medio del asombro, tan escaso para los días que corren, pero en esencia con el común denominador de la penuria, el desaparo atávico y la muerte. En Morales Restrepo, por ser este su primer libro de relatos, los asuntos arrancan de los años de la infancia y de la adolescencia, “la verdadera patria del hombre” de la que hablara Tolstoi, diseña ese doloroso éxodo que va de los campos a los inquilinatos.

Encuentra aquí: 'El alto del crimen'

Si aquel pequeño y maravilloso primer libro de Eduardo Santa titulado La Provincia Perdida nos legó de manera poética cómo era la vida de un poblado por los comienzos del siglo XX, ahora, Fabio Morales, con la provincia encontrada, nos regala, por lo menos a los de mi generacion, la seguridad de que existe alguien capaz de retratarnos de la manera mas sutil, mas desolada y mas divertida. Pienso que él, en forma inigualable, no pasará inadvertido para nuestra literatura porque nos ofrece un hermoso libro como el mejor testimonio de una época más que inusitada.

 

Carlos Orlando Pardo Rodriguez

Director Pijao Editores


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