Antonio Soler (Málaga, 1956) fue elegido en junio pasado ganador del primer Premio de Narrativa Juan Goytisolo, que entrega el Ayuntamiento de Alcobendas. Ese día, el escritor justificó el premio explicando que se trataba de una novela "distinta" a todas las demás de su producción literaria.
Ahora, cuando Galaxia Gutenberg prepara la publicación de Sur, el libro elegido, Soler se explica: "Siempre he escrito sobre la memoria y su capacidad para distorsionar la realidad. Aquí me propuse hablar del presente. Quería contar la vida de una ciudad y no podía escribir sobre una ciudad muerta. Al final resultó tan difícil como dirigir una orquesta".
Reivindicado muchas veces como escritor de culto, el malagueño no está del todo cómodo en el molde: "¿Qué significa eso? ¿Qué sólo me puede leer una minoría elegida o algo así?", se pregunta antes de añadir: "Así nunca entraría en las listas de más vendidos y yo, con cuatro o cinco de mis novelas, lo he estado. No he estado 40 semanas en el número uno, pero he estado. Igual soy de una minoría mayoritaria, no lo tengo claro".
Más allá de etiquetas manidas, la escritura de Soler se sirve en Sur de descripciones con todo lujo de detalles para contar 18 horas en una ciudad que parece Málaga, huele a Málaga y tiene los dejes de Málaga, pero cuyo nombre nunca es mencionado: "Quería transmitir la idea de ciudad viva, con todas sus capas sociales. Bien es Málaga como podría ser Barcelona o Aviñón", explica.
Receloso de compartir referencias ajenas, el autor de El camino de los ingleses sí explica qué referentes han marcado el proceso creativo de su nueva novela: "Algunos creo que son claros, como el Ulises de Joyce. También me gustaría que la gente viera algo parecido a lo que yo vi en Berlin, Alexanderplatz, una de las mejores novelas que he leído. Ambas tienen esa ironía y sentido del humor que yo he intentado recoger", confiesa.
A punto de cumplir los 62 años, el Premio Goytisolo le llega en una etapa "espléndida", según sus propias palabras. No en vano, el escritor permaneció casi dos décadas sin presentar sus trabajos a ningún tipo de certamen. La explicación, otra vez, está en las etiquetas: "Creo que es porque pertenezco a una determinadatribu en la que me han encasillado por la que puedo optar a unos premios y a otros no. Cualquiera que esté en el oficio lo sabe. Tampoco me parecía correcto aparecer como una especie de cazador de recompensas".
Sobre esas mismas verdades tácitas escribió el autor que da nombre al premio, un "incomprendido" según Soler, que busca las causas de esa especie de abandono académico: "Goytisolo fue un rebelde que no quiso transitar por los caminos ortodoxos, en todos los sentidos. Desde su propia especie de exilio y su cuestionamiento de España hasta su evolución literaria, que empieza con un tipo de literatura muy social y realista y termina en el experimentalismo. Creo que su obra cumbre es Señas de identidad".
Reivindicaciones aparte, Soler tiene clara su función como escritor: "Siempre hay que intentar trastornar al lector", dice, antes de ponerlo en relación con su último trabajo: "Hay que correr la cortina de las ideas preconcebidas y encontrar un espacio nuevo. Y hacerlo además con una estética elevada, con arte a la hora de tratar el lenguaje. Yo lo intento con estímulos técnicos: voces internas, flujos de conciencia, narración en primera y tercera persona o incluso diarios".
Antes de despedirse, Soler deja su sentencia: "Esta novela es una apelación a la literatura sin adjetivos".
Tomado de EL MUNDO (España)