Por Saioa Camarzana
El Cultural (Es)
"Me llamo Brian May. Durante la primera parte de mi vida era el nombre de alguien bastante pequeño y con poca confianza en sí mismo, pero esa es otra historia. Brian May se convirtió después en el nombre de alguien que cofundó una alianza entre cuatro jóvenes músicos demencialmente optimistas que soñaban con conquistar el mundo". Esa alianza se llamó Queen y así es como arranca el libro Queen en 3D (Libros Cúpula), que el miembro fundador de la banda ha configurado a partir de las fotografías estereoscópicas que él mismo ha tomado durante casi medio siglo. Un libro que también es un juego que cuenta con unas gafas que sirven para ver la trayectoria de esta emblemática banda desde dentro.
May apela al lector de manera directa en un relato en primera persona que ha mantenido su voz sin convertirla en prosa literaria. La banda, que se formó en 1970 en Londres, grabó su primer disco tres años después. Lo llamaron Queen y su portada, en la que el vocalista aparece con un foco ampliado de manera que parece un cometa, fue así por insistencia del guitarrista. May recalca en este punto que "no fue un intento por parte de Freddie de convertirse en el líder del grupo", sino que fue su propia insistencia. Poco después saldrían de gira por el Reino Unido y por Estados Unidos como teloneros de Mott the Hoople. Aviones, limusinas y entrevistas en la radio era lo que les esperaba en cada ciudad en la que tocaban. Allí, en Estados Unidos, los jóvenes veían "algo intrínsecamente cool en las estrellas del rock británicas". El acento, la ropa y la música dura. "Debíamos parecer un grupo de rock muy avanzado en vista de todas las luces que utilizábamos y los trajes que nos poníamos", recuerda May.
En efecto, la ropa que llevaba la banda era un gran reclamo. En las numerosas imágenes que May incluye en el libro se les ve no solo de gira sino también durante el proceso de maquillaje, en los camerinos o descansando. Como las que ilustran su primera gira en Japón en 1975. "En ningún otro lugar éramos estrellas de rock, pero en Japón, de repente, ¡éramos Los Beatles!". Enloquecieron en el estadio Budokan, conocido por ser el estadio de artes marciales y donde se han grabado numerosos discos de rock en directo, hasta tal punto que Mercury tuvo que parar el concierto para poner orden las primeras filas.
Fue ese mismo año cuando se pusieron a grabar A Night at the Opera, el disco que grabaron lejos del bullicio de las ciudades en Ridge Farm y que lo cambió todo. Fue el álbum bajo el que lanzaron Bohemian Rhapsody, una de las mejores canciones de la banda y, quizá, también de la historia. "Este éxito nos puso, por así decirlo, en la senda sostenible hacia el éxito", escribe May. De hecho, con ese sencillo lograron hacerse con el Mejor Single Británico de los últimos 25 años en la primera edición de los Premios Britannia, actuales Brit Awards, que se celebraron en 1977. Aunque lo compartieron con A Whiter Shade of Pale de Procul Harum.
Poco a poco su popularidad fue creciendo pero los problemas con Trident Studios Productions (TAP) se fueron acuciando. La compañía tenía tres partes del negocio y se encargaba de llevar la música de Queen a los radios, por lo que no tenían ni un mínimo control de lo que estaban haciendo por ellos. Finalmente, cuando publicaron su tercer disco, Sheer Heart Attack, la situación estalló. "La situación era bastante agria e inspiró canciones como Deaht on Two Legs. Freddie envió un mensaje explosivo a los hermanos Sheffield [TAP] en el que se negaba a cantar una nota más hasta que no se anulara el acuerdo", recuerda May. John Reid, manager de Elton John en aquel momento, cogió el relevo de representación de la banda, culminaron A Night at the Opera, y cosecharon una gira exitosa pero los problemas afloraron.
Jim Miami Beach fue el encargado de rescindir el contrato y con una apretón de manos sellaron uno nuevo y grabaron Jazz bajo la producción de Roy Baker. "Cuarenta años después la relación con Jim continúa tan fuerte como lo era en 1977", explica el guitarrista de la banda. Con él salieron de gira por Estados Unidos y llegó el momento cumbre de una banda "que se pasaba nueve meses de gira y otros tres grabando el siguiente disco". Claro que Europa también era una carretera por la que transitar promocionando Jazz, un álbum que les llevó por Berlín y su muro, al Festhall de Frankfurt (el mismo en el que Hitler daba sus discursos), a llenar el estadio de Wembley el 11, 12 y 13 de mayo de 1978 o los primeros conciertos en Zagreb y Luibliana, por ejemplo.
Después llegarían las giras por Sudamérica y el Live Aid, un concierto en 1985 por el que pasaron "a la historia por haber robado el protagonismo del concierto". Cantaron sus grandes éxitos a petición de su manager y así lo hicieron. La nota positiva es que un año después, el de la última gira de la banda con Freddie Mercury como vocalista, fue que aquel rotundo éxito les llevó a ser el cabeza de cartel de un macroconcierto europeo donde tocaron dos noches consecutivas y el de Knebworth Park, "para el que habían vendido ingentes cantidades de entradas. Nadie lo sabía, pero era el final de una era", cuenta May en el libro.
Sin embargo, un capítulo que el guitarrista de la banda elude es el de la enfermedad y muerte de Mercury en 1991. De aquel último concierto que narra en las casi 300 páginas pasa al musical We Will Rock You y la nueva página que arrancó en 2012 con el nuevo vocalista Adam Lambert. Melancolía y tristeza quizá.