Revista Pijao
Cecilia Caicedo: ¡pastusa tanías que ser!
Cecilia Caicedo: ¡pastusa tanías que ser!

CECILIA CAICEDO JURADO me ha enviado VERDES SUEÑOS, su novela del año 2011. Con un prólogo excelente de ENRIQUE SANTOS MOLANO.

Pero Cecilia es hermana de Hugo, mi hermano condiscípulo, apartando el lugar común. Con otro ‘pero’, es pastusa, en donde he visto-oído voces vestidas de las mujeres más dulces del universo.

Nunca encontraré cómo decir cuánto amo a Pasto por culpa de sus mujeres con voz de porcelana.

Y me la ha enviado para celebrar el día de la amistad, con el sacrilegio de recordarme que dizque fue alumna mía en el Instituto Caro y Cuervo. ¡Vergüenza ha de darme!, maestro de mujer tan distinguida y tan culta.

Dije que es una novela. Una novela que procura ser histórica; y lo es, pero de atmósfera, si cabe distinguir tal especie narrativa.

Una novela de atmósfera, de vaho, o de eso que se siente, pero que no se ve, que está ahí, pero que no hay manera de precisar. Y de la atmósfera envolvente, plural, de Pasto, de Nariño, de nuestra Independencia, de las plausibles rebeliones indias vs. Clavijos entre los latines de un templo en Pasto. Y de todo lo bueno y lo malo que se revuelve en esa olla comunitaria de la época cuando Cecilia le aplica su ojo en close up.

Con esto estoy queriendo decir que los personajes, los momentos y la época, las trifulcas, los coge coge amorosos o beligerantes se vuelven escenas, conciencia flotante, con su color y sus sensaciones que sí se pueden percibir a plenitud.

Otra vez quiero decir que, mediante esta manera de decir, inevitablemente poética, la narración, el tiempo y las personas concretos de los entonces no tienen ojos ni estaturas, ni nombres; los tienen, pero los pierden en el meollo o remolino de la trama en vaho, de una ciudad, de un pueblo en su nítida atmósfera de tiempo, en una talcualidad personal, pero intangible.

Así habla la música, pero no la música del chucuchucu. Y así nos deja esa música, en su otro mundo inubicable, pero cierto, y más que el tangible e inmediato.

Como dijera una propaganda costeña en boga, en el capítulo dos “la rompiste”, Cecilia Caicedo Jurado. La botaste de jonrón, Se sobrateS, como diría Don Chinche.

La leo y la releo saboreando a Pasto y, al soslayo, a las pastusas de miel.

Puedo asegurar que si VERDES SUEÑOS se hubiera sometido a la pauta hilozoísta de Aristóteles, no habría pasado del primer bostezo. Pero qué bueno es crear, en cambio, atrever innovaciones, ahora en el modo de narrar, ya no sometidos al trazo meticuloso de los perfiles del entorno, de los personajes o de la época.

Gracias, amable hermana de Hugo, que no por hermana menos dulce. ¡Pastusa tenías que ser!
 


Otto Ricardo Torres

Especial


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