Revista Pijao
Memorial de instantes
Memorial de instantes

Por María José Obiol

El País (Es)

Un tiempo después, esto es, unas páginas más, y esta lectora ya supo que el texto no solo había comenzado con la visión del parque del olivar, y que sus olivos, donde la protagonista busca en su recuerdo refugio, no iban a ser los únicos árboles. Poco a poco, fueron viniendo los otros. El araguaney y sus flores amarillas en otoño, el apamate rosado, el sauce, las palmeras, los flamboyanes con su vena mágica. Y algunos más. Árboles que recorren infancia, primeras querencias, personas perdidas, amor suspendido y ciudades. Como si a través de ellos Patricia de Souza (Coracora, Ayacucho, Perú, 1964) tratará de descifrar códigos de un destino que parece cautivo. Y ellos, los árboles, en el espacio exterior serán siempre memoria de uso interno que la reconforta y protege. En Mujeres que trepan a los árboles, también está esa protagonista/autora que desconcertada dice, y también interpela: “¿Pero qué es esto? No es un diario, ni siquiera un cuaderno de notas, esto es un libro, uno más, me pregunto, una botella al mar. O una carta robada que viaja hacia cualquiera”. Y ese cualquiera, ahora esta lectora, va viendo cómo toman posiciones y relevancia nombres de árboles y personas y lugares que le siguen acompañando en su vida. La madre, las hermanas, el hombre que quiso, el hombre que ama, el padre que dijo adiós pero tampoco se aleja, y se configura una rebeldía con apariencia de concordia con los suyos y con las ciudades que hace suyas. Y están los lugares propios. Se escucha: “No es realmente en Lima, sino en esa casa inicial a la que siempre regreso, o que quiero encontrar en todas partes, un día bajo la sombra de los árboles de Venezuela, más tarde en México y, alguna vez, en Francia. Y de nuevo ese cualquiera, esta lectora, atraviesa esa memoria de instantes, aunque a veces cueste y suene reiterativo y desordenado y se pregunte pero qué es esto, y haya de conciliar “un tiempo que se mueve en todas direcciones”. Para acabar estando de acuerdo con la autora: “Es necesario que todo sea dicho, pero también leído. Acompañado”.

Mujeres que trepan a los árboles. Patricia de Souza. Trifaldi, 2017. 134 páginas.


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