Revista Pijao
Margarita Saona, la poeta que convirtió su trasplante cardíaco en poesía
Margarita Saona, la poeta que convirtió su trasplante cardíaco en poesía

Por Enrique Planas   Foto Paco Sanseviero

El Comercio (Pe)

Tantas veces leída, la palabra "corazón" se nos antoja cursi, una gastada metáfora. ¿Qué sucede entonces cuando queremos referirnos directamente a este órgano, cuando se quiere dar cuenta de su atrofia, sus fallas, su recambio? La más dolorosa experiencia le permite a Margarita Saona escribir, literalmente, a corazón abierto. "Corazón de hojalata", su sobrecogedor poemario, relata la historia de dos corazones: el suyo, enfermo, conectado a extraños aparatos para seguir andando, y el otro, el del donante que ella espera para seguir viva.

"Los primeros poemas del libro surgieron cuando los doctores me dijeron que no creían que mi corazón se podría recuperar", recuerda la profesora del departamento de estudios hispánicos en la Universidad de Illinois, en Chicago. ¿Cómo una saludable mujer de 51 años, doble cinturón negro en karate, podía verse sometida a llevar un aparato de asistencia ventricular para luego esperar la cirugía de trasplante de corazón? Son preguntas cuyas respuestas solo podía encontrar en la poesía.

— ¿Es el miedo a la muerte lo que te impulsó a escribir?

Más bien encontrarle sentido a esa circunstancia. Al inicio, pensé que un cambio de válvula iba a arreglar todo el problema. Empecé a recuperarme y todos estábamos optimistas. De pronto, me dio una fibrilación feroz que casi me mata. Y de allí tuve cinco cirugías. Cuando esto sucedió, mi mayor preocupación eran mis hijas. A la distancia, quizá fue una excusa: que una persona que tiene el impulso de seguir viviendo, necesita un motivo.

— Cuando esperabas la llegada del corazón de un donante joven, una enfermera te anima diciéndote que en verano mucha gente muere en accidentes de motocicleta. Qué situación contradictoria: aferrarte a la vida esperando la muerte de otro...

De esas contradicciones nacían los poemas. Es terrible la imagen de verme sentada esperando que alguien se muera, como un ave de carroña. Tenía que ser lo más zen posible: luego de tantas operaciones, al salir del hospital con estos terribles aparatos en el pecho, fui consciente de que, todos los días, mueren miles de personas, y una entre ellas decidió donar su corazón. Te abandonas a las circunstancias y aceptas que esto pasa. Pero, definitivamente, para mí era una idea difícil. No solo debía esperar que una persona muera, sino que además sea joven y sana.

— ¿Para ti tiene algo de heroísmo pasar por toda esta experiencia o es solo un tema de sobrevivencia?

Entre las cosas que hice para mantenerme activa fue tomar clases de canto. Lo necesitaba como terapia para mi garganta. Cuando le conté la historia a mi profesora, se le llenaron los ojos de lágrimas, estaba superimpresionada. "Tú eres mi héroe", me dijo, y apenas me conocía. Mucha gente me lo ha dicho, y uno se siente halagado. Sin embargo, uno está haciendo nada, no es una decisión consciente. El impulso de sobrevivencia es innato en todos. Nos inspira este impulso de vida, que supera la conciencia individual.

— El título del poemario nos remite a las máquinas conectadas a tu corazón, pero también al entrañable hombre de hojalata de "El mago de Oz". ¿Algo le debes a esa imagen?

Sobre todo a su deseo por un corazón de verdad. Tenía también la idea del cíborg. Cuando estaba en el hospital, intubada por todas partes, comunicándome a través de una pizarra, pensaba qué significa ser una persona. Pensaba qué parte de nosotros es lo físico, qué parte es la conciencia. ¿Si perdemos eso, qué? ¿Las personas que no se pueden comunicar son acaso menos personas? La figura del hombre de hojalata que quería un corazón para ser más humano era una imagen siempre presente.

— Habiendo dedicado tu vida al análisis literario, ¿cómo entiendes ahora la literatura, cuando esta te ha dado la posibilidad encontrar respuestas a acontecimientos tan traumáticos?

Hay caminos de ida y vuelta. Publiqué un libro en inglés que pronto saldrá con el Fondo Editorial de la Católica, titulado "Mecanismos de la memoria", que analiza cómo el arte y la palabra que han abordado la memoria del conflicto armado, nos hace conmovernos por el dolor de los otros, cómo despiertan en nosotros procesos cognitivos y emocionales. Este libro es otro camino: dejar que los procesos cognitivos y emocionales tomen una forma, usando recursos estéticos para expresar y comunicar.

Título: “Corazón de hojalata”.

Autor: Margarita Saona

Editorial: Pandora Lobo Estepario

Páginas: 50


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