Por EL País (Uy)
Los números de Wilbur Smith impactan a cualquiera. Desde su primera novela, lanzada en 1964, lleva una trayectoria imparable por más de cinco décadas con 38 libros publicados que se han traducido a más de 25 idiomas y con ventas que superan los 130 millones de ejemplares en el mundo.
Estos números los consiguió gracias a los temas que aborda: conflictos bélicos y sociales en África, barcos con esclavos, aventuras en aviones, aborígenes, y claro está, el mundo del antiguo Egipto con sus hombres poderosos, sus mujeres intrépidas, algunas traiciones, varias mentiras y mucha muerte.
Aunque este éxito de ventas no pensó en ser escritor desde pequeño. Influenciado por su madre que le leía desde que era pequeño, el joven Smith llegó a convertirse en un entusiasta lector a corta edad, aunque su padre veía esto como algo antinatural y poco saludable. “No seas un maldito idiota”, le dijo. “Te morirás de hambre hasta la muerte. Ve y encuentra un trabajo real”, cuenta Smith en su biografía. Y siguiendo el pedido de su padre, se recibió como contador público, y a los 24 años era esposo y padre de dos.
Así, cuando su matrimonio terminó, regresó a su primer amor, la ficción. Aunque esta vez decidido a escribir en lugar de leer. Así comenzó un camino largo, plagado de rechazos por las editoriales, donde pensó que nunca llegaría a publicar una novela y tendría que conformarse con su trabajo como contable en su Rodesia del Norte (hoy Zambia) natal.
A la edad de 31 años publicó su primera novela, Cuando comen los leones, que comenzaría la saga Courtney (actualmente lleva publicados 16 novelas de la saga) y que trazaría los temas que más tarde se convertirían en su sello distintivo: el mundo de los faraones, las luchas por el poder y las influencias de la Grecia antigua, y en sus novelas más modernas (ambientadas en el siglo XVII), los distintos procesos culturales y sociales de África con las colonias holandesas y británicas que llegan allí en busca de oro y diamantes.
Sin dudas un best seller que ha sido (y no tiene intención de retirarse a sus 84 años) y que continúa siendo uno de los embajadores más importantes de la cultura africana a través de sus narraciones históricas. Una tendencia que mantiene en su más reciente novela, Faraón (Emecé), que continúa la saga del Antiguo Egipto que comenzó con la novela Río Sagrado, que se publicó originalmente en 1994.
En Faraón, Smith continúa la historia de Taita, el protagonista indiscutido y narrador de esta saga en tierras de faraones y luchas armadas con ejércitos invasores. Un personaje que comenzó siendo esclavo y que llegó, a lo largo de las sucesivas novelas (El séptimo papiro, El hechicero, El soberano del Nilo y El dios del desierto), a ser el general del ejército del faraón Tamoses, quien en esta nueva entrega, se encuentra, ya anciano, en su lecho de muerte.
A la edad de 31 años publicó su primera novela, Cuando comen los leones, que comenzaría la saga Courtney (actualmente lleva publicados 16 novelas de la saga) y que trazaría los temas que más tarde se convertirían en su sello distintivo: el mundo de los faraones, las luchas por el poder y las influencias de la Grecia antigua, y en sus novelas más modernas (ambientadas en el siglo XVII), los distintos procesos culturales y sociales de África con las colonias holandesas y británicas que llegan allí en busca de oro y diamantes.
Sin dudas un best seller que ha sido (y no tiene intención de retirarse a sus 84 años) y que continúa siendo uno de los embajadores más importantes de la cultura africana a través de sus narraciones históricas. Una tendencia que mantiene en su más reciente novela, Faraón (Emecé), que continúa la saga del Antiguo Egipto que comenzó con la novela Río Sagrado, que se publicó originalmente en 1994.
En Faraón, Smith continúa la historia de Taita, el protagonista indiscutido y narrador de esta saga en tierras de faraones y luchas armadas con ejércitos invasores. Un personaje que comenzó siendo esclavo y que llegó, a lo largo de las sucesivas novelas (El séptimo papiro, El hechicero, El soberano del Nilo y El dios del desierto), a ser el general del ejército del faraón Tamoses, quien en esta nueva entrega, se encuentra, ya anciano, en su lecho de muerte.
Si bien Hurotas logra escapar, Taita y Ramsés son encarcelados, aunque logran salvarse de las torturas a las que Utteric los condenó, y refugiados en Grecia comienzan a delinear el plan para vengarse del faraón.
Como ha sucedido en otras novelas de Smith, las mujeres de sus historias son fuertes, decididas y guerreras. En Faraón, aparece la princesa Serrena de Esparta (hija de Hurotas), quien construye un ejército de aliados que ayudarán a los protagonistas a invadir Egipto para terminar con el dominio de Utteric. La princesa Serrena es un personaje fascinante, presentado desde el punto de vista de Taita, y como el protagonista, es hábil con la espada y decidida a la hora de ir a la batalla.
Así, mientras se desarrolla este drama político, son los personajes los que convierten a Faraón en una aventura que no da descanso al lector. Y una vez más, Smith describe las secuencias de batalla como si se tratara de una película de acción.
Y mientras Taita logra atrapar al lector con sus filosas opiniones y su ingenio para la batalla, el faraón Utteric es un excelente antagonista que se hace odiar desde que aparece, hasta la última página.