Revista Pijao
Historias que huyen del patio de la cárcel
Historias que huyen del patio de la cárcel

Por John Saldarriaga

El Colombiano

Esta idea es una de las que aparecen en el libro Niebla en la yarda, de la periodista Estefanía Carvajal Restrepo. Y esa anécdota, la del sueño del prisionero, añade ella, se repite en todas las historias. De modo que no es algo subjetivo, la percepción individual de un interno, sino un asunto real, comprobable.

Existen presos a quienes el médico les receta pastillas para dormir. El enfermero revisa que, en efecto, la trague, pero, ciertos pacientes tienen la habilidad de esconderla en alguna parte de su boca o el esófago, y después la escupen para venderla a los más desesperados que quieren dormirse para evadir la realidad.

Este volumen incluye tres historias de colombianos que han estado prisioneros en cárceles de Estados Unidos.

Cuando leemos la palabra yarda, nos viene a la mente esa medida de longitud del sistema inglés, que bien poco se usa en nuestro medio y equivale a unos 90 centímetros. Pero la autora explica que en este caso se refiere a una voz del “spanglish”, es decir, del idioma híbrido entre inglés y español que hablan los latinos en Estados Unidos. Los presos latinos le dicen yarda al patio del penal, porque deforman la palabra yard, que en inglés significa patio. Son espacios amplios, con canchas y huerta, en los que pasan algunas horas del día.

En Niebla en la yarda Estefanía cuenta las experiencias de esos colombianos que ya están en libertad, las cuales obtuvo en extensas entrevistas que ellos le concedieron, colmadas de detalles crudos.

“Al escribir estas crónicas —dice Estefanía— no me interesaba tanto el crimen cometido por la persona y tampoco si era culpable o inocente, sino la experiencia de haber pagado una condena en cárceles gringas”.


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