Revista Pijao
Filosofía contra un tiempo de urgencia
Filosofía contra un tiempo de urgencia

Por L. F. Moreno Claros

Babelia (Es)

Al igual que Montaigne en sus Ensayos engarzaba sentencias de sus autores predilectos —los clásicos de la Antigüedad— como apoyo e ilustración de sus reflexiones, también Ignacio Castro Rey (Santiago, 1952) plaga de agudas citas este monumental ensayo. Como invitados perpetuos en estas densas páginas, en las que se vuelca un pensamiento torrencial, aparecen cientos de apotegmas de Spinoza, Hegel, Nietzsche, Wittgenstein, Heidegger, Hannah Arendt, Ernst Jünger o Alan Watts. Además, abundan los versos de Walt Whitman, Rilke o Tsvietáieva, las sobrias sentencias del Tao-Te-King, alusiones a películas de Sokúrov y, con mucha frecuencia, citas de Clarice Lispector, la novelista brasileña de origen ucranio.

Con semejante ensamblaje aforístico, el lector culto descubre referencias tangibles a las que aferrarse para entender mejor el absorbente discurso de este filósofo y crítico de arte, ya conocido por su solvencia intelectual gracias a otros libros suyos tales como Sociedad y barbarie (Melusina) o La depresión informativa del sujeto (Grama). Los fragmentos ajenos trufan un discurso propio en oleaje, un pensamiento-río que llevará a buen puerto al lector que sepa entregarse a su corriente, pero con el suficiente resuello, pues la travesía es ardua.

Los temas de los que trata esta Ética del desorden —e igualmente desordenada, porque no es un compendio normativo ni pretende enseñar a vivir mejor— son nítidamente filosóficos. Hallamos páginas brillantes dedicadas a la percepción, el sentimiento, la sensibilidad, la intuición o el lenguaje humano. Castro Rey sostiene que “todo acaece en el espacio absoluto de lo que es una mente cualquiera” y que es imposible separar lo sensible de lo intelectual, de ahí la riqueza que rodea al hombre, a cualquiera que se detiene a sentir y pensar a ras de suelo. Lo visible de la existencia conlleva un envés invisible que somos capaces de capturar, un misterio que envuelve las cosas y las trasciende, y que nos hablará a poco que intentemos alejarnos de ese percibir predeterminado al que nos aboca la vida uniformizada de la sociedad ultramoderna; en ella nos despistamos de las vivencias esenciales, sin ir más lejos, de asuntos tan cruciales como qué sea el tiempo y qué es la muerte.

Y preguntar por el tiempo y la muerte es cuestionarse la vida y su sentido, y es plantear de nuevo lo que jamás obtuvo sino mil respuestas diversas y ninguna concluyente. Castro Rey lo recuerda en este ensayo de extrema densidad, extemporáneo en un presente de tanta filosofía de bajo coste saturado de palabras trilladas y eslóganes. Como buen filósofo, invita a pensar más allá de lo fácil. Es un reto dejarse mecer por la marea de su pensamiento, muy agudo en su visión vital, certero en sus críticas al mundo desarrollado de hoy, en el que nuestros espejos son con harta frecuencia las pantallas de los celulares “inteligentes” en lugar del rostro de nuestros semejantes, un mundo en el que tendemos a olvidar lo eterno sustancial que habita en cuantos nos rodean.

Título: Ética del desorden’

Autor: Ignacio Castro Rey.

Editorial: Pre-Textos (2017).

Formato: tapa blanda (464 páginas).


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