Con lo que voy a decir a continuación algunos podrán pensar que me parezco más a un funcionario de hojalata que a alguien que se dedica a escribir cosas. Lo extraño de todo es que puedo considerarme las dos cosas a la vez, quizá por eso mi método se basa en el orden, en los horarios establecidos y en el hábito de trabajo. Es cierto que en muchas ocasiones me he dejado llevar por las sensaciones y por la inspiración. Si no sale, no sale. Ya escribiré cuando se me ocurra algo. Pero con el tiempo he descubierto que, para ser un escritor regular, es necesario marcarse unos tiempos. Un horario de trabajo.
Escribir una novela no es otra cosa que una prueba de fondo. Y con esto no digo nada nuevo. Igual que en una carrera, si nos vamos parando en mitad del camino, el recorrido puede resultar interminable. Se corre, se anda, pero nunca se llega. Igual que en los malos sueños. El hastío, el cansancio y esa sensación de nunca ver la meta más cerca pueden hacernos, incluso, dejar de disfrutar del proceso de escritura.
A veces, cuando noto que las fuerzas flaquean, me llevo a las manos algún libro que trate sobre técnicas narrativas o el proceso de escritura, en general. En mi biblioteca hay una estantería repleta de libros de este tipo. Sé que es una parrafada lo que viene a continuación, pero no quería poner el punto y final a este artículo sin nombrar los títulos que tengo en esta estantería: El arte de la ficción (David Lodge), La práctica del relato (Ángel Zapata), Mientras escribo (Stephen King), Cómo se escribe un cuento (Guillermo Samperio), la colección completa de Guías del escritor de la editorial Alba, Cómo se escribe una novela (Héctor García Quintana) y Cómo lo reescribo (Silvia Adela Kohan).
Unos buenos. Muy buenos. Otros vacíos, fríos, como el que lee un prospecto. Como si escribir fuese cosa de unir piezas y montar un mueble.
De qué hablo cuando hablo de escribir no es nada de eso. Murakami compila varios pasajes de su vida en este libro a modo de biografía. Es evidente que se centra en su vida como escritor, pero lo hace de una manera distinta a lo que yo, personalmente, había visto hasta ahora. Lejos de intentar dar lecciones o consejos de ningún tipo, expone cómo ha ido variando su visión sobre el mundo de la literatura a medida que iba cumpliendo años, además de hacernos partícipe de una serie de decisiones que tuvo que tomar (muchas de ellas atrevidas, como escribir en un idioma extranjero) para lograr ser uno de los escritores más leídos en todo el planeta.
Murakami nos muestra su lado más íntimo, logrando una fuerte conexión con el lector de este libro. Podremos estar de acuerdo o no con su concepto del oficio del escritor, podemos darle la razón en algunos puntos y negar rotundamente otros. Pero este hombre consigue transmitir en una muestra de honesta naturalidad cuál es su modo de trabajo. Como él mismo repite una y otra vez, no se trata de un dogma. Si hay cien escritores habrá cien formas distintas de escribir. Haruki Murakami muestra su experiencia propia. Si eso puede ayudar a alguien, que así sea.
Es probable que la aptitud correcta a la hora de encarar un libro de este tipo sea la siguiente: coger todo aquello que nos pueda servir, desechar lo que no vaya con nuestro estilo. Sin embargo, hay algo más profundo que encuentro atractivo en estas lecturas. Algo así como la sensación de no sentirse solo, de conocer a otras personas que han pasado por los mismos miedos o han sufrido las mismas inseguridades durante el proceso. Hay algo detrás de los libros que hablan sobre escribir (de los buenos, claro) que empuja a seguir trabajando, a volver a aceptar, una vez más, las reglas del juego.
Murakami termina el libro dudando si sus reflexiones en De qué hablo cuando hablo de escribir realmente sirven para algo. Yo creo que cumple con el objetivo del que os hablaba hace unos segundos.
Su lectura me ha cargado las pilas. Como si alguien me hubiese recordado qué hago aquí. Colega, esto fue lo que aceptaste en el momento que escribiste tu primera historia.
Ya no hay vuelta atrás. Solo queda seguir machacando.
Autor: Haruki Murakami. Título: De qué hablo cuando hablo de escribir. Editorial: Tusquets. Traducción del japonés de Fernando Cordobés y Yoko Ogihara. Venta: Amazon, Fnac y Casa del libro