Despierta mi bien despierta, los polos opuestos de una misma verdad
Por Carlos Pardo Viña
Guillermo Hinestrosa es abogado, politólogo, administrador público, dirigente gremial y banquero. Sin embargo, ninguna de las ocupaciones de su vida alcanzan a definir su espíritu creador. Hinestrosa es esencialmente un novelista. Y no cualquier novelista. Su obra es un doloroso viaje a la esencia de la condición humana y, al mismo tiempo, un espejo roto que refleja los fragmentos del hombre contemporáneo que hace un acto de equilibrio entre la realidad y el sueño.
Despierta mi bien despierta (Pijao Editores – Pigmalión, 2018) es una novela que puede leerse, como sucede con Umberto Eco enEl péndulo de Focault o en El nombre de la rosa, como un thriller de acción y suspenso o como un texto que desentraña los arcanos que rigen la espiritualidad humana.
Sus protagonistas se erigen como polos opuestos de una misma verdad: magia y religión, pobreza y violencia, política y guerra. Cipriano, un mago atrapado en un sueño astral, su esposa infiel que busca asesinarlo junto a su amante, líder de una secta satánica, un párroco que ve amenazado su ministerio por su pasado y por la pobreza y la tragedia que rodea su barriada, y un guerrillero renegado, ven cómo su mundo es golpeado por una realidad caótica y violenta que ya no pueden descifrar a través de su limitado y agrietado sistema de valores y creencias.
La novela es un viaje de la conciencia a través de mundos incomprensibles, tanto los físicos como los astrales, y una inmersión en los insondables vericuetos del espíritu humano, capaz de sentir simultáneamente odio y solidaridad, perdón y deseos de asesinar. Nuevamente, los polos opuestos de una misma verdad.
Despierta mi bien despierta tiene un ritmo frenético. Las descripciones, la dosificación de la anécdota y la historia misma, que dejan entrever la inagotable curiosidad de su autor y su conocimiento profundo de la espiritualidad humana, no permite que el lector haga pausas. Una página más. Una página más. El suspenso nos obliga a devorarlas sin descanso.
En el espejo roto de Hinestrosa, vemos reflejados nuestros propios miedos, nuestras contradicciones y la crisis de nuestra fe, obligándonos a revaluar nuestra propia existencia y nuestra manera de ver el mundo.