Desde la formación en los colegios son muchos los estudiantes que cuando son preguntados por diversos temas, toman como excusa la frase “En lo que yo voy a estudiar no necesito eso”, pasa con química, matemáticas y física, para quienes se excusan en no ser ingenieros, o en biología, a quienes no quieren ser médicos, veterinarios o científicos, pero y ¿qué excusa tienen quienes no leen? ¿puede existir alguna válida para evadir los libros?
La respuesta debería ser no, pero con el bajo índice de lectura de los colombianos, es evidente que desde las áreas de formación no se hace lo suficiente para incentivar la lectura, ¡con todos los problemas que trae esto!, esta mala formación lectora se traslada inicialmente del colegio, y se refleja de forma contundente en la comprensión lectora de las pruebas saber, en la que muchos toman su destino universitario, y dependen de este resultado para acceder a la educación superior.
Ahí se quedan un número considerable, pero hay otros que continúan, y aún con esas falencias eligen carreras que independiente de la necesidad de todas lasprofesiones de tener una buena ortografía e interpretación de lectura, van por las humanidades, las más “fáciles”, según lo dicen con cierto descaro muchos.
En fin, hace unos meses asistí a una conferencia sobre el placer de la lectura, dictada por prestigioso escritor en una Universidad, de Ibagué, a estudiantes de séptimo semestre de comunicación social, conocía con anterioridad los temas que se tratarían y la magistral charla que tenía preparada el expositor, que tuvo que variar en el transcurso de la presentación para poder captar la atención de los asistentes, que tomaban con más agrado los chistes, que las citas bibliográficas.
El momento cumbre y más tétrico, llegó cuando se hizo una pregunta al auditorio, que nombraran tres autores colombianos aparte de Gabriel García Márquez, y el seguido silencio sepulcral que se tomó el auditorio, no más que dos estudiantes alzaron la mano para nombrar al menos a uno o dos autores… sí, estudiantes de séptimo semestre de comunicación social y periodismo.
Escribo esto, porque recibí una columna de un reconocido periodista donde comenta la situación complicada de la profesión de comunicación social (https://www.elcronista.co/columnistas/los-periodistas-los-estudiantes-los-medios-la-calidad?fbclid=IwAR2lPCgHLJbovnGbPVWU7X0ALxf72gTy6-rDaagCatsYCkUaQrUAMjq9euU), que hay que pensarlo dos veces antes de tomar la decisión de estudiar esto, además de las claras falencias que se presentan en el nivel educativo universitario respecto a la profesión. La ortografía no existe, la redacción mandada a recoger, cada vez son menos puestos de trabajo, por la dinámica de las redes sociales y que cualquiera pueda ser periodista, escribir, grabar un video y postear en YouTube, pero independiente de eso, los despidos masivos en los medios más grandes preocupan a quienes lo ejercen, no tanto por lo que están haciendo, sino por quienes vienen atrás, cuando ven todo tan fácil y no se preocupan por el buen desarrollo de sus habilidades, ¿dónde quedará la profesión?, ¿el problema son los medios?, ¿el problema es la carrera?, o el problema son los futuros profesionales de todas las carreras, que no leen, no se preparan lo suficiente, y toman las labores tan a la ligera. Es momento de reflexionar qué tipo de profesionales queremos ser ¡estamos a tiempo!, vamos, busquemos un libro, disfrutemos y comentemos con alguien, quizás así, valga la pena, no solo el periodismo, sino prepararse, ser un profesional completo, en todas las carreras se escribe, y para hacerlo bien, hay que agarrarle gusto a la lectura.
Juan Pablo Gálvez Beayne
Pijao Editores