Barranquilla, Atlántico (1942)
Abogado, docente y directivo universitario, columnista de prensa, poeta, cuentista, novelista y ensayista. Ha sido cofundador de los grupos literarios: El Túnel –del cual fue su primer presidente--, Arte Sinú y El Bocachico Letrado; de la Unión Nacional de Escritores, y del Parlamento Nacional de Escritores Colombianos, del cual fue su primer presidente honorario. Es considerado uno de los precursores y un clásico de la ciencia-ficción colombiana. El escritor del género que más libros de ciencia-ficción ha publicado y que más veces ha sido antologado internacionalmente.
Ha escrito los libros de cuentos Glitza (1979), El juicio de los dioses (1982), Lorna es una mujer (1986), Helados cibernéticos (2011) La gordita del Tropicana (2012) La duda de un ángel (2013) Atlán y Erva (2014) y Lina es el nombre del azar (2014); los poemarios El fuego de los dioses (2001), Los caminantes del cielo (1999) y Los jinetes del recuerdo (2015); las novelas Los nuevos iniciados (2008, Segunda edición 2014) y A la hora de las golondrinas (2011), y los libros de ensayos y artículos: Ciencia-Ficción: el humanismo de hoy (1996) La estrategia de la solidaridad (2006) y Córdoba: 30 años de literatura (1992). Una selección de sus poemas traducidos al inglés por el poeta y traductor profesional José Luis Hereyra fue publicada por la revista digital Alfa Eridiani de España con el título The riders of remembrance. Tiene inéditas las siguientes obras: El azar no es suficiente (Novela), Para tomarme el cielo por asalto (Novela), Viaje al Universo vecino (Novela de Cf) El enigma de los monjes (cuentos), Los libros de mis amigos (artículos de prensa), Al ritmo de la vida (poemas). Sus cuentos y poemas figuran en varias antologías nacionales y extranjeras, entre las cuales destacamos: Antología del cuento caribeño (2003); Antología del cuento fantástico colombiano (2007), Primera antología de la Ciencia Ficción colombiana (2000), Joyas de la Ciencia Ficción (La Habana, 1989), en la cual aparece el lado de Sturgeon, Asimov, Bradbury y Aldiss; Dimensión Latino-Antología latinoamericana de Ciencia Ficción (Paris, 2008), Sensibilidades (Madrid, España, 2002), Tricentenario (Buenos Aires, Argentina, 2012) Segunda antología del cuento corto colombiano (2007) y Antología del cuento en Córdoba (2007). Sus cuentos, poemas y ensayos han sido publicados en revistas web e impresas de varios países, entre las cuales señalamos: Café Berlín de Alemania, Rodelú de Suecia, Axxon y Quinta Dimensión de Argentina, Alfa Eridiani de España, Velero 25 y Ciencia Ficción Perú, de este país vecino; Plural y La ciencia y el hombre de Méjico, Letralia y Solaris de Venezuela, Escáner cultural de Chile, Club de Libros de Costa Rica, Bohemia de La Habana, Ave Viajera de Miami y Guaicán Literario de Cuba. En las revistas colombianas, impresas y digitales: Café Literario, Teorema, La casa de Asterión, Gato Encerrado, Punto Rojo, Arco, El Gran Semi de la U. Santiago de Cali, Sésamo, El Túnel, Letras Nacionales, Cronopios, Cosmocápsula, Mesosaurus, Revista Institucional de Cecar-Sincelejo, Luna y sol, Iuris de la Facultad de Derecho de Cecar, El Bocachico Letrado, Revista de la Universidad de Córdoba, y en otras más que sería largo enumerar. Su biografía y varios poemas suyos han sido incluidos en la Antología Virtual Mundial Poetas del Siglo XXI elaborada en España. Dos cuentos suyos son modelos literarios en los textos escolares Español Dinámico de 9° grado (1992) y Globo Mágico 5 (1985). Son conocidos sus ensayos literarios: El mar en la ciencia-ficción, Fahrenheit 451: la novela de la libertad, 1984 y el poder despótico, La entropía y el hombre (sobre un cuento de Isaac Asimov), Ciencia-ficción: el humanismo de hoy, Daína Chaviano y el humanismo de la CF latinoamericana, que aparece en la página web de la conocida escritora cubana; Arthur Clarke: la odisea del hombre y El humanismo de la Ciencia-ficción; el ensayo filosófico La vida y el universo, y en el campo de la teoría política y la historia de las ideas: Pensamiento filosófico, político y social de Antonio María Zapata; El pensamiento de Simón Bolívar en la América de hoy, y El escritor en la actual coyuntura política. Algunos de sus cuentos y ensayos han sido traducidos al inglés, al ruso, al hindi, al alemán, al francés y al italiano.
De su obra se han ocupado varios críticos y escritores colombianos. Como columnista ha sido colaborador de las páginas editoriales y en los suplementos culturales de los periódicos Poder Costeño, El Espectador-Costa, El Tiempo-Caribe, El Universal de Cartagena, El Meridiano de Córdoba, El Meridiano de Sucre, El Sol, de Cartagena, El Heraldo de Barranquilla, El Magazín del Caribe de Bogotá, Vanguardia Liberal de Bucaramanga y el Nuevo Día de Ibagué.
Antonio Mora Vélez ha obtenido varios premios y distinciones por su obra literaria. Su novela Un juez llamado Sebastián Reyes –obra que recoge su experiencia como juez promiscuo municipal de Tierralta-- fue finalista en el concurso Plaza y Janés de 1991. Su cuento Error de apreciación ganó el primer concurso nacional de minicuentos que se hizo en Colombia, patrocinado por la revista Ekuóreo de Cali en 1982. Su cuento Glitza ganó el premio de marzo del concurso nacional de El Espectador de 1971, el año anterior El Magazín Dominical del citado diario lo había lanzado como narrador de ciencia-ficción publicándole cinco de sus primeros cuentos. Su ciento Yusti ganó el concurso de cuento de Cf auspiciado por la Unión Hispanoamericana de Escritores (2013). En Córdoba fue declarado como uno de los personajes del siglo XX por su contribución a la literatura (1999). Fue el poeta homenajeado en el 2001 del Encuentro de Poetas y Declamadores de Chinú, Córdoba. La institución The International Writers and Artist Association con sede en Bluffton, Ohio, USA, le otorgó un pergamino por su contribución al humanismo desde la literatura. Con motivo de sus primeros 25 años de vida literaria, el Gobierno Departamental de Córdoba lo homenajeó con un decreto de honores y la Universidad de Córdoba con una placa de reconocimiento (1993). En agosto de 2014 el Parlamento Nacional de escritores le hizo entrega de Libro de Oro como un reconocimiento a su obra.
Mora Vélez y la ciencia ficción colombiana
Por Jorge Consuegra
No ha sido fácil, pero tampoco imposible insistir, una y mil veces más, en el género literario de la ciencia-ficción y Antonio Mora V. ha logrado, a lo largo de los años, investigar sobre esta literatura y reunir a su alrededor un grupo apreciable de seguidores que han ido, poco a poco, ganando terreno en el mundo de los libros y las letras.
¿Cuándo descubrió que su mundo literario era con la ciencia-ficción?
Cuando el Magazín Dominical de El Espectador me publicó seis cuentos del género entre 1970 y 1972, comenzando con “La Gota”, y me premió el cuento “Glitza” en marzo de 1971. El director de ese magazín, Gonzalo González, saludó con entusiasmo mi aparición como escritor del género y me estimuló a que siguiera por ese camino…
¿Qué es lo que le encanta de este género literario?
Que sólo él hace posible reinterpretar los mitos y la historia, criticar el presente con imágenes de un futuro hipotético, señalarle derroteros a la ciencia y a la humanidad, señalar con dedo acusador sus errores, ampliar los horizontes del pensamiento, educar al hombre en la necesidad de preparar el salto a las estrellas para salvar la vida humana, y con todo lo anterior, volver por los fueros del humanismo en la literatura…
¿Cuáles han sido los autores de ciencia-ficción que siempre ha leído?
Los que más he leído son Ray Bradbury e Isaac Asimov. Pero los que más me impactaron de joven fueron los rusos Iván Efremov y los Hermanos Strugatski, el polaco Stanislav Lem y el inglés Arthur C. Clark. De esta época me gustan Michael Crichton y Orson Scott Card.
¿Ha habido autores latinoamericanos que han marcado la pauta en este género?
Los más destacados, en mi opinión, son dos mujeres: la cubana Daína Chaviano y la argentina Angélica Gorodisher. Pero hay muchos otros: el peruano José B. Adolph, el argentino Eduardo Carletti, el mejicano Mauricio J. Schwarz, el cubano Yoss, el chileno Hugo Rojas, el brasileño André Carneiro…
¿Por qué aún la ciencia-ficción no tiene tantos “adeptos” como sí los tiene otro género?
Por falta de divulgación de las librerías y de los docentes de literatura en la secundaria y porque solo hasta hace poco las editoriales no se interesaban por los autores colombianos del género. Ahora, al menos cuatro editoriales: Caza de Libros, Collage Editores, Pijao Editores y Editorial Zenú, están mirando hacia este tipo de literatura; con ellos ya he editado cinco títulos y sé que están buscando nuevos autores en los géneros fantástico y de ciencia-ficción…
¿Cuándo escribió los primeros cuentos de ciencia-ficción?
A finales del año 1970, cuando culminaba mis estudios profesionales de abogacía en la Universidad de Cartagena. El primero de esos cuentos me fue publicado en un suplemento literario de un diario cartagenero que ya no existe; pero no figura en mis libros porque no resultó muy bueno. Y la razón: Que, según el director del citado suplemento, fue escrito con odio, como un instrumento de la lucha estudiantil, bastante ideológica y sectaria, y no con amor…
¿Cuál fue el tema del primer libro que publicó sobre ciencia-ficción?
Mi primer libro fue Glitza (1979) y en él incluí los cuentos que me fueron publicados en el Magazín Dominical durante mi lanzamiento como escritor del género, y dos o tres más que escribí uno o dos años después. El tema de Glitza es el amor y la escritora peruana residenciada en Finlandia y comentarista de Amazing Stories, Tanya Tynjala ha escrito recientemente en la reseña internacional de mi libro La duda de un ángel, que Glitza es uno de los más hermosos cuentos de amor que ha leído…
¿Qué hace para que la musa de la inspiración lo llene de temas sobre el género?
Leer divulgación científica, historia antigua, libros esotéricos y autores de ciencia-ficción y estar pendiente de la vida, que te da los temas que puedes trabajar con el método de la ciencia-ficción. Porque hay que decir que nada más ajeno a la verdad creer que la ciencia-ficción es un género que nada tiene que ver con lo que pasa en el mundo y hasta con el sitio en el que uno vive y trabaja…
¿Cómo surgió la idea de Atlán y Erva su más reciente libro?
Atlán y Erva recoge una serie de cuentos fantásticos y de ciencia-ficción que hubieran estado condenados a no ser conocidos si no es porque Collage Editores me solicita la edición de un nuevo libro. En él hay cuentos fantásticos, fábulas, cuentos de ciencia-ficción con los temas de siempre del género, en especial el de la reescritura de los mitos. Y un relato extenso con el tema del eterno retorno de las civilizaciones…
¿Cuáles han sido sus mayores dificultades para difundir la ciencia-ficción en Colombia?
Mi mayor dificultad ha sido la de ser colombiano. Porque, como decimos en mi tierra, “el indio no cree en el indio” y los editores, libreros, comentaristas, críticos y lectores, no creen en el talento nacional. Durante mucho tiempo yo viví casi en el anonimato y era más conocido en el extranjero gracias a las publicaciones en revistas digitales y en antologías de Argentina, Alemania, Francia, España, Cuba, Finlandia, Suecia, Méjico, Perú y otros países. Sólo hasta hace seis años, con la edición de mi novela Los nuevos iniciados por Pijao Editores, empiezo a ser tenido en cuenta por la industria editorial colombiana.