Por Agencia EFE
Reconoce con un gesto el cansancio que le produce la situación en Cataluña y el malestar que le ha causado decir lo que piensa. "Uno habla, escribe y dice con la sensación de que ya no sirve para nada", se resigna.
Por ejemplo, señala como metáfora, "muchos libreros que hayan leído "La librería" habrán pensado que no es tan buena idea abrir una tienda de libros, pero la gente sigue abriendo librerías. Y la gente sigue diciendo lo que piensa: sólo es cuestión de sentido común, de respeto y de calma", resume.
Coixet, convaleciente de un brazo roto a causa de una caída, conversa con Efe en Madrid, acompañada por la actriz principal, Emily Mortimer, que ha viajado desde Nueva York para apoyar el estreno de la película este viernes en las salas españolas.
"La librería", basada en la novela homónima de Penelope Fitzgerald, cuenta cómo Florence Green (Emily Mortimer), viuda de un soldado de la Segunda Guerra Mundial, consigue abrir una librería en un viejo edificio de Hardborourgh (Inglaterra), en contra de la opinión de la reputada y caprichosa Violet Garmart (Patricia Clarkson), que quiere abrir allí un centro de arte.
Lo que parece una decisión sencilla y casi poética se convierte en misión imposible; a Florence sólo le ampara un ilustrado vecino (Bill Nighy) con el que mantiene una deliciosa relación casi platónica.
"Florence estaba muy enamorada de su marido y guarda de él un gran recuerdo, pero es una mujer modesta, de clase media que intenta llevar una vida normal. Sólo cuando emprende esta lucha por abrir la librería se da cuenta de lo profunda que es la pasión que siente, se sorprende de sí misma, y a los que la rodean, cuando ve lo lejos que está dispuesta a llegar", explica a Efe Mortimer.
Para la actriz británica, las mujeres siguen hoy teniendo las mismas dificultades para lograr sus sueños
"Mi experiencia es que intentar hacer una película independiente te lleva al mismo viaje de Florence, es esta misma historia -enfatiza-, todo el mundo te dice que no, nadie te quiere ayudar, y lo intentas una y otra vez y fracasas casi siempre".
"Te sientes como ella", asegura, a lo que Coixet añade, con un gesto de impotencia que "son relaciones universales; de repente hay una coyuntura de alguien que quiere cumplir un sueño y al otro, pues no le cae bien", y se acabó.
No es la primera vez que la gran lectora que es Coixet maneja y mezcla libros y palabras en sus obras; ya lo hizo en el cine con "La vida secreta de las palabras" (2005) y un poco antes, en 2004, con su adaptación teatral de "84 Charing Cross Road".
"Si alguien me regala un libro que no conozco, y eso es difícil -presume-, si me abre esa ventana, empiezo a ver a quien me lo ha regalado de otra manera".
Coixet ha introducido en la historia a Ray Bradbury, junto a "escritores minoritarios" que nombra Fitzgerald, en parte como homenaje a un autor que la directora considera "infravalorado": "Crónicas marcianas", dice la directora de "Ayer no termina nunca", "tiene capítulos que podrían haber sido escritos hoy mismo".
Pero también es un guiño al cine que le ha "marcado", donde destaca la adaptación de "Farenheit 451" de Bradbury que hizo Francois Truffaut y protagonizó Julie Christie, quien aquí, en la versión original de "La librería" es la voz en off que guía al espectador por lo que ocurre en el interior de Florence.
Un "regalo" de la oscarizada actriz a la directora con la que ya trabajó en "La vida secreta de las palabras". EFE