Leer un buen libro no solo es un placer, sino algo bueno para la salud. Estudios observacionales desarrollados durante más de 10 años, realizados en personas cercanas a la tercera edad, han demostrado que la mortalidad de los lectores habituales se reduce un 20%, algo probablemente relacionado con el efecto protector de la lectura en las habilidades cognitivas, así como en el equilibrio psicológico.
La escritura y la lectura se encuentran entre los grandes logros del homo sapiens y han contribuido a su capacidad para comunicarse y transmitir conocimientos. «La capacidad narrativa, la creación de historias, es mucho más antigua que la invención de la escritura», dice Emanuele Castano, del Departamento de Psicología y Ciencias Cognitivas de la Universidad de Trento, autor de varias investigaciones en esta área.
«La psicología evolutiva considera las historias contadas por nuestros antepasados alrededor del fuego como una actividad que ha permitido la evolución de la mente humana. En cierto sentido, son precisamente las historias las que nos hicieron humanos, dado que transmiten significados e información importantes para la vida social».
«El psicólogo cognitivo Jerome Bruner consideró la narración de historias como la forma en que damos sentido a nuestra experiencia», continúa explicando Castano. «Nuestra investigación es parte de esta línea y arroja luz sobre los efectos que la narrativa tiene sobre los procesos cognitivos: sobre cómo pensamos y no solo sobre lo que pensamos. Hicimos un estudio publicado en la revista Science que muestra cómo los diferentes tipos de historias influyen en la forma en que pensamos. Por ejemplo, las novelas más literarias aumentan nuestra capacidad para comprender mejor a los demás, lo que en las ciencias cognitivas llamamos teoría de la mente. Por el contrario, las novelas de género o más populares no parecen estimular esta capacidad, sin la cual cada interacción diaria, como las relaciones sociales, caería en el caos. La mayor parte de la investigación en este área es en psicología del desarrollo y psicopatología».
Castano ya ha colaborado con algunos colegios de California para comprender si leer novelas puede facilitar el desarrollo de la teoría de la mente y ahora está desarrollando una investigación-intervención similar en Italia, que explorará si leer narrativa puede ser útil en el tratamiento del autismo.
«Mejorar la teoría de la mente es, en todo caso, deseable incluso en adultos sin patologías. Nos ayuda a comprender mejor a los demás, facilita la empatía y el comportamiento pro-social. Obviamente, poder leer la mente de los demás también nos ayuda en la competencia. Las personas con fuertes habilidades de teoría mental tienen mejores resultados en las operaciones financieras. Algunas investigaciones que estoy completando también muestran que la teoría de la mente está en la base del pensamiento estratégico y la inteligencia maquiavélica, es decir, la capacidad de manipular la conducta de otras personas en beneficio propio».
LA LITERATURA AYUDA, LAS NOVELAS DE GÉNERO NO
El trabajo de Castano indica la existencia de una diferencia en el efecto de dos tipos de novela. La novela de género, que tiende a centrarse en la trama y utiliza más personajes unidimensionales y estereotipados; y el literario, que enfatiza la vida interior de los personajes, más compleja, opaca, algo impredecible e incluso más realista.
«La novela literaria utiliza de manera más sistemática un lenguaje que obliga al lector a hacer pausas reflexivas a través de variaciones estilísticas a nivel fonético, como aliteraciones y rimas, omisiones de elementos sintácticos, que el lector debe adivinar, y hace uso de estructuras semánticas como la metáfora», dice Castano.
«Mientras que la novela de género nos tranquiliza en nuestras expectativas y prejuicios», continúa, «la literaria, como otras formas de arte, juega con la incertidumbre y la ambigüedad, contrasta la sensación de familiaridad con los personajes y nos obliga a considerar diferentes puntos de vista y posibilidades. En nuestra última investigación, en colaboración con el filósofo italiano Pietro Perconti, concluimos que estas características también influyen en la complejidad del pensamiento y de los estilos cognitivos. Las personas que leen habitualmente novelas literarias tienen más probabilidades de reconocer la complejidad del comportamiento humano y la dinámica social, mientras que las que prefieren las novelas de género muestran la tendencia opuesta. Pero no se trata tanto de establecer una jerarquía entre los tipos de novelas», matiza el estudioso.
«Desde el punto de vista de la salud mental, las novelas literarias, al cuestionar creencias, patrones y certezas, pueden aumentar nuestra ansiedad existencial», continúa. «Las novelas de género, por otro lado, son tranquilizadoras. Sin embargo, para quienes desean un modelo de sociedad basado en los principios de la democracia libre, una dieta exclusiva de novelas populares puede ser letal. Los grandes problemas sociales y los procesos democráticos no son problemas simples y claros. Por lo tanto, un cierto grado de complejidad de análisis, de escepticismo y una mentalidad abierta a considerar diversas opiniones son valores que hay que nutrir y apoyar. Nuestra investigación sugiere que estos valores son estimulados al leer novelas literarias. Obviamente, otros productos culturales, otras experiencias y, claro, el sistema educativo también juegan un papel fundamental en este sentido. Algunos de los mecanismos sociocognitivos estimulados por la ficción probablemente estén presentes en otros productos culturales y otras experiencias», concluye.
LA GIMNASIA MENTAL NECESARIA PARA APRECIAR LA POESÍA
La neurobiología y la poesía parecen ser dos universos separados por millones de kilómetros, pero si no hubiera un cerebro capaz no solo de producirla, sino también de disfrutarla, la poesía no existiría.
«La poesía es el tipo de ficción más desafiante, capaz de revelar nuevos niveles de significado con cada lectura y relectura», dicen los psicólogos alemanes Arthur Jacobs y Roel Willems en un artículo publicado en la Review of General Psychology, «y hay un nuevo interés en la neurociencia hacia el estudio de las formas en que se produce y recibe la poesía». Su trabajo indica que para comprender la poesía y experimentar plenamente su significado, el lector debe saber cómo realizar una gimnasia mental específica y algo articulada, lo que implica la activación simultánea de diferentes áreas del cerebro.
Por ejemplo, el hipocampo y la corteza prefrontal dorsolateral deben estar activados, pero también la unión temporoparietal, que permite enriquecer la lectura con resonancias provenientes de la propia memoria, o la circunvolución frontal inferior, que participa en la separación de representaciones muy similares, como en la percepción de metáforas.
Los estudios realizados sobre la recepción de poesía se llevaron a cabo con técnicas de neuroimagen a través de las cuales se hicieron comparaciones entre leer poesía y leer piezas en prosa. «El objetivo de estos estudios era descubrir la base neuronal de la conciencia literaria», dicen los dos psicólogos alemanes. «Es decir, la capacidad de considerar, manipular y comprender el significado de textos complejos, que implican un proceso de construcción de modelos flexibles, con el fin de poder ajustarse a hilos de significado cambiante, a la sensibilidad hacia diferencias sutiles en el significado, así como a mayores habilidades de razonamiento social, probablemente basada en la empatía».
LEER EN VOZ A LOS NIÑOS MEJORA SU DESARROLLO
Cuando leemos ficción nos sumergimos en otros mundos que, a menudo, son muy diferentes al nuestro, también viajamos al pasado o incluso al futuro, y todo eso nos obliga a imaginar realidades alternativas a las conocidas, pero sobre todo interactuamos con otros individuos y con una gran variedad de roles sociales alternativos a los reales.
«Todo esto es un proceso de simulación e imaginación contrafactual que nos permite tener experiencias sociales y de relaciones casi como si fueran reales», explica Emanuele Castano. «Cuando leemos cuentos a nuestros hijos con brujas que comen niños y con monstruos terroríficos, les permitimos experimentar emociones fuertes y, por lo tanto, aprender. Un aprendizaje cuyo único riesgo es tener que hacerles un hueco en la cama si tienen miedo esa noche... En los primeros años de vida, incluso cuando los niños ya saben leer, es importante leer con ellos, de modo que aprendan a manejar la atención, comentando las situaciones que experimentan los personajes, estimulando su capacidad de anticipar situaciones y consecuencias».
Los beneficios de leer en voz alta a los niños son objeto de diversas investigaciones, incluso en el campo psicológico. Es el caso de los investigadores de la Universidad de Perugia Federico Batini y Marco Bartolucci, que estudian en varias escuelas las formas de lectura de los maestros. Su trabajo indica que leer en voz alta ayuda a los niños a mejorar algunos procesos de desarrollo importantes, como aprender a comprender sus propias emociones y las de los demás, ampliar su lenguaje y fortalecer las habilidades cognitivas básicas, como la atención, la planificación y la inteligencia verbal.
Tomado de El Mundo