Revista Pijao
Ida Hegazi Høyer: “Literatura es poner magia en las palabras”
Ida Hegazi Høyer: “Literatura es poner magia en las palabras”

Por Maribel Marín

Babelia (Es)

"Ya no hay ni un tú ni un yo, me dijiste, y tuve la certeza de entender a qué te referías”.

Hay frases que dicen mucho y metáforas que cuentan aún más y que, de tan perturbadoras, son difíciles de olvidar. Con un magistral uso literario de un simple anillo de sedal, la escritora noruega Ida Hegazi Høyer (Oslo, 1981) ha construido una angustiosa alegoría sobre el amor tóxico, la violencia machista y la mentira en Perdón, una ficción epistolar sobre la malsana relación entre dos jóvenes que le valió el Premio de Literatura de la Unión Europea en 2015.

La protagonista y narradora de la novela tiene 20 años, trabaja en una guardería, es fácilmente impresionable y quiere con la intensidad con la que se quiere a esa edad; el destinatario de su larga misiva, Sebastián — ¿o se llama Daniel?—, ya cumplió los 25, es —o eso parece— estudiante de filosofía, tiene un elaborado discurso intelectual y oculta un traumático pasado. Se conocen en la playa, se enamoran a primera vista, se comprometen de inmediato y se van a vivir juntos. Él le regala un anillo hecho de un resistente hilo de pescar. Consumida por el amor, ella solo siente una pequeña molestia. Eso al principio. Con el primer desencuentro, la sortija ya la oprime. Y luego llegan las decepciones, las mentiras, que le rasgan la piel y van penetrando en su carne. Su dedo anular se infecta, se hincha… Ella no hace nada: “No quería destruir tu anillo (…) Era sagrado”.

Perdón es la tercera novela de una de las voces emergentes de las letras noruegas, que publicará en otoño su sexta ficción y que llegó a la literatura seducida por la naturaleza camaleónica del ser humano. Hija única de un egipcio y una mujer de origen danés que se conocieron en un ­night club de Oslo, Ida Hegazi Høyer se explica sentada a la mesa de una cafetería de la capital noruega con un excelente inglés por el que no dejará de excusarse a lo largo de toda la entrevista. “Cuando empecé a escribir no fue por la fascinación por la literatura, sino por mi fascinación por la vida humana”, confiesa. “Nunca puedes conocer del todo a alguien. Siempre hay un rincón del alma que no puedes alcanzar. No tenemos una identidad sólida, cambiamos, somos muy adaptables, capaces de todo. No somos de fiar y eso da miedo, pero resulta a la vez fascinante. En realidad, todos mis libros van sobre eso”.

Traducido por Cristina Gómez-Bag­gethun y publicado en España por Nórdica, Perdón es una profunda exploración del hombre desde la arriesgada primera escena que descubre al lector el final de la historia. Una historia con un lenguaje poético que duele físicamente y en la que nadie es lo que parece. Una historia que tiene la tensión de un thriller y la magia del absurdo. Una historia sobre el alcoholismo, el suicidio, la dependencia y la mentira como mecanismo de defensa. “Todos los personajes del libro son culpables, se están causando mucha miseria los unos a los otros, pero son también víctimas. La palabra que les falta pronunciar es ‘perdón’, por eso se titula así el libro”, explica la autora.

Los inicios de Hegazi Høyer en la escritura hay que buscarlos a sus ocho años en el servicio de un apartamento de un distrito de clase obrera en el que vivió temporalmente con sus abuelos. No tenían baño privado, lo compartían con el vecindario. “Es ahí donde me recuerdo escribiendo por primera vez”, cuenta. “Ocultaba un lápiz bajo una pequeña alfombra y me encerraba a redactar pensamientos, pequeñas historias. Recuerdo a mi abuela preguntándome si estaba enferma porque pasaba allí mucho tiempo y, no sé realmente por qué, le mentía y le decía que sí, me resultaba embarazoso contarle que lo que hacía era escribir porque nadie en mi entorno…, no vengo de una familia que tuviera muchos libros en casa”.

La escritura era en ella tan natural que no fue hasta los 21 años cuando la contempló como salida profesional. “Me dije: ‘Lo hago todos los días, debería intentarlo”. Estaba harta de estudiar. Quería conocer mundo y probarse como escritora y durante años lo hizo. Viajó por Asia, Europa, Suda­mérica, el norte de África y vivió de todo tipo de empleos alimentarios “no necesariamente estimulantes”. Con 27 años, cuando sus amigos ya habían abandonado la universidad, esta observadora nata se asentó de nuevo en su país para estudiar sociología. Descubrió a Michel Foucault y a Pierre Bourdieu. Descubrió también que la disciplina que había elegido la ayudaba “a sistematizar ideas y pensamientos”.

Su primer intento serio de plasmar su imaginario sobre el papel se saldó en un estrepitoso fracaso. Estaba bloqueada. Era incapaz de acabar la novela en la que había estado trabajando durante meses aislada en una cabaña. Así que se rindió.

“Cuando lo dejé se me abrió una puerta. Empecé a mirar los pequeños textos que había escrito durante aquel tiempo para divertirme. Y pensé: ‘Esto es una novela’. Y esa fue la primera, se la mande a cinco o seis editoriales y tres de ellas quisieron publicarla”.

Hegazi Høyer se levanta y escribe todos los días. Escribe en Nochebuena, en vacaciones… “Mucha gente me dice: ‘¿Por qué no te relajas?’. Y solo puedo contestarles: ‘Escribir es mi forma de relajarme”. Gran lectora de autores noruegos contemporáneos, trabaja a tiempo completo en literatura y se siente una privilegiada por ello. El rico Estado noruego, con un increíble sistema de protección del escritor y la industria del libro, le paga desde hace tres años un sueldo anual del equivalente en coronas a unos 25.000 euros que, junto con los ingresos que obtiene por el programa estatal de compra masiva de libros para las bibliotecas públicas, le permiten experimentar y probarse. Como novelista y también como poeta. Porque ella, ya puestos, aspira a explorar aún más poéticamente el alma humana: “Mi reto es publicar un libro de poesía, pero creo que no soy aún lo suficientemente buena. He estado trabajando en una colección de poemas durante 10 años y quizá en otros 10 esté terminada… Pero al menos estoy contenta de que haya cierta poética en mi prosa. ¿Que si la forma es tan importante como el lenguaje? Quizá más. Si el lenguaje es bueno puedes hacer interesante un trozo de pan. Tienes que poner algo de magia en las palabras. Literatura es poner magia en las palabras”.

Perdón. Ida Hegazi Høyer. Nórdica, 2017. 256 páginas.


Más notas de Actualidad