Revista Pijao
Dolores Redondo: en la piel de 3 hombres
Dolores Redondo: en la piel de 3 hombres

Por Carlos Restrepo

 

Especial para El Tiempo

 

De las estructuras de clanes matriarcales del valle de Baztán, en el norte de España, en la frontera con el Pirineo francés, la escritora española Dolores Redondo da un giro de 180 grados con su novela más reciente. Con la famosa trilogía detectivesca de Baztán (‘El guardián invisible’, ‘Legado en los huesos’ y ‘Ofrenda a la tormenta’), Redondo se convirtió, cuando menos lo esperaba, en una de las escritoras más vendidas de su país. Superó los 200.000 ejemplares.

“Al principio había noches en que me acostaba agotada y me preguntaba a qué horas me sucedió esto”, le comentó a EL TIEMPO cuando visitó Colombia en esa oportunidad para presentar su saga.

 

Pero Redondo no para de seguir cosechando frutos. Su novela más reciente, ‘Todo esto te daré’, fue galardonada a finales del año pasado con el Premio Planeta de Novela, que entrega la segunda bolsa más cuantiosa luego del Nobel: 600.000 euros.

 

En esta nueva historia, que lleva varios meses en el listado de los más vendidos en España, la autora continúa en el género negro, pero en esta oportunidad se dio el gusto de experimentar en dos terrenos diferentes: con la voz masculina, y se traslada a Galicia. A falta de un hombre, Redondo se mete en la piel de tres, diametralmente opuestos, que se encuentran en la vida cuando el protagonista, Álvaro Muñiz de Dávila, muere. Por diferentes razones, estos personajes se habían cruzado en la vida de Muñiz y serán los encargados de reconstruírselo al lector.

 

“La historia me da la posibilidad de hablar desde la perspectiva de hombres con personalidades distintas. Porque es cierto que la novela trata de un crimen, de la codicia y de una poderosa familia. Pero, sin duda, la magia reside en esta amistad contra pronóstico que va a surgir de Nogueira, un guardia civil que acaba de jubilarse; de Manuel Ortigosa, un escritor homosexual que llega a la Ribeira Sacra, y de Lucas, un sacerdote católico de esos que regentan santuarios gallegos, con tantísima tradición cultural en la zona”, explica la autora. En conversación con este diario a su paso por Bogotá, durante la gira por la región para presentar el libro, Redondo resalta su interés de poner como telón de fondo la fuerte tradición cristiana de la zona, para tocar el concepto de la doble moral humana.

 

El título de la novela tiene una génesis particular. ¿Cuál es?

 

“Todo esto te daré”; para los que sean algo conocedores de la Biblia, quizás hayan reconocido la cita. Son palabras que el demonio le dice a Jesús cuando está en el desierto. Es una tentación de codicia. El demonio le enseña todas las riquezas del mundo y le dice: ‘todo esto te daré, pero a condición de que te postres ante mí y me adores’. Y Jesús lo rechaza. La novela va precisamente de esa idea de aquellos que aceptan vivir su vida arrodillados ante esta proposición de codicia y pagan un altísimo precio por eso, pero también de los que deciden no hacerlo. Es una novela que bebe de mis primeras inspiraciones en lectura. Al principio tengo un par de citas sobre Agatha Christie y otra de una de mis novelas favoritas – ‘El Padrino’, de Mario Puzo–, que además refleja el peso del apellido, los pecados de los padres que terminan pagando los hijos o el peso que supone pertenecer a una estirpe, que a veces es privilegio y que en otras es una terrible loza.

 

Álvaro Muñiz fue el amor de Manuel Ortigosa. ¿Cómo surgió la idea de este amor homosexual entre dos hombres mayores?

 

Partimos del momento en que Manuel queda viudo. Y creo que da exactamente igual que haya enviudado de un hombre que de una mujer. Porque lo que surge del momento en que se pierde a quien más se ama es absoluto dolor y desolación. Que aquí viene aumentado cuando Manuel, el viudo, piensa que Álvaro lo ha engañado toda su vida. Porque va a descubrir, primero, que llevaba una doble vida, y que no le había contado a su familia que estaba casado. Pero Álvaro tampoco le había contado a Manuel que seguía regentando los negocios familiares, ni siquiera el título nobiliario de la importante familia a la que pertenecía. Así que el tema de que sea una pareja de hombres es solo un punto de atención, pero la novela es ante todo sobre la codicia y el engaño.

 

Es interesante cómo, mientras la trama avanza, los tres hombres protagónicos (el viudo, el oficial y el cura) se van despojando de sus prejuicios…

 

Cuando Manuel encuentra toda esta red de mentiras alrededor de la muerte de Álvaro, su primer impulso es regresar a su vida y esconderse en la literatura, a la que a su vez había llegado huyendo de otro dolor inmenso. Sin embargo, decide quedarse luego de la sospecha de Nogueira –el guardia civil–, que le cuenta que puede ser que a su marido lo hayan asesinado y tiene algo que ver con esta poderosa familia. Manuel es un buen hombre y no puede volver a su casa con el peso a su espalda, de la posibilidad de un asesinato de su pareja, sin él hacer nada.

 

Pues esta poderosa familia ya ha usado su poder para que la investigación se archive. Y ellos dos emprenden la investigación, junto al padre Lucas –amigo de infancia de Álvaro– que es además la luz de esperanza de la novela.

 

¿Cómo fue girar a una historia contada por hombres?

 

Desde la trilogía de Baztán, aunque la protagonista es femenina, hay bastantes personajes masculinos, y me había quedado con las ganas de explorar esas voces masculinas. Así que Manuel fue el menos complicado, porque en parte bebe de las mismas fuentes que yo, es un escritor y puedo comprenderlo. Costó más, aunque fue divertido, hablar desde la voz de Nogueira, abiertamente homófobo, pero que también tiene una parte de mí: esa voz que contesta y que no acepta dos varas de medir dentro de la sociedad. Y luego también soy Lucas en la parte de fe en la humanidad.

 

Más allá de la historia de amor homosexual, está el dolor del engaño en el amor, que se aplica a cualquier tipo de relación...

 

Es absolutamente universal. Quién no se ha sentido engañado en el amor. En el tiempo en que estuve investigando, sobre todo para mi anterior novela, muchos policías me decían que una de las partes más críticas, cuando se está investigando a alguien que ha muerto y su vida pasada, es lo terrible que les resulta a las familias descubrir un montón de cosas que no sabían de su ser querido. Esto me hizo pensar: ¿cuánto conocemos a la persona que tenemos al lado? ¿Conocemos todos los secretos de nuestra pareja? Pero la otra pregunta: ¿queremos conocerlos?

 

En la trama están presentes la tradición religiosa y el catolicismo. ¿Qué buscaba?

 

Ese tema está además visto desde dos posiciones. Por una parte, el padre Lucas representa el sacerdocio visto desde la fe auténtica y desde quienes de una manera natural se han acercado a esta práctica. Y les encanta lo que hacen. Por otra parte, aparece también la Iglesia, representada en sus horas más bajas, tocando temas de abusos. Pero lo difícil no es ese tema, sino el encubrimiento. Así que he querido representarlo desde la autenticidad y desde la reconciliación, y también sacar los trapos sucios y admitir que hay cosas mal hechas.

 

En alguna entrevista sobre esta novela, usted comentó: “En el dolor nos igualamos todos”...

 

Es que es algo muy bonito porque además lo he sentido. Hace unos meses que la novela salió en España, y ya he tenido muchas ocasiones de encontrar lectores, como un señor que perdió a su esposa, que se me acercó y me dijo que se había sentido exactamente como el protagonista. Y esto es dar un paso porque está admitiendo que todos somos iguales, y que al final la pena y el dolor son los mismos para todos.

 

Llama la atención por qué quiso abordar en esta novela la homosexualidad desde la adultez...

 

Es cierto que en la mayoría de los casos, las novelas sobre homosexualidad tocan el momento del descubrimiento de la propia identidad o el momento muy duro de hacerlo público al mundo. Pero quería precisamente hablar de la normalidad. De la gente que ya lleva muchos años teniendo una vida que es igual a la de todo el mundo: que consiste en hacer la compra, ir a trabajar, sacar la basura, cuidar al perro, pagar las facturas y tener discusiones.

 

¿Por qué quiso ubicar la historia en la Ribeira Sacra de Galicia?

 

Para mí, el escenario, como en mis otras novelas, es importante. No es un mero telón de fondo por donde transitan los personajes. Busco lugares muy exigentes para la vida cotidiana porque forjan el carácter de las personas que han vivido ahí. Tú dominas la tierra y la tierra te domina a ti. Esto ocurre en el corazón de Galicia. Es una zona donde confluyen dos ríos, muy húmeda, y el trabajo de los agricultores es muy duro. Pero además, en ese sector se han extendido las familias nobles; y para que el lector se haga una idea, son como pequeños pueblos dentro de los dominios de los palacios. La familia de mi novela son nobles españoles, como si se tratara de una gran familia de terratenientes, que a veces son bondadosos pero también son abusadores.

 

Detrás del drama personal está también presente la idea de la impunidad y la codicia...

 

Que es absolutamente actual. Y somos muchos los que tenemos la sensación de que hay dos varas de medir. Y quizá Nogueira es el que no se conforma con esto de que como es la costumbre debemos admitirlo. Porque esto da pie para que se continúe. Si alguien ha cometido algún delito, pues tiene que pagar como todo el mundo. Y por desgracia sigue apareciendo en la prensa ese hijo de un alcalde o millonario detenido a gran velocidad en una calle, que queda libre.

 

Imagino que cada libro es una nueva vuelta de tuerca en torno a la novela negra, que tanto le apasiona. ¿Cómo se sintió en esta?

 

Lo cierto es que en esta novela me sentí mucho más cómoda que en la trilogía anterior, donde me tenía que contener al deseo de abrir una nueva galería para explorar situaciones. Aquí, la historia que quería contar estaba clara y la dejé fluir, porque ha sido toda una aventura explorar cómo estos hombres se encontraban y desencontraban y cómo todos estaba llenos de prejuicios.


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