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Jo Nesbo: 'El papel sigue siendo la mejor interfaz'
Jo Nesbo: 'El papel sigue siendo la mejor interfaz'

Por The New York Times Book Review

Se ha convertido en el rey del noir con la serie, que ya va por la octava entrega, del detective Harry Hole. Jo Nesbo (Oslo, 1950), que era en realidad un músico, es uno de los autores noruegos más vendidos junto a Karl Ove Knausgard. En su última entrega, La sed, el detective Hole se enfrenta a un asesino en serie con matices vampíricos. Mientras publica su siguiente obra el autor habla sobre sus lecturas favoritas.

Pregunta.- ¿Qué libros tiene actualmente en su mesilla de noche?

Respuesta.- Hay tantos que tengo que usar el suelo. Liderando la pila está la autobiografía de Elvis Costello, On Killing. The Psychological Cost of Learning to Kill in War and Society, de Dave Grossman, que lo estoy utilizando como investigación para mi próxima novela de Harry Hole. También está Shark Drunk, de Morten Strokes, una historia de no-ficción sobre dos amigos que se van a pescar. Está lleno de anécdotas personales, hechos sobre la vida marina y de la vida en general a lo largo de la costa de Noruega y sobre la caza de un pez grande que, sospecho, nunca pescarán ni encontrarán. Así que creo que el libro va más allá del mero hecho de la pesca, es sobre estar ahí.

P.- ¿Cuál es el último gran libro que ha leído?

R.- El último que me impresionó fue hace varios años. Mi lucha, de Karl Ove Knausgaard, el primero de sus seis libros. Tras las 20 primeras páginas concluí que era una buena novela aunque el resto de la novela no estuviera al mismo nivel. Estaba muy cerca.

P.- ¿Qué novela clásica ha leído recientemente por primera vez?

R.- Aún sigo leyendo Ilusiones perdidas de Honoré de Balzac. Soy un lector lento y leo también otros libros por lo que lleva en la pila desde hace un año. A veces los periodistas me califican como escritor prolífico, lo cual no sé si es positivo o ligeramente negativo. En cualquier caso, no soy prolífico, Balzac lo era. Despierto toda la noche, café, más café, noche tras noche, año tras año. Así es como se escriben 85 novelas, la mayoría de ellas volúmenes gruesos, investigados densamente con información detallada acerca de todo. ¿Hubieran sido mejores sus novelas si hubiese dedicado el mismo trabajo en escribir tan solo 42? Quizá sí, quizá no.

P.- ¿Quiénes son sus escritores noruegos favoritos?

R.- Sobre todo Knut Hamsun. También me gustan autores contemporáneos como Per Petterson, que ha escrito Salir a robar caballos, Johan Harstad, autor de Max, Mischa and the Tet Offensive y Lars Saabye Christensen, que ha escrito El hermanastro.

P.- ¿Quiénes son sus autores de crímenes preferidos?

R.- No leo tanto crimen ficcional. Nunca lo he hecho. Excepto por Jim Thompson, de quien he leído casi todo lo que ha escrito. Mi escritor noruego de novela negra favorito probablemente sea Karin Fossum. Me gustan Dennis Lehane, Lawrence Block, Michael Connelly y James Lee Burke. Y hay más. Bueno, vale, me doy cuenta de que sí leo crimen.

P.- ¿Qué lee cuando está trabajando en una novela? Y, ¿qué tipo de lectura evita cuando está escribiendo?

R.- No tengo ninguna regla para ello pero por razones prácticas puede que lea no-ficción a modo de investigación sobre lo que estoy escribiendo. Soy consciente de que las cosas que leo, escucho y veo influyen en mi escritura pero no soy tan estricto con mi dieta. Quiero decir, es un proceso orgánico. Vives, asimilas y evalúas y tus reacciones terminarán de manera misteriosa en tus propias páginas. Pero no sé si es aconsejable leer una buena novela para inspirarte, una mala para sentirte mejor con lo que estás escribiendo o no leer. De cualquier manera, creo que la idea de ser puro es naive.

P.- ¿Qué es lo que más le conmueve en la literatura?

R.- No tengo ni idea. Creo que por eso me conmueve, no lo veo venir. Conmoverse es agotador y soy vago así que cuando siento que el escritor está yendo a por mi corazón mi guardia emocional se pone en alerta. Pero píllame con la guardia baja y ese pequeño detalle, esa frase que dice algo verdadero, que muestra tristeza, esa dulzura que sabe a tristeza, me llegará en un segundo.

P.- Cómo le gusta leer, ¿en papel o electrónico? ¿Un libro cada vez o varios? ¿Por la mañana o por la noche?

R.- Los leo en papel pero no porque no me guste el libro electrónico o los audiolibros, para mí es la historia, no el medio. Simplemente creo que el libro sigue siendo la mejor interfaz. Si inventan algo nuevo, me convertiré. Es lo que me pasó cuando me di cuenta de que mi fonoteca era Spotify y no mi colección de discos y vinilos. Es triste, vale, pero no es para tanto.

P.- ¿Cómo organiza sus libros?

R.- Alfabéticamente. Pero tengo libros por todas partes y es demasiado trabajo reorganizarlos constantemente así que de vez en cuando construyo nuevas estanterías y empiezo una nueva colección por la A. Tengo unas cuatro ya. Mi madre era librera, seguramente no lo aprobaría.

P.- ¿Qué le sorprendería a la gente encontrar en sus estanterías?

R.- Leo de todo y no creo que nadie se sorprendiese. Vale, tengo un libro sobre reparación de coches. Nunca he reparado un coche. Ni si quiera tengo coche.

P.- ¿Cuál es el mejor libro que le han regalado?

R.- Para mí 40 cumpleaños sugerí a los invitados que me insistían en hacerme un regalo que trajeran un libro que creían que debía leer. Podían coger uno de su librería y escribir una frase o dos explicando por qué ese libro. Comprensiblemente algunos de ellos trajeron ediciones nuevas, porque quieres conservar los libros que significan algo para ti, los que tienen manchas de café, notas y páginas rasgadas. Yo al menos lo haría. Da igual, la colección de libros de ese cumpleaños sigue siendo la mejor colección que tengo.

P.- ¿Qué tipo de lector era de pequeño? ¿Qué libros infantiles o autores se han quedado?

R.- Era el tipo de niño que jugaba al fútbol gran parte del tiempo. Aún recuerdo que mis hermanos y amigos me llamaban ratón de biblioteca así que supongo que lo era. Me encantaba, también hoy en día, Mark Twain.

P.- ¿Qué libro recomendaría al primer ministro noruego? Y, ¿al presidente americano?

R.- No creo que el primer ministro se dejara aconsejar por mí. Cuando conocí a nuestro anterior presidente, Jens Stoltenberg, me contó que en su primera reunión con el rey en el Palacio Real el rey le preguntó, quizá para hacerle sentir más a gusto, si estaba leyendo algo interesante. Este le contó, sin pensarlo, que The Redbreast, una de mis novelas. Cuando el rey le preguntó sobre qué trataba Stoltenberg recordó que habla sobre matar al rey y a la familia real entera.

P.- En una cena literaria, ¿a qué tres escritores, vivos o muertos, invitaría?

R. - Charles Bukowski, Jim Thompson y Ernest Hemingway. En parte porque admiro sus obras, en parte porque no sé cocinar y para esta fiesta no creo que tuviera que hacerlo.

P.- Decepcionante, sobrevalorado o simplemente no da la talla. ¿Qué libro que creía que le tenía que gustar no lo hizo? ¿Recuerda el último libro que abandonó?

R.- Me cuesta dejar los libros sin acabar, aunque resulte algo pretencioso. Me acabé incluso El alquimista de Paulo Coelho, sobre todo, porque era corto. ¿Libros que se supone que me tienen que gustar? Bueno, recuerdo haber lanzado contra la pared Ruido de fondo de Don De Lillo. Pero seguí leyendo porque pensé que habría recompensas, gemas escondidas. Y sí, al final merece la pena leer esas perlas a través de un diálogo medio inteligente, medio cómico.

P.- De los libros que ha escrito, ¿cuáles son sus favoritos o el que más significado tiene?

R.- The Redbreast fue mi tercera novela sobre Harry Hole y mi progreso como escritor. Sucede en el Oslo actual pero hay ecos de la Segunda Guerra Mundial cuando Noruega estaba ocupada por Alemania y los jóvenes noruegos, por diferentes razones, se alistaron con los alemanes para combatir a los rusos, que comparten frontera con Noruega y los consideraron una amenaza para la soberanía del país. Por otro lado, eran quienes ejercieron un activo movimiento de resistencia. Mi padre tenía 19 años cuando voluntariamente se unió a los alemanes y luchó en las trincheras a las afueras de Leningrado, mientras que mi madre, como mujer joven, hacía recados para su familia, que estaban en el movimiento de resistencia. Sí, es personal.

P.- ¿Quién le gustaría que escribiera su biografía?

R.- Alguien tan malo que no sería publicado.

P.- ¿Cómo decide qué es lo próximo que va a leer? Son reseñas, el boca a oreja, libros de amigos, libros para investigar... ¿depende del momento o lo planea con anterioridad?

R.- Excepto cuando voy a estudiar no planeo mis lecturas. Leo cualquier cosa que esté en la parte superior de la pila del suelo de mi habitación. Cómo han llegado ahí es, a veces, difícil de saber.

P.- ¿Qué es lo próximo que va a leer?

R.- No tengo ni idea. O déjame ver... tengo la biografía de Keith Richards en la pila. El libro es sorprendentemente voluminoso para un hombre que dice haber perdido gran parte del siglo anterior.


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